Heinz Dieterich
1. Clinton reconoce coup d´etat del FBI
En un desesperado contraataque de último momento para arrebatarle a Trump la Casa Blanca, las cohortes de Hillary Clinton y ella misma, están usando la verdad científica que publicamos hace ya tres semanas (27 de octubre): que el triunfo de Trump se debe a un golpe de Estado, instrumentado por la policía política del régimen, el FBI, encabezado por su director, el republicano James Comey. El 15 de diciembre, en una reunión en el exclusivo Hotel Plaza, a pocas cuadras del Trump Tower, Clinton tuvo que explicar ante los plutócratas, que financiaron con mil millones de dólares su campaña, porque habían perdido su inversión. La respuesta de la excandidata presidencial fue clara: en los Estados en pugna muchos votantes se pasaron al lado de Trump, debido «a la carta enviada por el Director del FBI, Comey». Nuestro análisis, dijo ante los inversionistas, es, que «Comey’s letter raising doubts that were groundless… stopped our momentum.»
2. Paul Krugman refuerza el ataque
Paul Krugman, el pensador de centroizquierda más importante del planeta y premio nobel de economía, reforzó el mensaje un día después en la gaceta global de los neofascistas (neocons), el New York Times: «la subversión electoral» por un poder externo (Rusia) y una «agencia policiaca doméstica fuera de control (rogue)», con «notables simpatías para la derecha excluida (alt-right)», influenciaron el voto en los tres estados decisivos Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, en, al menos el uno por ciento de los votantes. Con este cambio, Trump ganó la votación con unos 80 mil votos, que le dieron la mayoría en el Colegio Electoral.
3. Asalto neocon al Colegio Electoral – too little too late
La contraofensiva de los neocons de Clinton, Bush, Obama, se dirige contra el Colegio Electoral, que nombrará hoy al César del Imperio. Los 538 miembros del Colegio están teóricamente libres de votar según su conciencia. Es decir, podrían votar por Clinton. Pero, el problema es, que no actúan por conciencia o ética, actúan por intereses y corrupción. De ahí que su voto legalizará seguramente el coup d´etat de Trump, nombrándolo formalmente Presidente; pese a que hay cuatro fuertes argumentos en contra de ese voto: 1. Trump perdió las elecciones por casi tres millones de votos populares. 2. Triunfó por un illegal coup d´main (golpe de mano) de la policía política (FBI). 3. Manipuló a los votantes con una sistemática campaña de mentiras y promesas irrealizables. 4. Aún antes de ser Presidente, el nuevo Fuehrer está destruyendo sistemáticamente la institucionalidad de la democracia liberal burguesa y del orden liberal mundial, como demuestran sus nombramientos ministeriales y pasos en la política exterior. Es decir, no sólo pone en peligro el orden y concierto interno de la dictadura más exitosa del Nuevo Mundo, Estados Unidos, sino también la Pax Americana global.
4. La Guerra de Atrición
El tardío y tímido Asalto neocon a la Bastilla del Colegio Electoral fracasará, a diferencia del heroico ejemplo de la Revolución Francesa («Prise de la Bastille»). Entonces, los generales neofascistas (neocons) pasarán a la Guerra de Atrición. Es decir, crearán un escenario político de ingobernabilidad para el bonapartista (populista) de derecha. La narrativa de que Trump es un «agente de Putin» que usurpó el poder con la policía política y el Kremlin, es la bomba de reloj, programada para estallar en el 2018. Otros puntos de ataque son: la obstrucción de los Estados de la Unión bajo control del Partido Demócrata; la inmovilización prolongada de la Corte Suprema; la débil mayoría de tres senadores republicanos en la Cámara Alta; el control del Congreso por el establishment anti-Trump del Partido Republicano; los grandes medios propagandísticos de los neocons, como el New York Times, el Washington Post y las grandes cadenas televisivas, con excepción de las de Murdoch; el Banco Central (FRB); los aliados de la OTAN; el mercado y, quizás el más importante, el patrón de gobernanza autocrática empresarial del Fuehrer. El objetivo estratégico de esta guerra de desgaste está claramente definido: hacer fracasar las grandes prioridades/mentiras políticas de Trump, de-construir su falsa imagen y derrotarlo decisivamente en las elecciones de noviembre de 2018, cuando 435 diputados y 33 de los 100 senadores serán elegidos, junto con unas 39 gobernaturas.
5. Trump perderá la guerra
Los nombramientos de gabinete, hechos por el Fuehrer de manera discrecional y personalista, sin conciliar con el establishment republicano, indican una política de Estado que hundirá al Duterte gringo en sus contradicciones. La economía estadounidense se encuentra en su máximo nivel de rendimiento y cualquier intento de Trump de expandirla más mediante la política fiscal, será combatida por la política monetaria (intereses) de la FED. La repatriación de la manufactura con altos salarios es imposible, porque la ley del valor –el mercado– lo impide. Primera derrota. En la política exterior, el cuestionamiento de Trump de la «one China policy», su acercamiento a Taiwan y la línea roja de guerra nuclear, declarada por Washington en el South China Sea, llevarán a un holocausto nuclear, o a un descalabro para Trump, incluyendo la ruptura con los europeos. Segunda derrota. El nombramiento del neofascista sionista David Friedman como embajador en Israel reactivará todas las fuerzas árabes contra Washington. Su intención de derrocar el acuerdo nuclear con Irán costará a Boeing miles de millones de dólares en ingresos y pondrá al Medio Oriente en la pendiente de una guerra regional con tendencia nuclear. Tercera derrota. Nombrando como Secretario de la Agencia de Protección Ambiental a uno de los principales lobbyistas de la industria fósil; al Ministerio de Trabajo un rancio capitalista anti-obrero; al Ministerio del Exterior un magnate de ExxonMobil; al Consejo de Seguridad Nacional un general paranoico que dice que Nicaragua, Bolivia y Cuba son parte de una conspiración con el terrorismo islámico, todos estos nombramientos le abren frentes de choque con organizaciones sociales y estatales opositores que no podrá controlar.
6. El futuro de Trump
Si existiera una Izquierda revolucionaria en el mundo, que merece el nombre, entonces tendríamos modelos científicos predictivos sobre lo que pasará en la tetrarquía estadounidense en los próximos dos años. Pero, más allá de las simplezas de la teoría de juego, no existe nada. No hay análisis de la evolución del Imperio desde la teoría del caos y de los atractores; o de la geometría de vectores o de los modelos de combinación neuro-difusas. La ciencia avanzada, como la usaron Marx, Engels y Lenin, no existe en esta deplorable «izquierda global». Sin embargo, tal como acertamos el 27 de octubre con el descubrimiento científico de la verdadera causa (golpista) de la derrota de Clinton, podemos predecir también ahora que los vectores de poder de las cuatro fracciones de la clase dominante estadounidense indican, que el proyecto de gobierno del golpista Trump no tendrá éxito. En la lucha entre su proyecto protofascista y el proyecto neofascista de los neocons, el advenedizo usurpador hará adecuaciones sustanciales al poder de facto existente, o terminará como Duterte, su espejismo tropical. En un paseo abrupto hacia un mundo mejor.