Agencias

Río de Janeiro, 3 de octubre 2016. – La alcaldía de Rio de Janeiro se decidirá en una segunda vuelta entre un candidato evangélico y un dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una disidencia del Partido de los Trabajadores (PT), según resultados a pie de urna de este domingo.

El senador brasileño Marcelo Crivella, dirigente de derecha del PRB, y pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, de 58 años, obtuvo un 30 por ciento de los votos, frente a un 20 por ciento para Marcelo Freixo, de 49 años, de acuerdo con la encuesta del instituto Ibope divulgada este domingo, después del cierre de los centros de votación.
 

Asimismo, todas las fuerzas políticas se sumarán a la segunda vuelta que se celebrará el 30 de octubre, con excepción del PMDB, informó el candidato de (PSO) en declaraciones al canal brasileño TV Globo.

El Partido Socialismo y Libertad (PSOL) fue conformado por un grupo de dirigentes que se separaron en 2003 del Partido de los Trabajadores (PT).

El PT pierde Sao Paulo

El Partido de los Trabajadores (PT) perdió este domingo la alcaldía de Sao Paulo, la mayor de Brasil, así como otros de sus bastiones.

Con más del 99% de las urnas escrutadas en la capital económica del país, el candidato del socialdemócrata PSDB, Joao Doria, cosechó un 53,28% de los votos, frente a un 16,67% del alcalde saliente, Fernando Haddad, del PT, con 16,70%.

“Vamos a devolverle a Sao Paulo al papel que se merece”, declaró el candidato del PSDB, un partido de la base de apoyo al presidente conservador Michel Temer, del centrista PMDB, quien asumió tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Golpeado también por las acusaciones de corrupción del caso Petrobras, que envuelven a su líder histórico, el expresidente Lula da Silva (2003-10), el PT perdía igualmente las alcaldías de ciudades emblemáticas como Sao Bernardo do Campo, en pleno cordón industrial de Sao Paulo.

Y de las 4 capitales que había conquistado en 2012, solo logró conservar una, Rio Branco, en el amazónico Estado de Acre.

Lula, que ve en las acusaciones de corrupción una tentativa de neutralizarlo políticamente, dio sin embargo muestras de optimismo sobre la posibilidad de revertir la situación antes de 2018, al votar en Sao Bernardo do Campo.

“Cuanto más odio se estimula contra mí, más amor se crea (…) Esa gente va a sorprenderse porque a partir de estas elecciones voy a comenzar a caminar por Brasil”, anunció el líder histórico de la izquierda.

Nuevo mapa de fuerzas

Estas elecciones son una antesala de las presidenciales de 2018 y las primeras que se realizan desde el impeachment de Rousseff, destituida el 31 de agosto acusada de manipular las cuentas públicas. En su lugar asumió Temer, que completará su mandato hasta fines de ese año.

El triunfo de Doria en Sao Paulo deja bien parado al PSDB, que apoyó el impeachment de Rousseff y por ahora es parte de la alianza que gobierna con Temer.

“La elección de Doria fue una sorpresa grande. Fue una apuesta del gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que queda en buena posición dentro del PSDB para ser candidato a presidente en 2018”, comentó Mohallem.

La votación para elegir más de 5.500 alcaldes y decenas de miles de concejales de 26 estados federales, obligatoria para gran parte de los más de 144 millones de empadronados, no registró “ningún incidente grave”, había informado más temprano el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Según el último boletín, 83 candidatos fueron detenidos en su mayoría por realizar propaganda electoral no autorizada.

Tras una serie de homicidios -especialmente en el estado de Rio, donde 15 aspirantes a alcalde o concejal fueron asesinados-, el Ministerio de Defensa desplegó 25.000 militares para reforzar la seguridad en 488 ciudades de 16 estados donde se registraron actos violentos.

El presidente del TSE, Gilmar Mendes, afirmó que estas elecciones son “las más violentas” de los últimos años, especialmente en Rio, “donde el crimen organizado, las milicias y los narcotraficantes participan en el escrutinio y tienen candidatos”.