La ex candidata Hillary Clinton culpa al director de la FBI de la derrota.
David Brooks/La Jornada .-
La demócrata y su equipo culpan a todos, menos a sí mismos, según medios
Estoy triste, pero no sorprendido con el resultado, dice Sanders en el NYT
Las fuerzas del odio festejan mientras el miedo sumerge a ciudadanos: Reid
13 de noviembre de 2016.-
Nueva York.
Los demócratas están tratando de entender su tectónica derrota y qué sigue. El post mortem de la elección del martes pasado incluye desde culpar a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) hasta fallas para detectar las dimensiones del hartazgo del electorado blanco, sobre todo de clase trabajadora, y un reconocimiento de que se requiere un liderazgo progresista para enfrentar las consecuencias de la debacle.
Hillary Clinton culpó al director de la FBI, James Comey, de su derrota. En sus primeros comentarios sobre qué sucedió, en una teleconferencia con donantes, comentó que la decisión de Comey, de enviar una carta al Congreso 11 días antes de la elección, descarriló la narrativa que deseaba promover en la recta final de la contienda.
«Hay muchas razones de porqué una elección como esta no es exitosa, pero nuestro análisis es que la carta de Comey, generando dudas sin fundamento, frenó nuestro ímpetu», aseveró, según un donante, reportaron medios aquí. Pero la segunda carta enviada por Comey el viernes antes de la elección, dando a conocer que la nueva información no cambiaba las conclusiones de la investigación previa sobre el uso de su correo electrónico personal cuando se desempeñaba como secretaria de Estado, fue peor en sus efectos, ya que eso sólo nutrió la percepción de que el sistema estaba «amañado», como insistía Trump.
La arrogancia
Pero igual que casi todo su equipo de campaña, desde el fin de su viaje electoral la madrugada del miércoles, Clinton rehusó hacer autocrítica. A lo largo de la semana sus asesores más cercanos, como reportó Político, «culparon a todos, menos a sí mismos», de la derrota. No pocos activistas, tanto en la cúpula como en las bases, expresaron que justo esta arrogancia y renuencia a aceptar la responsabilidad de errores fueron el talón de Aquiles de la candidata, junto con la falta de entender el sentir de bases claves del electorado.
«Millones de estadunidenses registraron un voto de protesta el martes, expresaron su feroz oposición a un sistema económico y político que pone los intereses de ricos y empresarios sobre los suyos», escribió Bernie Sanders, el ex precandidato presidencial que encabezó una insurgencia progresista dentro del Partido Demócrata, en un artículo publicado en The New York Times. «Estoy entristecido, pero no sorprendido por el resultado. No es un shock para mí el que millones de personas que votaron por Trump lo hicieron porque estaban enfermos y cansados del statu quo económico, político y mediático».
Agregó: «Las familias de los trabajadores observan mientras políticos aceptan apoyo financiero para sus campañas de multimillonarios e intereses empresariales», mientras ellos «trabajan durante más horas por sueldos más bajos, mientras ven que empleos que pagan de manera decente se van a China, México o algún otro país de salarios bajos. Están cansados de tener ejecutivos en jefe que ganan 300 veces lo que ellos, mientras 52 por ciento de todo nuevo ingreso se concentra en el uno por ciento más rico».
Sanders indicó: «Estoy muy conmocionado al escuchar historias de estadunidenses que son intimidados y hostigados después de la victoria de Trump; escucho los gritos de familias que están viviendo el temor de ser separadas. Hemos ido demasiado lejos como país para combatir la discriminacion. No iremos para atrás». Señaló que su receta para el futuro, después de la actual derrota, es que «el partido tiene que liberarse de sus vínculos con el establishmentempresarial y, una vez más, convertirse en un partido de bases, de gente trabajadora, los de la tercera edad y los pobres, y abrir las puertas del partido para dar la bienvenida al idealismo y energía de los jóvenes y de todos los estadunidenses que luchan por la justicia económica, social, racial y ambiental».
Por otro lado, uno de los jefes de la campaña de Barack Obama en 2008, David Plouffe, ofreció su diagnóstico sobre la elección. Señaló que él, como muchos en el mundo, esperaba un triunfo «cómodo» de Clinton, pero al final sorprendió Trump, sobre todo por su fuerza en el medioeste, que siempre había votado de manera sólida por demócratas (incluido Obama).
Plouffe hizo un resumen de la combinación de factores que llevaron a la debacle, incluyendo el impacto de la intromisión de la FBI en la elección y las filtraciones de Wikileaks, así como el hecho de que la participación de las bases demócratas «fue muy débil». Esto se debe, en parte, a la falta de entusiasmo por Clinton. Subrayó que «fue una elección de cambio, y sólo había un candidato del cambio». De hecho, agregó, «millones de votantes potenciales para Clinton simplemente se quedaron en casa».
El estratega indicó que la falta de un mensaje convincente y coherente de Clinton, combinado con una campaña que empezó a definirse más por ataques personales y muy poco debate sobre el contenido de propuestas políticas, le dio ventaja a Trump. Informó que las tres cadenas nacionales de televisión, combinadas, dedicaron 32 minutos en sus noticiarios nacionales a cubrir propuestas políticas de los aspirantes.
Harry Reid, el líder de la minoría demócrata en el Senado, quien se jubilará después de este periodo, decidió no hablar sobre los comicios, sino denunciar lo que ha desatado Trump en este país. Acusó que ha «envalentonado a las fuerzas del odio y la intolerancia en Estados Unidos».
En una declaración difundida anoche, Reid aseveró que dichas fuerzas del odio festejan la elección mientras «el miedo sumerge a ciudadanos estadunidenses», sobre todo las minorías. Agregó: «Al ver nacionalistas blancos festejando mientras estadunidenses inocentes derraman lágrimas de miedo, uno no se siente en Estados Unidos».
Habitantes con miedo
Reid añadió: «En las pasadas 48 horas escuché más relatos de habitantes que le tienen miedo a su gobierno y a sus compatriotas que en cinco décadas de vida política. Latinoestadunidenses que temen que sus familias sean desechas, afroamericanos hostigados en la calle, musulmanas temerosas de llevar un pañuelo en la cabeza, parejas gays y lesbianas insultadas a gritos y con miedo a caminar de la mano por las calles. Niños estadunidenses que se despiertan llorando a la mitad de la noche, por el terror de que Trump les va a quitar a sus padres. Muchachas que no pueden entender por qué ha sido electo presidente un hombre que se jacta de agredir sexualmente a las mujeres». Llamó a que Trump asuma la responsabilidad de ello y tome pasos de inmediato para remediarlo.
Pero los demócratas fueron derrotados y Trump no tiene que escucharlos por ahora. Reid, como tantos otros, tiene por el momento un problema más grave en su partido después del desastre que él, como parte de la cúpula de su partido, facilitó.
De hecho hay informes de una rebelión contra la dirigencia del comité nacional del Partido Demócrata después de la derrota inesperada y con varios afirmando, y unos reconociendo, que Sanders debería haber sido el candidato. Ahora figuras progresistas, desde el propio Sanders hasta las senadora Elizabeth Warren, están promoviendo al representante Keith Ellison –primer musulmán electo para el Congreso y copresidente del caucus progresista– para asumir la dirección del comité nacional.