Hersh Zakheim
A falta de propuestas nuevas, para sostener al Capitalismo que declina inevitablemente, sus ideólogos a sueldo, sugieren a los explotados y descontentos del sistema, volver a las ideas románticas y a la libre espontaneidad de la vieja anarquía.
Para empezar, les diré que tengo respeto y afecto por los anarquistas honestos, con los que comparto los ideales humanistas…aunque discrepo a fondo, con los métodos para alcanzarlos.
Cuando transcurría mi adolescencia, en el barrio de proletarios y clases medias bajas donde vivía, los muchachos de nuestro grupo de amigos, solíamos entretenernos en las noches de verano, escuchando a un vecino viejo, que se sentaba habitualmente, en un banco de la plazoleta del lugar.
Este hombre, independiente del hecho que estaba permanentemente embriagado, era muy sabio y agradable, así como un anarquista empecinado.
Era un borracho tranquilo y filosófico, del que aprendimos muchas cosas, justamente en la edad en que se aprende.
Hoy cuando comencé a elaborar estas líneas, donde trato de analizar alguna de las maniobras que el Capital y sus ideólogos, traman para confundir y frenar la toma de conciencia de los explotados, usando por ejemplo, la reactivación política de antiguas ideas anarquistas, me vino a la memoria este personaje.
Aquel vecino, cuyo nombre no logro recordar, nos hablaba con orgullo, de los anarquistas que habían acabado mediante unos bombazos, con la vida de unos cuantos malditos enemigos del pueblo, poniendo en riesgo las suyas propias.
A través de sus relatos, los anarquistas, que por aquellos años también participaban en organizaciones obreras, tomaban el aspecto, de activos luchadores contra los patrones y el estado capitalista.
También por aquellos años en la Argentina, el Peronismo había desarticulado, el sindicalismo realmente representativo de la clase trabajadora.
El que los anarquistas, junto a los comunistas y socialistas, habían organizado con tanto esfuerzo y lucha, contra la ignorancia de la propia incipiente clase operaria, y la represión permanente, criminal, de la oligarquía y los capitalistas en el poder.
El objetivo del ideal fascista de Perón, epígono de Mussolini, de manejar el movimiento obrero desde el Estado capitalista, para entregarlo a los pies de los patrones, poniendo a los verdaderos representantes de la clase trabajadora en la clandestinidad, a punta de pistola de su policía, y entregar la dirección, a los corruptos falsos dirigentes pro patronales, que la dirigen hasta el día de hoy, se cumplió plenamente.
Los sucesores, de aquellos primeros traidores al movimiento obrero, siguen al mando como lo vemos en la CGT Argentina actual.
Ese estilo brutal, anticuado, del fascismo Mussoliniano para manipular a la clase trabajadora, hoy se sigue practicando con métodos más modernos en el mundo globalizado, protagonizado por un grupo de intelectuales al servicio de las patronales, que actúan como pensadores independientes y filósofos «neo y posmarxistas».
Pero el objetivo es el mismo, confundir y licuar las fuerzas de los trabajadores, en su camino a alcanzar un grado mayor de conciencia de clase y tomar el Poder, que les corresponde por ser la fuerza de trabajo, sin la cual no hay producción, y además simplemente por derechos Democráticos, ya que son la inmensa mayoría del pueblo.
No trato aquí de enfrentar a mis amigos anarquistas, solo que quiero analizar las razones por las cuales, se trata de insinuar a través de cierto grupo de intelectuales, la vuelta a las ideas libertarias, como método para desafiar, al endurecido y criminal capitalismo de nuestros días.
Así es, los años pasaron, nuestro amigo ya no ocupa seguramente el banco de la plaza, y nosotros peinamos canas, en lugar de los encrespados cabellos oscuros de la juventud. Y los anarquistas de estos días, no se dedican a poner bombas, al paso de los enemigos de los trabajadores.
Pero existe evidentemente un analogismo, entre los objetivos del análisis que pretendo realizar, con la historia de aquella figura de mi adolescencia.
El disco duro, la memoria de nuestro cerebro, no se activa casualmente.
Recuerdo que nos preguntábamos, los integrantes de aquel grupo, las razones de la permanente ebriedad de nuestro personaje, y llegamos a la conclusión que se debía al hecho, de que cuando se evaporaba el alcohol, él se enfrentaba con la dura realidad de su vida. Lo más probable es que no pudiera soportar esa realidad. Y entonces se emborrachaba
Ese no querer enfrentar la realidad material, es lo que se me ocurre, diferencia la ideología de los marxistas materialistas, de la de los anarquistas humanistas, románticos, libertarios, esos como los llamo con cariño verdadero…borrachos buenos.
Creo que mucho se ha dicho y escrito, desde los tiempos primitivos de Babeuf , pasando por los de Proudhon, Stirner, Kropotkin, Feuerbach, Bakunin, por nombrar a algunos, de los muchos que contribuyeron a construir el edificio, de la ideología anarquista.
