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Níkolas Stolpkin

 

Hasta que ocurrió lo que un día sabíamos que iba a suceder. Lo que no sabíamos era que, por esas casualidades de la vida, elegirías irte la misma fecha que elegirías para zarpar de México junto a tus camaradas en el mítico «Granma» (25 de noviembre de 1956) para ir a liberar a tu pueblo de la dictadura de Fulgencio Batista. Ahora has decidido zarpar hacia la eternidad, para de algún modo habitar ahora en cada ser que ha permitido dar espacio a tu ejemplo de dignidad y valentía, así como muchos ya lo han hecho en su momento con Ernesto «Che» Guevara o tu querido amigo, comandante Hugo Chávez Frías.

 

Te mentiría si después de enterarme de tu partida no logré derramar alguna lágrima. Cuando escuché a tu hermano Raúl di por hecho la noticia. En el momento, no sentí mucho tu partida; fue al momento de recordar a ese Fidel junto a sus barbudos en la Sierra Maestra y al entrar triunfante en la Habana que comencé a sentir tu partida; al recordar a ese Fidel haciendo trabajos internacionalista en Africa, al igual como lo hizo mi padre en Nicaragüa a principios de los 80. Fue al recordar a ese Fidel junto a líderes y artistas de renombre; fue al recordar a ese Fidel que terminaba «robando» los titulares de prensa allí donde te hacías presente que comencé verdaderamente a sentir tu partida.

 

Te escribo estas palabras y no puedo evitar estar emocionado. Sé que muchos deben estar sintiendo lo mismo o más.

 

Algunos celebrarán tu muerte, pero estoy seguro que los nuestros celebrarán tu vida, no tu muerte, sino lo que representaste en vida; y lo celebrarán con canto popular, poesía, prosa revolucionaria, en fin, como mereces Fidel.

 

Y es que en verdad no entiendo a los que hoy celebran tu muerte. La celebran quizá porque están llenos de odio y porque en vida no pudieron cumplir sus deseos de verte asesinado o verte tras las rejas. Nosotros, en cambio, celebramos tu ejemplo de vida porque, a pesar de no llevarnos bien con nuestros enemigos, estamos llenos de amor hacia el que ha entregado su vida a los pueblos y oprimidos del mundo entero.

 

Te mentiría si alguna vez no discrepé contigo; con respecto a la lucha armada, por ejemplo, o sobre aquel especulador que bien ensalzaste en su momento. Pero a pesar de todo, tus opiniones, erradas o no, nunca lograron separar mi admiración hacia tu persona. ¿Cómo poder separar el amor hacia un padre? Y es que, si no me equivoco, tú mismo nos habías enseñado a dar la batalla por las ideas.

 

Ahora que has «muerto», tus opositores junto a los Grandes Medios comienzan nuevamente a tirar veneno en contra de tu persona. Y no puedo quedar de dedos cruzados y no dar la batalla de ideas ante tamañas mentiras. Sabes bien que nosotros nacimos para defender la verdad.

 

Te acusan de haber sido un «Dictador», de haber «violado» los Derechos Humanos o de haberte «enriquecido» con la revolución. Y comprenderás que ante tamañas mentiras nosotros no podemos quedarnos callados y dejar que hablen canalladas. Se les responde con inteligencia.

 

Fidel, déjame responderles.

 

¡¡¡Sí, señores. Ha muerto un gran «Dictador», un «criminal!!! Pero fíjense qué «Dictador» más atípico:

 

Exportador de médicos y no de bombas; exportador de liberación y no de guerras; exportador de solidaridad y no de egoísmo; exportador de dignidad y no de entreguismo. Promotor de la educación y no promotor de ignorancia, ni de fiebre consumista.

 

¿Qué dictador podría garantizar a su pueblo educación y salud gratuita, y no permitir que se lucre con ello? ¿Qué dictador en el mundo te siembra dignidad, sabiduría, verdad y no mentiras, humillaciones o fosas comunes?

 

¡¡¡Sí, señores. Ha muerto un gran «Dictador»!!!

 

Es muy curioso, Fidel, que las únicas herramientas que tienen tus opositores es poner delante las supuestas «violaciones» a los Derechos Humanos o el supuesto «enriquecimiento».

 

Te hablan de «violaciones» a los Derechos Humanos… ¡¡¡Fíjate, Fidel!!!! Pero estos «defensores» de los Derechos Humanos se quedan bien calladitos cuando sus «amigos» (¡¡¡sus amos!!!) de Estados Unidos o Europa (la «comunidad internacional») bombardean Yugoslavia, Libia, Siria, Irak, Afganistán, etc….Verdad, se me olvidaba. Todos aquellos bombardeos ha sido «ayuda humanitaria».

 

Te hablan de «Derechos Humanos», pero no dicen nada de las fosas comunes encontradas tanto en México como en Colombia, de miles y miles de muertos, ni de «falsos positivos», desplazados, asesinatos de dirigentes, asesinatos de periodistas, violaciones, amenazas… Verdad, se me olvidaba. Aquellos crímenes no han sido cometidos en dictadura, han sido cometidos en «democracia». Esa «democracia» que tanto desean en Cuba.

 

Te hablan de que no existe la libertad en Cuba, pero omiten que sus verdaderos deseos es que se instale la libre empresa y que haya competencia para que así el pueblo cubano pueda «elegir la educación de sus hijos y pueda elegir el sistema de salud que más le convenga», dejando a un lado la función real que debe cumplir todo Estado y entregando descaradamente la soberanía al gran interés privado.

 

Y es que muchos políticos por estos lados, Fidel, hablan de que te «enriqueciste». No tienen ninguna prueba, pero igual repiten lo que otros dicen. Pero esta «clase política» no habla de que sus mayores ingresos provienen del interés privado, ya que están encargados de diseñarles leyes a la medida para después ser recompensados en alguna gerencia u oficina. «Democracia», Fidel.

 

Ahora Donald Trump habla de que fuiste un «brutal dictador» y que trajiste «pobreza» a Cuba, y los Medios y opositores hacen fiesta. Ignoran la historia, un bloqueo económico, ignoran que Cuba tiene el mejor sistema educativo de América Latina, ignoran que en Cuba no existen niños durmiendo en las calles, ignoran que las drogas en Cuba no son una plaga como en países «democráticos». Y lo peor de todo, es que ignoran que Cuba se rige por un modelo económico socialista y que no existe el circo electoral como existe dentro de un modelo económico capitalista. ¿Qué hacer con semejantes ignorantes? Lo mismo de siempre: repetirles hasta el cansancio verdad sobre verdad, para que puedan ver su propia ignorancia.

 

En fin, gracias, Fidel. Gracias por hacer de Cuba un faro de dignidad en el mundo y por ser inspiración en aquellos pueblos que luchan o que alguna vez lucharon por su liberación. Hasta siempre comandante. Te extrañaremos.

@NStolpkin

 

 

Níkolas Stolpkin

 

Analista político nacional e internacional – Political Analyst – Crítico de política y Cultura Contemporánea – AUTODIDACTA

 

stolpkin@gmail.com