No lo dice a viva voz. Apenas lo esboza con un puñado de íntimos. Pero el presidente, Mauricio Macri, lejos del “mejor equipo de los últimos 40 años”, no está conforme con su elenco de ministros. Una mega estructura de 26 funcionarios de alto rango.
Es que el presidente comenzó a quejarse, por lo bajo aún, por el trabajo de muchas áreas que, considera, no despegan. Uno de los principales apuntados: el secretario de Obras Públicas, Daniel Chain, quien tiene en sus manos, entre otras cosas, la empresa estatal que debe construir cloacas y brindar agua potable (AySA). El nivel de ejecución de las obras que tiene Chain a su cargo están en la mira del presidente. A pesar de los esfuerzos del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para intentar que avancen las obras, el área está funcionando a medias, según se quejó Macri ante varios interlocutores. Se cansó el presidente de las excusas sobre la herencia recibida.
También quedó bajo la lupa Guillermo Dietrich, el ministro de Transporte. El presidente suele mimarlo pero, a la vez, lo empezó a monitorear con más atención a través del vicejefe, Gustavo Lopetegui. La chicana interna del primer piso de la Casa Rosada: que dedicó más tiempo en Vialidad nacional a las denuncias que a las obras públicas. Chicanas de pasillo.
Tampoco está contento con el área de Salud ni con el ministro Jorge Lemus. Le critica la lentitud en la gestión. De hecho, parte de ese conflicto se traslada a la CGT: los fondos para las obras sociales, prometidos en Casa Rosada, vienen con goteo. Los sindicalistas se han quejado.
Otra pata es Producción. Macri se cansó de escuchar empresarios enojados porque el teléfono del ministro Francisco “Pancho” Cabrera suena y suena pero no suele atender. “Pusimos guita para la campaña y ni siquiera nos escuchan”, escuchó el presidente de un industrial preocupado. Ese reclamo se extiende a otras áreas.
No sólo eso: también refunfuñó con Patricia Bullrich, su ministra de Seguridad. No tiene reemplazo para ella. Una salida elegante: que sea candidata el año que viene.
En este contexto, de manera sorpresiva, Macri tuvo buenos halagos hacia el ministro de Energía, Juan José Aranguren. “Se bancó todo”, suele repetir. Claro, el ideólogo de las salvajes subas que fueron frenadas en la Justicia fue el propio presidente y no su funcionario.