Enfrentados en su momento, fundamentalmente por Marx, Engels y Lenin, en la definición de cuales tácticas, poseían más eficacia, en la lucha contra el Capitalismo, si la espontaneidad y el individualismo, o la organización disciplinada, para la toma del Poder. Para llegar al mismo objetivo, creo, desalienar, concientizando a la clase trabajadora y acabar con la explotación del hombre por el hombre.
Y si como ocurre, no faltan los que quieran seguir entretenidos y entreteniendo, con largas disquisiciones, la realidad, como siempre, es la que se encarga a la hora del balance, de poner paños frios y calmar las fiebres filosóficas.
Y la realidad nos dice, que pasados un poco más de 200 años, desde la Revolución Francesa, la burguesía triunfante en aquella revuelta, ha alcanzado altos grados de desarrollo, en los métodos de explotación, de los que solo disponen de su fuerza de trabajo.
Sus tácticas, se han enfrentado hasta ahora con amplias ventajas, por el dominio de la subjetividad de los seres humanos, y han logrado alienar, hasta el extremo de anular al ser humano pensante de estos tiempos.
Con el único objetivo, de cubrir la codicia estúpida sin sentido, de minorías insignificantes.
Por otra parte en estos mismos 200 años, ha habido experiencias en el terreno de las luchas contra el Capitalismo, de las que podemos tomar nota de acuerdo a los resultados y las lecciones para el futuro que nos han dejado.
Del lado anarquista, hemos visto calmarse la violencia irracional, con que algunos compitieron por momentos, la voluntad de la mayoría de los anarquistas, de educar a las masas, en el concepto de la necesidad de las igualdades y libertad.
Hoy en el anarquismo, subsisten sesudos intelectuales, que nos cuentan detalladamente como el libertario Chomsky, los horrores de las guerras y agresiones que desatan Corporaciones Capitalistas Norteamericanas en el mundo, pero se olvidan sistemáticamente de exigir el fin de la explotación de la mano de obra ajena, el fin de la propiedad de los medios de producción en manos de los capitalistas, y la necesidad de la toma del Poder por los trabajadores, como triunfo de la Democracia real.
Libertarios que al mismo tiempo, conviven cómodamente con los carniceros, en las ricas universidades del Occidente.
Del lado marxista, hemos visto la Revolución de Octubre de 1917, que nos presentó un experimento contradictorio, pero no menos fundamental, para mediante el método del ensayo y error, aprender de la experiencia, para no cometer los errores que llevaron a su fracaso.
La vieja idea de libertad incondicional del anarquismo, debe ser enfrentada con lo que Marx definió con certeza, cuando dijo que «el reino de la libertad, comienza más allá del de la necesidad», es decir con la realidad objetiva, de la dependencia de lo material, en primera instancia del ser humano.
El ser humano no es, ni puede ser libre en su voluntad.
La máquina biológica pensante que somos, dispone de una vida limitada en el tiempo y dentro de esa limitación drástica, además «Primero Come… Después Piensa».
Esta primera, real e indiscutible limitación, a nuestras posibilidades de ser espontáneos y creativos, en relación a las libertades individuales, nos debe llevar a una modestia forzosa en lo filosófico, eso es lo que podemos pretender los seres humanos, esa son nuestras limitaciones y debemos aceptarlas.
Cuando llegamos a la conclusión analítica, de que es nuestro único camino, se traduce en lo que yo llamo el «orgullo de ser materialista».
Es el reino concreto de la necesidad, el que impone una disciplina, y unas obligaciones por encima de nuestras decisiones, lo queramos o no, y que nos obliga a resolverlas, antes de poder siquiera empezar a pensar, en la libertad individual.
Solo con organización disciplinada, planes, solidaria y mancomunadamente, los seres humanos pueden llevar adelante su batalla, que incluye hasta ahora como objetivo central, la toma del Poder por los trabajadores, contra sus enemigos que eligen el camino de la explotación, las injusticias económicas y sociales,
Nada ha cambiado en el mundo en estos más de 200 años como para que sea necesario abandonar las certezas del Marxismo, por las Fabulas del Capital.
La Propiedad Privada de la tecnología digital, la informática, el Internet, la televisión, le dieron en este periodo armas al Capitalismo, para que al estilo de sus películas de Hollywood, les diera trabajo a sus ideólogos a sueldo. Esos que escriben el Guion del Cuento, los medios de comunicación que lo filman y distribuyen en los ojos y los oídos, de miles de millones de seres humanos.
Receptores obligados sin posibilidades de replicar, debemos enfrentar las andanadas publicitarías permanentes del consumismo, cada instante de la vida humana.
Mientras pretenden asustarnos a los que queremos el fin del capitalismo, diciendo que tengamos paciencia porque ya no existe la clase obrera.
