Por Eduardo Suárez
Han pasado más de un mes desde la jornada electoral pero sólo ahora es posible decir que ha concluido el recuento electoral. El analista Dave Wasserman, que ha ido actualizando los resultados en esta hoja de cálculo, explicó este jueves que están completos. Ya sólo podrían cambiar por una ligera variación por una pequeña disputa en el estado de Nueva York.
El final del recuento permite exponer algunas conclusiones preliminares sobre la carrera presidencial de 2016. Hasta ahora era imposible medir los resultados con los de las elecciones de 2012 porque era como comparar peras con manzanas. Ahora sí es posible evaluar la participación o los márgenes de los candidatos en cada estado. A continuación trazo una primera radiografía del triunfo de Donald Trump.
1. Clinton tuvo (casi) los mismos votos que Obama.
Unas horas después de que la candidata demócrata admitiera la derrota, muchos se apresuraron a señalar que había logrado cinco millones de votos menos que Barack Obama en 2012.
Era un análisis erróneo por prematuro. El resultado final indica que Hillary Clinton se ha quedado a sólo 125.776 votos del registro del presidente y ha sacado más votos que cualquier otro candidato demócrata (excluyendo a Obama) en la historia de la carrera presidencial.
La diferencia entre los votos de Hillary y Obama es tan pequeña que ni siquiera llegaría a una centésima si los dos se hubieran medido en una elección. Clinton movilizó muchos votos pero no los movilizó donde debía como explicaré a continuación.
2. Trump arrasó en los estados decisivos.
La candidata demócrata aventajó en cuatro puntos a su adversario en los 37 estados que no estaban en disputa. Es una cifra idéntica a la que logró Obama contra Romney en 2012.
El problema de Clinton fueron los 13 estados donde la batalla se presentaba más ajustada y donde los candidatos centraron su tiempo, sus anuncios y sus recursos durante la campaña. En estos estados Obama batió a Romney por 3,6 puntos en 2012. Esta vez, en cambio, Clinton sacó casi dos puntos menos que Trump.
No le falta razón al candidato republicano cuando dice que ganó en los lugares donde se desarrolló la campaña. Clinton mejoró el registro de Obama en territorios como Nueva York, Oregon o California pero perdió fuelle en la mayoría de los estados decisivos. Sólo ganó cinco de los 13 y los cinco por un margen menor que el que logró hace cuatro años su predecesor.
3. Los estados del Medio Oeste derrotaron a Clinton.
El triunfo inesperado de Trump se forjó en Pennsylvania, Wisconsin y Michigan: tres estados donde siempre fue por detrás en los sondeos y donde ganó por un margen muy estrecho la carrera electoral.
El candidato republicano ganó por un punto o menos de un punto en cada uno de esos estados pero su éxito no fue una excepción. Según el censo, 12 estados componen la región del Medio Oeste. Trump sólo perdió Illinois y Minnesota y superó el registro de Romney en todos menos en dos.
Clinton sacó casi un millón de votos menos que su adversario y perdió por casi 10 puntos en los estados del Medio Oeste. Los expertos examinarán en detalle en los próximos años el alcance de su derrota en esos estados. Pero un primer análisis indica que su campaña no dedicó los recursos suficientes para contener a su adversario en la región.
4. Clinton lo hizo peor que Obama en 38 estados.
La candidata demócrata sólo superó a Obama en 12 estados y en el Distrito de Columbia, donde se ubica la capital. Su adversario, en cambio, superó las cifras de Romney en 38 territorios y sorprendió en lugares donde pocos esperaban que fuera a hacerlo bien.
Trump mejoró los márgenes de Romney en estados tan republicanos como Dakota del Norte (16 puntos) o West Virginia (15). Pero también en feudos demócratas como Maine (12 puntos), Rhode Island (12) o Hawaii (10). Clinton mejoró con respecto a Obama 30 puntos en Iowa. Pero esa cifra fue el fruto de la irrupción en escena del candidato independiente Evan McMullin y del triunfo apabullante de Romney, que había gestionado con éxito los Juegos Olímpicos de Salt Lake City, había vivido en el estado y era mormón.
