Peter Korzun
Traducción desde el inglés por
Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona
http://www.strategic-culture.org
Turquía y Estados Unidos mantienen visiones divergentes acerca de lo que debe hacerse para resolver la situación en Siria y de paso persiguen metas diferentes.
A fines del mes de agosto Turquía lanzó una operación militar sin precedentes con el objeto de desalojar del área fronteriza a la agrupación Estado Islámico, EI, como también para detener el avance hacia occidente de las formaciones armadas kurdas, complicando así la estrategia de Washington para derrotar a los militantes. Los rebeldes sirios apoyados por militares turcos chocaron con los combatientes kurdos.
Las Unidades Kurdas de Protección del Pueblo (YPG) son parte de una coalición más amplia apoyada por Estados Unidos en Siria denominada Fuerzas Democráticas Sirias. Washington ha apoyado a esta agrupación en su lucha contra el Estado Islámico, pero Ankara la ve como una extensión del Partido Obrero de Kurdistán, grupo militante que es ilegal en Turquía.
La lucha kurdo-turca es además otra complicación en la enredada guerra civil ya que Turquía y Estados Unidos buscan erradicar al Estado Islámico apoyando a diferentes grupos delegados.
Actualmente Washington está en una combinación que está siendo destrozada debido a su apoyo a las Unidades Kurdas de Protección al Pueblo (YPG) en su lucha contra el Estado Islámico en Siria, que es una de las fuerzas más efectivas en la guerra y Ankara teme que los kurdos sirios construyan un proto estado. Washington se enfrenta a una difícil elección.
No cuadrarse con Turquía ni tampoco romper con ella, favoreciendo a los kurdos sirve a los intereses norteamericanos. La apariencia de unidad entre Washington y Ankara ni siquiera duró una semana.
Apoyando la operación en sus etapas iniciales, la Casa Blanca expresó abiertamente su desagrado
por el ataque turco contra las fuerzas kurdas y urgió a Ankara a dirigir más bien sus ataques contra el Estado Islámico.
Pero el presidente turco se comprometió a seguir adelante con la operación militar hasta que el Estado Islámico y los luchadores kurdos sirios dejen de significar una amenaza contra la seguridad de Ankara. Altos funcionarios turcos dijeron que
http://www.middleeasteye.net/news/turkey-denies-retreat–us-backed-kurdis-forces-syria-206780883
los ciudadanos norteamericanos, ingleses, franceses y de otras nacionalidades que estén luchando al lado de las Unidades Kurdas de Protección al Pueblo serían tratados como «terroristas… al margen de que sean ciudadanos de países aliados».
«Nadie tiene derecho a decirle a Turquía a qué organización terrorista puede combatir», dijo Omer Celik, Ministro de Turquía para Asuntos de la Unión Europea.
http://in.reuters.com/article/mideast-crisis-syria-turkey-minister-idINKCN1141M8
Es evidente que los intentos de Estados Unidos para unir a la oposición siria a Turquía y a los kurdos para enfrentar al denominado Estado Islámico en Siria se están aclarando.
Vale la pena tener en cuenta que Turquía había advertido que el río Eufrates era la línea roja que los kurdos no debían cruzar. Los combatientes kurdos la cruzaron, con apoyo norteamericano para la toma de Manbij de manos del Estado Islámico a comienzos del mes de agosto. Ahora las fuerzas kurdas, denominadas como un incondicional aliado por funcionarios norteamericanos, están siendo atacadas por Turquía, un aliado de Estados Unidos en la OTAN. Estados Unidos cosecha lo que sembró. La situación es consecuencia de un nuevo y garrafal error de su política exterior.
La operación de Ankara contra los kurdos en la parte norte de Siria, apunta a impedir que la milicia kurda se una con los kurdos del territorio ubicado hacia el oeste del Eufrates y que Turquía teme que dé lugar a la emergencia de una región kurda autónoma en Siria y estimule a los separatistas del lado turco de la frontera. Turquía se aferra a la meta de establecer una «Zona Segura» en Siria. Idea que no ha recibido respaldo de otras potencias internacionales. Por otra parte la situación corre el riesgo de salirse del control de Estados Unidos con diferentes fuerzas luchando unas contra otras ya sin tomar en cuenta a Washington. La meta de capturar Raqqa –capital informal del Estado Islámico—por parte de fuerzas apoyadas por Estados Unidos antes de la elección presidencial ahora parece solo una quimera.
En la medida que los eventos se desarrollan, aparecen grietas en la coalición internacional liderada por Estados Unidos. Según el presidente de Francia, Francois Hollande, el ataque militar turco contra los kurdos en el norte de Siria amenaza con escalar el conflicto. Hollande dijo que las «múltiples y contradictorias intervenciones amenazan con provocar un estallido generalizado.
http://www.reuters.com/article/us-mideast-crisis-turkey-france-idUSKCN11510R?il=0
Hollande, que mantiene fuerzas especiales operando en Siria junto a fuerzas kurdas y árabes como parte de una coalición internacional luchando contra los grupos militantes, indicó que era de urgencia absoluta detener el derramamiento de sangre. Intervención que en un comienzo Estados Unidos recibió con agrado ahora pareciera beneficiar al Estado Islámico al poner a los miembros de la coalición dirigida por Estados Unidos a unos contra otros. El presidente francés hizo hincapié en sus intenciones para discutir esos problemas con el presidente ruso Vladimir Putin, cuando él visite París el mes de octubre.
A su vez Rusia expresó su preocupación en torno a las actividades de Turquía en Siria señalando que estas producen bajas civiles y el empeoramiento de las tensiones étnicas entre kurdos y árabes http://www.mid.ru/en/foreign_policy/news/-/asset_publisher/cKNonkJE02Bw/content/id2407299
Ni el gobierno sirio ni Turquía, como tampoco la denominada oposición «moderada» siria, están listos para aceptar la idea de autonomía para el Kurdistán Sirio. La oposición a los kurdos tendrá graves implicaciones y debilitará la alianza anti Estado Islámico. Después de todo, las formaciones de auto-defensa kurdas constituyen la principal fuerza en el terreno para golpear el Estado Islámico. La única manera de impedir lo peor es enfrentar el problema kurdo iniciando un diálogo incluyente con todas las partes involucradas en el conflicto.
Rusia es un importante actor situado en el papel de mediador. Goza de buenas relaciones de trabajo con Estados Unidos y Turquía, con los kurdos sirios y con el gobierno sirio de Damasco y no se inclina por ningún lado. Moscú siempre ha sostenido que la crisis siria puede ser resuelta solo sobre la base del derecho internacional a través de un diálogo donde participen todos los grupos étnicos, incluyendo a los kurdos. Las conversaciones Rusia-Estados Unidos sobre las actividades de coordinación en Siria deberían ser ampliadas con el objeto de incluir la situación en la parte norte de Siria. Tal como el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan lo señaló
http://fortune.com/2016/08/07/erdogan-putin-russia-visit «Sin la participación de Rusia es imposible encontrar una solución al problema sirio. Solo en asociación con Rusia seremos capaces de zanjar la crisis en Siria.»
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