Mientras, subrepticiamente nos insinúan que la tecnología va a reemplazar el trabajo humano, que vayamos preparándonos, para un mundo de robots dirigidos por una clase superior, .de informados y preparados tecnológicamente.
Mientras procuran vendernos su Fabula, de una futura civilización más capitalista aun, tratan de que nos olvidemos, que por ahora quienes dirigen la actual civilización, son los» viejos» y vulgares capitalistas con sus bancos y sus ejércitos criminales de siempre, que mientras siguen succionando la «vieja plusvalía» que el » viejo Marx» nos ayudara a entender , se divierten inventando juegos financieros, que no cambian en absoluto la explotación de los trabajadores, que siguen levantándose a las madrugadas, yendo a las fábricas y oficinas de sus patrones, para obtener el miserable sustento, que por decisión del Capital, solo les alcanza para comer…ya que no para pensar
Mientras pretenden negar, la existencia del antagonismo fundamental y la consecuente lucha entre las clases, creación del mismo capitalismo con su modo de producción, procuran hacernos creer que han nacido nuevas expresiones del conjunto social, que reemplazarían a las 3 clases básicas que conocemos.
Y recrean a pura imaginación, un panorama y un porvenir que tranquilice a los Capitalistas.
Así sugieren que han nacido nuevas organizaciones o movimientos o tendencias sociales, capaces de representar los intereses de las «multitudes» indiferenciadas. Nacidas como los hongos después de las lluvias, por motivos variados, en las que las clases se desvanecen y pueden ser clubes de barrio o asociaciones de amas de casa o grupos de estudiantes de la clase media, que llenan algunas plazas con libertad y criterios espontáneos, cuyos objetivos quizás podría coincidir de casualidad en algún momento de la historia.
Que se les sugiere prescindir del Estado.
Como si se pudiera combatir al Estado Capitalista, en este momento de la Historia, burocratizado, corrupto, armado y organizado, para reprimir y ordenar el mundo a disposición de los capitalistas, con la espontaneidad y la falta de unidad de intereses de la clase trabajadora…
A veces lo grafico así: Trate de voltear a un boxeador fuerte y preparado, con un cachetazo de la mano abierta y los dedos separados. Vera que es imposible, solo un puño cerrado y en lugar justo lo logra.
Todo eso remite a que estos «neo y pos marxistas» recurren al uso de criterios anarquistas, que introduzcan espontaneidad e improvisación en las mayorías, sin dotarlas del humanismo anarquista, sino como apoyatura concreta a la confusión y desarme ideológico de los trabajadores, frente al capitalismo explotador.
Estos ideólogos a los que me refiero, casi todos ellos provenientes de las clases medias, que tienen una base económica que les permite «volar» con el pensamiento, pretenden informarnos que existen además de la realidad material, otras realidades y otras estructuras que reemplazarían la lucha de clases.
Desde luego su origen en hogares de clases medias, los inclina a favorecer el Statu Quo, les otorga la «bendita paciencia» que no tienen los explotados y los inclina a creer, en el imposible ascenso social que esperan del Capitalismo.
Y porque no creer, ya que al contrario de los ideólogos anticapitalistas, ellos tienen el apoyo de los medios en general que les publican y festejan académicamente. Lo que representa también ingresos económicos nada despreciables.
Y así es como introducen la confusión, incluso en las organizaciones sindicales, que en vez de trabajar en la dirección de las necesidades concretas, del crecimiento de la conciencia de clase y la toma del Poder por los trabajadores, transforman a sus dirigentes burocratizados, en autistas defensores del sueldo para sobrevivir. Arrodillados ante los patrones, dueños de los medios de producción.
Pensar que el ser humano no puede revertir su experiencia de una dictadura brutal como lo fue el Estalinismo y una posterior burocratización corrupta, como ocurrió en el proceso de la URSS, creando las condiciones para una experiencia más positiva en el futuro, es hacer del pesimismo ideológico un dogma.-
Esa ideología del pesimismo revolucionario plantea, la seudo desaparición de la clase trabajadora sustituida por nuevas formas de la producción, la desaparición del socialismo como posibilidad histórica considerando la derrota en la URSS como definitiva, situaciones que solo figura en los deseos y la imaginación de esos intelectuales.
El proceso histórico no se detiene y el capitalismo tiende a desaparecer, pues ya no resuelve los problemas del ser humano. Solo produce explotación, muerte e injusticia permanente.
Desde luego cada individuo, intenta elegir su actitud ante la vida y ante los otros.
Se puede ser indiferente, y lo son especialmente aquellos, que tienen las espaldas cubiertas por la seguridad económica y material.
Pero son los menos, y así como es necesaria una conciencia de la clase de los trabajadores, para entender las razones y la necesidad de una sociedad sin clases, también es necesario hacer crecer una conciencia de la vida humana, en relación al otro, para entender porque hay que luchar por el derecho de los explotados, contra los privilegios de cualquier tipo.
Afectuosamente
Hersh Zakheim