La Jornada / David Brooks
- “Es mensaje al mundo, en tiempos peligrosos, de la fortaleza estadunidense»
- George W. Bush critica las medidas antimigrantes, antislámicas y contra medios
- Histórico aumento de 54 mil mdd al gasto militar; tenemos que ganar guerras de nuevo
- Presupuesto de Trump privilegia las armas sobre la diplomacia
- Grandes recortes al Departamento de Estado, incluidos los programas de ayuda al exterior
- Más de un centenar de generales piden al Congreso oponerse a la propuesta del presidente
Nueva York.
El presidente Donald Trump proclamó este lunes que privilegiará las armas sobre la diplomacia en su política global, y propuso un incremento “histórico” del gasto militar al prepararse para su primera actuación este martes ante el Congreso, donde el tema será “la renovación del espíritu americano”, pero aparentemente las cosas están tan mal que el ex presidente George W. Bush se vio obligado a romper el silencio para presentarse como defensor de la democracia estadunidense ante el comportamiento de los nuevos ocupantes de la Casa Blanca.
Al presentar elementos de su primer presupuesto federal, el presidente está buscando lo que llamó un incremento “histórico” del gasto militar por 54 mil millones de dólares respecto de lo anteriormente proyectado. El total, bajo esta propuesta, llegaría a 603 mil millones, un nivel récord. Ese monto adicional será recortado de otros rubros del gasto federal, incluida una dramática reducción en el presupuesto para operaciones diplomáticas, incluidos los programas de asistencia exterior del Departamento de Estado.
El gasto militar estadunidense es mayor que el total combinado de los siguientes siete países con los presupuestos militares más altos del mundo.
El Congreso tiene la última palabra en la aprobación del presupuesto, proceso que puede tardar meses, en el cual se puede modificar y renegociar cualquier rubro del presupuesto. La propuesta detallada se espera en las próximas semanas; lo de hoy fue sólo un adelanto de algunos aspectos generales.
Trump declaró que su presupuesto incorpora un “incremento histórico en el gasto de defensa para reconstruir las mermadas fuerzas militares de Estados Unidos”. En comentarios ante una reunión de gobernadores, agregó que esto “es un mensaje al mundo, en estos tiempos peligrosos, de la fortaleza, seguridad y determinación estadunidenses”.
Y concluyó: “tenemos que empezar a ganar guerras de nuevo”.
Ademas de una posible reducción hasta de 30 por ciento en el presupuesto del Departamento de Estado, lo cual implicaría una restructuración y hasta eliminación de varios programas de esa dependencia, los recortes equivalentes al incremento militar propuesto serán obtenidos a costa de profundas reducciones en varias partes del gobierno federal, como la Agencia de Protección Ambiental (EPA), informaron de manera oficial altos funcionarios del gobierno de Trump.
Más de 120 generales y almirantes –entre ellos el ex jefe del estado mayor George Casey y David Petraeus, quien estaba considerado para un puesto de gabinete en este gobierno– llamaron este lunes al Congreso a oponerse a reducciones en la diplomacia, que incluye la asistencia exterior, y afirmaron que “elevar y fortalecer la diplomacia y el desarrollo junto con la defensa es crítico para mantener seguro a Estados Unidos”. Agregaron que muchos de los problemas que enfrenta este país en el mundo “no tienen sólo una solución militar”.
Por otro lado, los líderes de la oposición demócrata del Congreso denunciaron la propuesta. “Una reducción de 54 mil millones hará daño extenso y perdurable a nuestra capacidad de atender las necesidades del pueblo estadunidense y ganar los empleos del futuro”, declaró Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.
Pero Mick Mulvaney, director de la oficina de presupuesto de la Casa Blanca, afirmó que la propuesta general de Trump cumple con las promesas del presidente. “Da prioridad a la reconstrucción de nuestras fuerzas militares, que incluye restaurar nuestras capacidades nucleares, la protección de la nación y el aseguramiento de nuestras fronteras, aplicar las leyes que ya están aprobadas (esto es casi siempre una referencia a medidas antimigrantes), cuidar a nuestros veteranos e incrementar la opción de escuelas (frase que se refiere a la privatización de la educación pública)”.
A la vez, Trump pretendió este lunes avanzar sobre su otra prioridad: desmantelar la reforma de salud conocida como Obamacare, uno de los logros más importantes de su antecesor en la Casa Blanca. En una reunión con representantes de las aseguradoras de salud más grandes del país y gobernadores, Trump dijo que se está avanzando, aunque comentó que “nadie sabía que (el tema) de salud podría ser tan complicado.
En el Capitolio
En su primera presentación ante una sesión conjunta del Congreso, Trump “presentará una visión optimista del país”, con una “agenda audaz”, adelantó su vocero Sean Spicer. Agregó que “escucharán mucho sobre inmigración y hablará de por qué importa”.
Enfrentará un Congreso dominado por su partido, pero que no necesariamente es aliado incondicional en toda su agenda, incluido el presupuesto.
Los demócratas también tendrán que decidir qué tácticas emplearán para enfrentar la agenda legislativa que impulsa el presidente. Algunos ya invitaron a huéspedes especiales al acto, entre ellos un doctor de origen iraquí y una ciudadana hija de refugiados palestinos, como ejemplos de los que resultan afectados por las medidas anti-migrantes y antimusulmanas del presidente.
Trump no ha podido gozar de la tradicional “luna de miel” durante sus primeros meses, y aunque afirma que tiene un mandato para hacer todo, llega con un capital político limitado y hasta dañado. Cuenta con el nivel de aprobación más bajo de cualquier presidente novato en la historia moderna.
A la vez, poco a poco está integrando su gobierno. Este lunes el Senado ratificó a Wilbur Ross como secretario de Comercio, otro multimillonario para su gabinete, el más rico en la historia. Se espera que Ross será parte clave del giro en la política comercial de Trump, incluida la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
¿Bush al rescate?
El ex presidente George W. Bush se atrevió este lunes a comentar en público sobre Trump, aunque obviamente de manera indirecta. “Yo estoy a favor de una política migratoria que da la bienvenida y defiende la ley”, declaró en entrevista en el programa Today de NBC, en respuesta a cómo percibía las órdenes ejecutivas de Trump. Afirmó que la “libertad religiosa” es una base fundamental “de nuestras libertades”, en referencia a medidas y declaraciones antimusulmanas.
Y sobre los medios, en el contexto del ataque de Trump, Bush afirmó: “yo considero a los medios indispensables para la democracia… necesitamos medios independientes para obligar a que gente como yo tenga que rendir cuentas. El poder puede ser muy adictivo y también muy corrosivo”, continuó. Indicó que “es difícil decir a otros (en otros países) que deben tener una prensa libre e independiente cuando nosotros no estamos dispuestos a tenerla”.