«Hablamos de una pensión universal al adulto mayor. Los de más de 65 años van a tener el 80% de una jubilación mínima, hayan hecho o no aportes. La pensión universal es el primer paso. Queremos que haya un beneficio universal para todos los adultos mayores, que no dependa de aportes. El 30% de los trabajadores no tiene aportes. Hay gente de 65 años que no tiene ahorros y el Estado no puede dejar a ese adulto mayor. Esa pensión la paga el Tesoro y no los trabajadores«, aclaró.
Las versiones sobre los cambios surgieron luego que el titular del PAMI, Carlos Regazzoni, afirmó en julio que «las personas de 65 años están muy bien y pueden seguir trabajando». En esa época fuentes oficiales del Ministerio de Trabajo que reservaron su identidad habían deslizado que estaba bajo análisis un proyecto para elevarla a 67 años en el caso del hombre y a 62 en la mujer. Sin embargo, esa iniciativa nunca se oficializó.
El año pasado el Congreso sancionó la ley de pago a los jubilados en juicio con el Estado por reajuste de haberes, que en su formato original elevaba a 65 años la edad de las mujeres para poder acceder a una pensión universal, cuando antes era de 60. Como esa propuesta generó críticas de la oposición, el Gobierno aceptó dar una prórroga de tres años a partir de la promulgación de esa norma, que se votó atada al blanqueo de capitales. Pasado el plazo, tanto mujeres como hombres que no poseen los 30 años de aportes deberán poseer más de 65 años para acceder a un 80% de la jubilación mínima. Con esta ley, desde 2019 no rigen más las moratorias para «comprar» a la AFIP los años que faltaban.
La elevación de la edad mínima jubilatoria o los aportes es moneda corriente en Europa en los últimos años. Italia la subió a 66 años y la equiparó entre géneros desde el próximo año 2018. En España se necesitan 67 y 35 años. La misma edad que a los españoles les exigen a los holandeses y dinamarqueses. Francia pasó de 60 a 62 años. A contramano, Alemania la redujo de 67 a 63 años, pero solo en aquellos casos con más de 45 años de aportes.
En América latina la situación es diferente. En Brasil los hombres se jubilan a los 54 años y las mujeres a los 51. En Colombia, para acceder a la pensión de vejez las mujeres necesitan 57 y los hombres 62. En Uruguay se fijó en 60 años para ambos sexos y en Chile es similar a la Argentina, antes de la reforma de Cambiemos: 60 las mujeres y 65 para los hombres.