La compañía de marketing digital belga Newfusion implantó unos microchips a ocho de sus trabajadores, según informó el periódico local Le Soir. Pero, ¿cuál es la razón detrás de esta decisión?
De acuerdo con el medio, el objetivo de estos implantes es sustituir a las tarjetas de identificación de los empleados, lo que les permite entrar en la oficina, así como acceder a su ordenador. Cada chip subcutáneo tiene el tamaño de un grano de arroz y cuesta unos 100 euros.
«Nadie está obligado. Se trata de un proyecto voluntario. La idea proviene de un empleado que a menudo se olvidaba de su tarjeta», según declaró el presidente de la empresa, Vincent Nys, a la cadena belga VRT.
Subrayó que los empleados que no desean someterse al implante pueden adquirir un anillo que cumplirá con la misma función. En lo que respecta a la seguridad de la información personal, afirmó que «un iPhone es diez veces más peligroso».
Los chips de este tipo se utilizan desde hace varios años en EEUU, sin embargo, están prohibidos en los estados de Wisconsin y California. El hecho es que los expertos en medicina todavía no han llegado a un consenso con respecto a la influencia del chip en la salud humana.
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