Rómulo Pardo Silva
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Un grupo de los más destacados científicos sociales hizo un informe para el poder norteamericano. Respondía sobre la situación en la URSS decenas de años más adelante. Los eminentes estudiosos detallaron los pros y contras futuros en el país comunista. No vieron que se derrumbaría.
Muy pocos doctores de la economía previeron la crisis del 2008.
Sin embargo esas experiencias no han enseñado lo necesario. El tono de analistas serios suele ser algo categórico. No usan con el debido énfasis el quizás, podría, posiblemente, presumiblemente…
Eso es entendible en textos de profesionales a sueldo de instituciones de propaganda política. El fin de la historia fue un error solo de quienes lo creyeron, no de los autores.
Hoy se vive en espera, lo que no es una novedad. Pero quizás frente a cambios radicales, de civilización.
Después del fin de los estados comunistas europeos se produjo una estabilidad global del poder.
Centro en Estados Unidos con sus socios occidentales; reinado del dólar sin respaldo real; financiarización de burbuja; neoliberalismo de fronteras abiertas para el 1%; guerras locales impunes; cultura consumista aceptada por masas mayoritarias…
Aunque en ese estado de dominación casi sin ser percibido surgieron poderes como Rusia, China, India, y hubo cambios ideológicos reformistas en América Latina.
Lo correcto ahora es afirmar que no hay certeza sobre qué pasará con los hechos actuales.
Se prepara una guerra nuclear; Estados Unidos muestra divisiones profundas en su interior y parece encaminado a un ensayo proteccionista; la Unión Europea puede perder al Reino Unido y debate la creación de una fuerza militar potencialmente independiente de USA; India y Paquistán se enfrentan y tienen armas nucleares; Siria, Israel, Turquía, Arabia Saudita, Egipto, los palestinos, los kurdos, son un hervidero de intereses en avances y retrocesos; Japón, India, Vietnam, Filipinas, Australia chocan con China. Solo Moscú y Beijing parecen uniones firmes para poner término al control unipolar occidental.
Y se suman preguntas esenciales que pocos hacen en público.
¿Cuánto tiempo más vivirá la especie humana y sus hermanas, durará el planeta de polos congelados, mares ricos en peces, agua en los países, climas predecibles? ¿Cuándo se acabarán los metales, el petróleo, el carbón, el uranio? ¿Habrá socialismo o fascismo sostenible?
Hay señales de otro futuro. Se puede imaginarlo, pensarlo, discutirlo. Lo que no existe es una ciencia social predictora como se creyó o aún se confía tener.
Los cambios socialistas hay que hacerlos, intentarlos. Sin presumir una garantía histórica.
Por un Movimiento para una nueva civilización, sustentable-solidaria. Socialismo no progresismo.