El proceso de impeachment de la Presidenta Dilma Rousseff no se trata, de un acto aislado, por motivos exclusivamente domésticos, lo que no nos exime de realizar como latinoamericanos una profunda autocrítica. Mas que nunca resuenan las palabras de Juan Domingo Perón, «la única política es la política internacional”. Y que hemos desarrollado en obras escritas sobre el pensamiento y la acción continentalista de Perón.
Estados Unidos ante su crisis de retroceso estratégico ante la alianza euro asiática, necesita revitalizar su patio trasero, para concentrarse en la isla mundial y ampliar su anillo de seguridad panamericano que descuidó, para centrarse en la isla mundial en la lógica geopolítica de Mackinder.
Un golpe liso y llano de estado en Brasil es amputar, por su condición geopolítica de país semicontinental, la mitad de América del sur y herir de un infarto masivo nuestra integración, única condición para ser soberanos en el siglo XXI.
Hay y existen indicios graves de que los EEUU quieren implantar dos bases militares en Argentina. Una en Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego, cuyos límites se extienden hasta la Antártida. La otra en la mal llamada Triple Frontera, categoría geopolítica inventada por la CIA para acusar que, desde el Hito de las Tres Fronteras (su verdadero nombre) se financia al terrorismo internacional. (Esta última categoría como la de «Estados fallidos “y «áreas sin gobierno», fueron creadas por el Pentágono en el 2004). Nos referimos a las zonas limítrofes de Argentina, Paraguay y Brasil. En verdad una ambición de los EEUU, a título de combatir el terrorismo y el narcotráfico, es apoderarse del Acuífero Guaraní. Según el gran historiador y geopolítico Alberto Moníz Bandeira, los grandes bancos de los EEUU y Europa: Citigroup, UBS, Deutsche Bank, Crédit Suisse, Macquarie Bank, Barclays Bank, The Blackstone Group, Allianz e HSBC Bank y otros, compraron vastas extensiones de tierras.
Como decíamos, los EEUU están tratando de recuperar su hegemonía en América del Sur. En Argentina existe un cambio de su reorientación geopolítica a partir de un triunfo electoral -a causa de este avance y de errores propios, el peor defecto sería huir para adelante, en lo que hace a incapacidades estratégicas nuestras- y la crisis social en Venezuela (donde también se juntan errores propios mas una ofensiva potente de los EEUU financiada por la CIA, USAID y ONGs). Los EEUU poseen bases en Colombia y en Perú, haciendo presencia en los Andes y en el Pacifico oriental. Con las bases en Argentina completarían un cerco virtual, al norte y al sur, al lado del Pacífico y del Atlántico.
Desde el fin de la segunda guerra mundial es un objetivo estratégico del Pentágono dominar la entrada del Atlántico. Para eso, es vital controlar sobre todo a Brasil, y acabar con el Mercosur y la Unasur, y ratificar la alianza argentina-brasileña desde una nueva lógica, subordinada a los EEUU, con Macri y Temer.
La destitución de Dilma puede permitir a Washington colocar a un apoderado para sustituirla. Además a los EEUU le pone muy inquietante que Brasil integre el bloque de los BRICs y sea uno de los miembros del Banco con sede en Shangai para competir con el FMI y el Banco Mundial.
La campaña contra la corrupción en los términos del Procurador-General Rodrigo Janot y el juez Sergio Moro, apuntan contra Petrobras y a las grandes empresas constructoras nacionales. Y nos parece muy bien ir a fondo contra la corrupción y en especial contra el delito de cuello blanco, donde, paradójicamente, no se salva casi nadie de los parlamentarios acusadores y si Dilma, famosa por su honestidad (parece un chiste). Sin embargo, las empresas extranjeras ni siquiera fueron investigadas, y están también metidas de lleno en las políticas de corrupción.
Es como que EEUU creó una extraña doctrina de la impunidad, que apunta a los hechos de corrupción existente en las empresas nacionales -que existen-y no con las empresas extranjeras.
Retomamos a Moñiz Bandeira, y él no duda en afirmar que existen fuertes indicios de que el capital financiero internacional, esto es de que Wall Street y Washington fortalecieron la crisis institucional en Brasil. Y el dinero que corrió en la campaña por el impeachment, fue impresionante y grave, incluso la mayoría de los legisladores no sabía ni que votaba.
