Con todas las críticas a que está generando el presidente de EE.UU. al poco tiempo de iniciar su mandato, merece la pena recordar que la Constitución del país contempla distintas vías para destituirlo del cargo.
RT.-El nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, está siendo criticado tanto por los medios de comunicación como por políticos de todo el mundo. Tampoco faltan los ataques por parte de miembros de su propio partido, mientras que ya hay quienes pronostican que el líder de EE.UU. no llegará a completar su mandato. Por todo ello, conviene recordar que las leyes norteamericanas contemplan distintas vías mediante las cuales se puede obligar presidente del país a dejar el cargo.
La 25.ª Enmienda
Una de ellas se encuentra recogida en la Sección 4 de la 25.ª Enmienda a la Constitución de Estados Unidos. Esta cláusula permite destituir al jefe de Estado norteamericano sin recurrir al procedimiento de impugnación formal conocido como ‘impeachment’.
«Cuando el vicepresidente y la mayoría de los principales funcionarios de los departamentos ejecutivos o de cualquier otro cuerpo que el Congreso autorizara por ley trasmitieran al presidente pro tempore del Senado y al presidente de debates de la Cámara de Diputados su declaración escrita de que el presidente está imposibilitado de ejercer los derechos y deberes de su cargo, el vicepresidente inmediatamente asumirá los derechos y deberes del cargo como presidente en funciones», estipula la traducción del documento al español del sitio de los Archivos Nacionales y Administración de Documentos de EE.UU. (NARA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, aunque los diputados decidan recurrir a esta medida, hay que tener en cuenta que «si el Congreso, en el término de veintiún días de ser recibida la ulterior declaración escrita o, de no estar en sesión, dentro de los veintiún días de haber sido convocado a reunirse, determinará por voto de las dos terceras partes de ambas Cámaras que el presidente está imposibilitado de ejercer los derechos y deberes de su cargo, el vicepresidente continuará desempeñando el cargo como presidente actuante; de lo contrario, el presidente asumirá de nuevo los derechos y deberes de su cargo».
La conclusión es la siguiente: la cúpula del poder estadounidense sí puede ‘despedir’ a Donald Trump alegando que está incapacitado para desempeñar las funciones de mandatario del país, pero el proceso fracasará si el magnate logra probar lo contrario durante los ventiún días siguientes.