Su rival, el ultra Norbert Hofer, reconoce su derrota. La victoria del progresista frena el auge de la extrema derecha en el país, que aún así consigue su mejor resultado.

Su rival, el ultra Norbert Hofer, reconoce su derrota. La victoria del progresista frena el auge de la extrema derecha en el país, que aún así consigue su mejor resultado.

Público

4 de Diciembre de 2016.- Alexander Van der Bellen, candidato independiente y antiguo líder de Los Verdes, ha ganado las elecciones presidenciales en Austria. Su rival, Norbert Hofer, representante del partido de extrema derecha Partido Liberal de Austria (FPÖ), ha reconocido su derrota al comprobar los datos de los primeros sondeos.

«Felicito a Alexander Van der Bellen por su éxito y pido a todos los austríacos que sigan unidos y trabajen juntos. Todos somos austríacos, no importa cómo hayamos decidido en las urnas», ha escrito Hofer en un mensaje en Facebook. «Queridos amigos. Os doy las gracias, me habéis apoyado de forma maravillosa y estoy infinitamente triste de que no haya funcionado esta vez. Me hubiese encantado cuidar de nuestra Austria», ha agregado.

Anteriormente, el jefe de campaña de Hofer, Herbert Kickl, ya había reconocido la derrota del ultranacionalista FPÖ, no sin denunciar una «campaña del miedo». «Hofer ha rendido de forma inhumana, no fue una situación fácil, ya que fue uno contra todos. Esto no es el final de historia. El sistema ha logrado una última vez frenar el cambio», ha declarado Kickl. Por su parte, Eva Glawischnig, jefa de Los Verdes, el partido que Van der Bellen dirigió durante años, ha calificado la jornada electoral de un «día histórico».

En sus primeras declaraciones como presidente federal electo, Van der Bellen, un profesor universitario de 72 años, progresista e intelectual, ha subrayado que «Los resultados de estas elecciones son una señal de que mis posiciones proeuropeas son compartidas por la mayoría de los votantes». A su juicio, estas elecciones han enviado «una buena señal a las capitales de la Unión Europea (UE): se pueden ganar unas elecciones con un mensaje proeuropeo», ha afirmado a la televisión pública austríaca ORF.

«Es del mayor interés para Austria, para los trabajadores y el empleo, ser un miembro de la Unión Europea. Un miembro importante y que coopera de forma positiva», ha agregado el político progresista, que desea ser el presidente de todos los austríacos, también de quienes votaron por su rival. «Quiero acercarme de forma activa a los electores del FPÖ, que tienen miedos genuinos, que deben ser tomados en serio», ha declarado. «Mi deseo es que la gente que me encuentre en las calles diga ‘nuestro presidente’ y no ‘el presidente'», ha agregado.

Van der Bellen, que ha logrado reunir el apoyo tanto de su antiguo partido, como del socialdemócrata, los liberales e incluso sectores del Partido Popular, ha logrado mejorar con mucho sus resultados del pasado mes de mayo. Entonces ganó por la mínima unos comicios que fueron impugnados por Hofer y su FPÖ. El Tribunal Constitucional austríaco invalidó esas elecciones y ordenó una repetición por haber registrado irregularidades formales en el recuento del voto por correo. Si hace siete meses el progresista ganó con apenas 0,6 puntos de ventaja y 31.000 papeletas (en un país con 6,4 millones de votantes), en esta repetición su margen de victoria, a la espera de que este lunes se den los datos definitivos incluyendo el voto por correo, rondará los siete puntos porcentuales.

Detrás el 53,3% de votos logrado por Van der Bellen está principalmente el temor de muchos austríacos a un Hofer que durante la campaña jugó ambiguamente con la idea de un referéndum sobre la permanencia de Austria en la Unión Europea (UE). El presidente electo es consciente de que la sociedad austríaca se ha polarizado extremadamente durante esta campaña de casi un año, con mensajes especialmente duros por parte del FPÖ, y mucha violencia verbal en las redes sociales.

El FPÖ ha acusado a Van der Bellen de haber espiado para la Unión Soviética y a su padre, un ruso de origen holandés que se refugió en Austria huyendo de la revolución bolchevique de 1917, de haber tenido simpatías nazis. La llegada de refugiados de Oriente Medio a Austria, unos 90.000 en 2015 y ya casi 40.000 este año, también ha sido usado por Hofer para alimentar el miedo al terrorismo y la potencial islamización de la sociedad.

Van der Bellen, por su parte, no ha dudado en azuzar el temor a una salida de la UE si Hofer entraba en el Hofburg, la sede de la presidencia austríaca.

La elección del jefe del Estado de Austria, un cargo protocolario en un pequeño país de la UE, llevaba semanas siendo analizada como el nuevo campo de batalla del nacionalismo, tras los éxitos del Brexit y del republicano Donald Trump en EEUU. Casi mil profesionales de la comunicación de todo el mundo han estado acreditados para cubrir unos comicios que, en circunstancias normales, apenas despiertan interés fuera de Austria.

El FPÖ ha anunciado que esta vez no impugnará los comicios. A pesar de la derrota de este domingo, los ultras lideran todas las encuestas de opinión ante las próximas elecciones generales con una estimación del 33%. Se encuentran muy por delante de los partidos de la actual coalición de Gobierno, formada por socialdemócratas (27%) y democristianos (19%). Van der Bellen aseguró que si ganaba haría todo lo posible para no encargarle nunca al FPÖ la formación de un nuevo Ejecutivo, ni siquiera en caso de una victoria en las urnas. Hofer criticó esta advertencia por considerarla «antidemocrática».

Políticos de la extrema derecha de Francia, Alemania, Bélgica y Holanda, entre otros países, habían deseado suerte a Hofer, entre ellos el holandés, Geert Wilders, o el portavoz de Alternativa para Alemania (AfD), Christian Luth. También habían dado ánimos al ultra austriaco Marion Maréchal Le Pen, nieta del fundador del Frente Nacional (FN) francés, Jean-Marie Le Pen, y el presidente del partido de extrema derecha de la región belga de Flandes Vlaams Belang (VB), Tom Van Grieken.