5. Las leyes de supresión del voto ayudaron a Trump.
En el gráfico que incluyo a continuación cada punto representa uno de los 50 estados más el Distrito de Columbia. Su posición depende de dos variables. Cuanto más a la derecha está un punto, más ha subido el margen de Clinton en ese estado con respecto al triunfo de Obama en 2012. Cuanto más arriba está un punto, más ha subido en ese estado la participación.
Al margen de la excepción de Utah que he mencionado en el punto anterior, el gráfico desvela un elemento interesante del resultado. Trump mejoró por más puntos el margen de Romney en 2012 en aquellos estados donde la participación fue menor y Clinton mejoró por más puntos el margen de Obama hace cuatro años en aquellos estados donde la participación fue mayor.
En algunas regiones esos cambios se deben a factores espontáneos. Pero la participación cayó o subió muy poco en lugares donde los republicanos habían aprobado leyes para restringir el voto como Ohio, Indiana o Wisconsin.
6. Clinton ganó muchos votos inútiles.
La candidata demócrata superó el registro de Obama en 2012 en 16 estados y también en la capital pero muchos de esos votos fueron estériles. Clinton logró casi un millón de votos más que el presidente en California y medio millón de Texas: dos estados donde nunca estuvo en disputa el resultado electoral.
Florida y Arizona fueron los dos únicos estados decisivos donde Clinton sacó más votos que Obama. Pero en ninguno de los dos estados esos votos fueron suficientes para ganar.
La candidata, en cambio, sacó muchos menos votos que Obama en lugares que definieron el desenlace de las elecciones. Los siete estados donde perdió más votos están ubicados en el Medio Oeste: Indiana, Missouri, Iowa, Minnesota, Wisconsin, Michigan y Ohio. En este último estado, Clinton perdió casi medio millón de votos con respecto a Obama, que batió a Romney por tres puntos y 160.000 votos en 2012.
Una cifra refleja el drama de la candidata demócrata: los 899.503 votos por los que superó a Obama en California le habrían bastado para ganar siete de los ocho estados decisivos que le ganó Trump.
7. Clinton mantuvo el tipo donde viven los hispanos.
Es pronto para evaluar el verdadero rol del voto hispano en la carrera presidencial de 2016. Por ahora los sondeos arrojan cifras contradictorias y habrá que esperar a estudios más profundos para saber exactamente qué ocurrió. Lo que sí podemos decir es que Clinton aguantó mejor en los estados con una gran población hispana: Nevada, Colorado, Arizona, Florida, California o Illinois.
8. Stein y Johnson pudieron decidir el ganador.
En 11 estados la diferencia entre Trump y Clinton fue menor que el porcentaje que lograron los demás candidatos. La inmensa mayoría de esos votos se los llevaron el libertario Gary Johnson y la verde Jill Stein. ¿Influyeron sus candidaturas en el resultado de la carrera? Es imposible decirlo a ciencia cierta pero es posible que sí. Sobre todo a la luz de las cifras en Michigan, Wisconsin y Pennsylvania, donde el resultado se decidió por unas décimas.
Es difícil saber qué habrían hecho los votantes de Johnson o Stein si no hubieran votado por esos candidatos. Algunos quizá se habrían quedado en casa o habrían votado en blanco pero otros podrían haber alterado el resultado electoral.
Ocurrió algo similar en el año 2000 durante la batalla entre el demócrata Al Gore y el republicano George W. Bush. Los votos del ecologista Ralph Nader superaron la diferencia entre ambos en seis estados. Aunque sólo en dos de ellos (Florida y New Hampshire) acabó ganando Bush. Muchos todavía le reprochan a Nader la derrota de Gore.
9. Trump miente al decir que arrasó.
El candidato republicano logró casi tres millones de votos menos que su adversaria pero llegará a la Casa Blanca por la distribución de sus apoyos, que le llevaron a ganar 74 votos más en el colegio electoral.
Trump ha definido el resultado varias veces como una victoria apabullante pero sus palabras no se corresponden con la realidad. A continuación incluyo un gráfico con el margen por el que se decidieron todas las elecciones presidenciales desde el año 1900. Ningún candidato llegó a la Casa Blanca después de perder el voto popular por un margen tan alto como Trump.
El presidente electo tampoco debería presumir de sus 306 votos electorales. Sólo tres candidatos llegaron a la Casa Blanca con el apoyo de menos miembros de colegio electoral: Woodrow Wilson, Jimmy Carter y George W. Bush.