Isidro era hijo de Julio Baldenegro, al que unos sicarios asesinaron en 1986. Ambos fueron líderes de los indígenas tarahumaras que se vienen oponiendo a las talas en sus montañas. Cuando murió su padre, Isidro le sustituyó con la fundación del grupo Fuerza Ambiental.
La ONG Greenpeace ya denunció que la defensa de estos bosques era una causa muy peligrosa: «En años recientes, nombres como los de Ildefonso Zamora, Aldo Zamora, Rodolfo Montiel, Teodoro Cabrera, Isidro Baldenegro y Wilfrido Álvarez se han hecho tristemente célebres. Ellos, al lado de comuneros de diversas regiones del país, decidieron defender sus bosques. Esta labor loable tuvo una lamentable respuesta: represión, tortura, encarcelamiento y en algunos casos la muerte, sólo por oponerse a quienes se dedican a cortar árboles por negocio».
El ahora asesinado había organizado sentadas y marchas no violentas en protesa contra la tala. Fue detenido y acusado por presunto tráfico de droga, pero Amnistía Internacional le declaró preso de conciencia.
El asesinato de Baldenegro es el segundo de un ganador de un Premio Goldman a la defensa del Medio Ambiente. Hace un año fue asesinada la activista Berta Cáceres por intentar paralizar un proyecto hídrico en Honduras, su país.