Nikolas Stolpkin
Estados Unidos ya tiene nuevo presidente. Contra todos los pronósticos el millonario Donald Trump se ha impuesto frente a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
«Sorpresa». Que «no supimos vaticinar los resultados». Todo aquello tratarán de imponer los Grandes Medios y que los medios locales fielmente repetirán como buenos papagayos. ¿»Sorpresa»? Para nada. El gran problema es que existe un periodismo mediocre y servil a los grandes intereses. Nada más y nada menos.
Desde el principio los Grandes Medios de Comunicación venían dando como ganadora a la candidata Hillary Clinton y como un seguro perdedor a Donald Trump. Todas las encuestas daban vencedor a la candidata demócrata.
Desde el principio todos los Grandes Medios de Comunicación venían martillando las cartas de Hillary Clinton en contra de Donald Trump respecto a los inmigrantes, no pago de impuestos, el racismo, los latinos, el sexismo, el muro, etc. ¿Lo estamos inventando?
Toda la campaña de Hillary Clinton junto con el apoyo de los Grandes Medios se trató básicamente de meter miedo a los estadounidenses. Los Medios crearon un «monstruo» y lo personificaron en Donald Trump. Que Trump esto y lo otro. ¿Por qué los Medios nunca señalaron responsabilidades de Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado, con respecto a la entrega de armas a «rebeldes» o el bombardeo a Libia? Pero a quién le podría importar las miles de muertes de civiles en Libia ¿no?
Y es que desde el principio se pudo ver en los Grandes Medios de Comunicación todo el apoyo hacia la candidatura de Hillary Clinton. Periodistas, políticos, actores, cantantes, deportistas, intelectuales, todos entregando su apoyo a la candidatura de Hillary Clinton. Incluso el apoyo del presidente Barack Obama y su esposa Michelle no se dejaron esperar. ¿Vimos el mismo apoyo hacia Donald Trump? Pues no.
Donald Trump no necesitaba de todo ese apoyo que le habían brindado a Hillary Clinton. Donald Trump estaba convencido de que había de ganar sin ese apoyo mediático o al restarse algunos de sus pares republicanos. Si había podido construir su imperio económico con su propia inteligencia ¿por qué no ganar la propia presidencia?
Y ya ven. Donald Trump ha vencido limpiamente contra toda esa maquinaria propagandista que apoyaba a Hillary Clinton. Ha vencido solitariamente a la candidata del establishment, la candidata de los neoconservadores, la candidata del «lobby» sionista, la candidata de los banqueros Wall Street.
A quién le prestarías tu arma, ¿a un novato de la política o a un psicópata, asesino en serie, que todos conocíamos? Ese era quizá el riesgo.
Ganó la política del Neo-Realismo, ganó la rabia por sobre la ignorancia.
Y es que en Estados Unidos el «mundo» no gira alrededor de la inmigración, el racismo, el sexismo, etc; el «mundo» no gira alrededor de los «latinos», como bien dieron a entender la CNN en español o los Medios en América Latina para alimentar el «monstruo». No.
Ahora empieza la parte buena. ¿Qué hará Donald Trump? No lo sabemos. Olvidemos, sí, si atrás suyo le han venido siguiendo una tropa de generales y almirantes, como dio a entender en su primer discurso como presidente electo. Lo importante es que el pueblo norteamericano esté primero. Y que en materia de política exterior dé señales reales y concretas de cambio y que no se quede en el mero discurso: «Vamos a llevarnos bien con los países que podamos llevarnos bien. Buscaremos el terreno común, no la hostilidad; alianzas, no conflictos». Rusia está atenta a esos cambios. China está atenta.
También esperamos ver el comportamiento que de ahora en adelante tendrán los Grandes Medios de Comunicación hacia la figura de Donald Trump. No debemos olvidar que la voz de los Grandes Medios es la voz de los Grandes Intereses.
¿»Que Donald Trump va a sacar a inmigrantes ilegales de Estados Unidos»? ¿Qué hay de malo en ello? Cada país tiene políticas al respecto. La gente no pasa libremente las fronteras. América no es Europa. En Europa, por ejemplo, tienen el Acuerdo Schengen, una política que, por lo demás, está caduca y que ha permitido la entrada de miles y miles de inmigrantes. Y ya pueden ver el resultado de esa falta de control que incluso los actuales mandatarios empiezan a revisar.
La «ultra-derecha toma fuerza en Europa», gritan los Grandes Medios. No señores. El Neo-Realismo toma fuerza en Europa. Muchos europeos se están dando cuenta que las políticas de la Unión Europea hoy están caducas y que tienen a sus países amarrados a políticas que no les permite maniobrar de manera independiente. Todos parecieran depender de la Unión Europea.
Y esto mismo que acaba de suceder en EE.UU. es lo que habrá de pasar en Francia más adelante junto a Marine Le Pen, si todo marcha bien. La política del Neo-Realismo se impone. La Unión Europea tiene sus días contados. ¿La OTAN podría tener sus días contados también?
El autor es: Analista político nacional e internacional – Political Analyst – Crítico de política y Cultura Contemporánea – AUTODIDACTA
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