Moñiz, la compara con la caída de Vargas, cuando el 24 de agosto el presidente Getulio Vargas denunció, en su carta testamento, antes de suicidarse: “La campaña subterránea de los grupos internacionales se alió a la de los grupos nacionales sublevados contra el régimen de libertad y garantía del trabajo”. Dilma, en su defensa, manifestó que estaban cometiendo un asesinato político.
Este golpe de Estado en el marco de la Geopolítica del caos de reactualizar la Doctrina Monroe, tiene directamente la influencia de los Estados Unidos a través de los vínculos del juez Sergio Moro, que conduce el proceso de Lava-Jato. El realizó cursos en el Departamento de Estado -2007-, pasó un mes de entrenamiento -2008- en el programa especial de la Escuela de Derecho de Harvard. Y llamativamente fue nombrado uno de los diez hombres más influyentes del mundo por la revista Time. (Amersur. Entrevista al Profesor Luis Alberto Moñiz Bandeira. El Impeachment a DILMA y la implantación de bases de los Estados Unidos en Argentina, 16 de junio de 2016 www.amersur.org)
El golpe de Estado es un golpe al Brasil que nos puede costar si no nos realizamos la autocrítica el siglo XXI y XXII: el programa anunciado por Temer consiste en vender al extranjero todo lo que sea posible, comenzando por Petrobras y adecuar la legislación y los programas sociales a los intereses y conveniencia del gran capital. El Brasil está en medio de una guerra geoeconómica, una segunda guerra fría, peleada, como dijimos, por EEUU para preservar su hegemonía y concentrarse en la isla mundial, sustentada por el dólar como única moneda de reserva internacional. En el fondo, Brasil es el mayor socio comercial de China y, como dijeron Nixon y Kissinger, para donde vaya Brasil irá toda América Latina. Por eso, este golpe de Estado abierto. Y no blando, sino DURO.
Esto nos obliga a las autocríticas y hay que darlas, para que las causas internas no sean agilizadas desde afuera. Porque es un grave error culpar todo al imperialismo como si fuéramos un centro de estudiantes. La situación estratégica nos obliga ya, a esa autocrítica.
Sin poseer la receta las enumero citándola solamente:
– La planificación estratégica de nuestros Estados nos obligan a acelerar la integración, optando diez puntos claves. Esto implica estudio estratégico, no solo discursos presidencialistas que quedan en la nada y se agotan
– La política implica gestión económica. No hemos podido diversificar nuestras economías, cuando llegó la ola en contra de la depreciación de las materias primas. Fundemos un Instituto de Políticas Económicas «Felipe Herrera» para insumo de estrategias de macro y micro economía de Unasur. Pasado el viento a favor estamos en el mismo punto de partida
– La política en el fondo es la lucha por el monopolio del sentido común que significa que no hemos llevado a cabo un capítulo cultural y por lo tanto educacional del sentido de auto pertenencia regional en un mundo de espacios regionales y culturales. Telesur fue lo único, y es un invento del Comandante Hugo Chávez. No hay ni siquiera universidades binacionales y no se reconocen la acreditación de títulos, símbolo máximo de nuestra debilidad
– El único capital político que no debe perder, es el capital moral. Si nos vencen en ese plano, no porque la Republica imperial sea más honesta, sino porque atacarán ese talón de Aquiles, nos vencen espiritualmente. Y no puede existir ese capital moral, previo a la política, si nos enferman espiritualmente, y allí se combinan la macro corrupción y la micro corrupción a través de la Republica del peaje. Es la batalla cultural la madre de todas las batallas.
– Si no encaramos una lucha integral contra el crimen organizado, que no existiría sin la complicidad de sectores del sistema financiero, político, policial y empresarial, las NARCODEMOCRACIAS vencerían al ESTADO CONTINENTAL, y seriamos, como nos advirtió Helio Jaguaribe, basureros de la Historia.
Por eso, hay que hablar sin medias tintas, porque no hay lugar para tibios, sino saber que estamos, tal vez, en la mayor batalla de nuestra historia, y no es casual, si entendemos de una vez por todas que los mal llamados bicentenarios deben ser la hora de nuestra independencia definitiva.
Miguel Ángel Barrios es doctor en educación y en ciencia política.