Fabiana Arencibia
Red Eco Alternativo

Tal como viene sucediendo en los últimos años, agravado aún más por el marco de recesión que impacta directamente sobre la recaudación para las arcas del Estado, el presupuesto financia su déficit de casi 500.000 millones de pesos con nueva deuda.

De tránsito por las comisiones parlamentarias, el proyecto de ley de presupuesto 2017 se prepara para entrar a las cámaras para su debate. En el mismo se prevé para el año próximo un crecimiento económico del 3,5 por ciento, una inflación del 17 por ciento y un dólar cercano a los 18 pesos.

Además, según se detalla en el texto, los recursos que se prevén recaudar no alcanzarán para cubrir los gastos presupuestados generando un déficit fiscal de 480.801 millones de pesos (cercano al 4,2 por ciento del PBI) que será cubierto con endeudamiento, de la misma forma que se hacía durante la gestión anterior.

El artículo 4 detalla las fuentes de financiamiento para cubrir este déficit vía endeudamiento. Para ello se contraerá deuda por 1.727.200 millones de pesos (96.400 millones de dólares, tomado a 18 pesos). Con este endeudamiento se cubrirían vencimientos 2017 por 1.042.501 pesos (58.200 millones de dólares) y el resto se usará para tapar el agujero fiscal.

Es importante resaltar que el nuevo endeudamiento permitido por el proyecto está compuesto en su mayoría por deuda intra estado como fuente de financiamiento del déficit fiscal. Se contemplan obtener solo 100.000 millones de pesos (5.600 millones de dólares) como préstamos con organismos financieros internacionales (BM, BID, CAF, etc.). En este sentido, el Licenciado Héctor Giuliano opina que “existe un proceso de licuación de este tipo de deuda pública (la intra estado) para sostener la transición hacia la nueva ola de endeudamiento con terceros que está en curso”.

El proyecto prevé un crecimiento en cuanto al pago de intereses de deuda producto de los acuerdos con los holdouts y del recambio de deudas pendientes de pago que se refinancian por otras nuevas que acumulan los intereses de la renovación.

El proyecto del presupuesto calcula que los intereses –servicios de deuda – ascenderán a casi 248.000 millones de pesos, equivalentes a 13.800 millones de dólares. Lo que destina a Educación (130. 950 millones de pesos) y Salud (46.268 millones) juntas significa un 72% de lo que se prevé erogar para cancelar intereses de deuda. O sea, que mientras 100 pesos se usan para pagar intereses, 72 son destinados a educación y salud. Para Desarrollo Social (131.178 millones) se ocuparán poco más de la mitad que para el pago de intereses de deuda. Repasando todos los gastos presupuestados, los únicos que superan el pago de intereses de la deuda son los asignados al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (1.015.356 millones).

El monto de los intereses se incrementará entre el 2016 y el 2017, de 9.800 millones de dólares a 13.800 millones.

Representan dentro de la estructura de gastos presupuestados un 10,5% del gasto público total un 20,5% del Gasto de la Administración Central. “Esto significa que uno de cada cinco pesos que gasta el Estado Central se destina a pagar intereses de Deuda pública”, explica Giuliano.

Una sangría en intereses de 1150 millones de dólares por mes, 38 millones diarios, 1,60 millones por hora, 300.000 dólares por cada minuto.

Pero además es el capital de la deuda que sigue creciendo y creciendo ininterrumpidamente, acumulando intereses por deuda impaga y refinanciada. El último dato oficial sobre el stock de deuda pública es el brindado por el Ministerio de Hacienda Pública al 30 de junio pasado: 258.900 millones de dólares.

No surge con claridad del proyecto de presupuesto cuál es el total de endeudamiento público autorizado. Se podría calcular, partiendo de este último dato oficial y agregando lo que permiten varios de sus artículos (Letras del Tesoro, avales del Tesoro por operaciones de crédito, fondos para el programa Procrear, bonos para pago de deudas previsionales, contratación de obras y compra de bienes) que la deuda sería a fines de 2017 cercana a los 430.000 millones de dólares.

Giuliano marca algunos agravantes adicionales en esta nueva etapa de endeudamiento: los intereses crecen a un ritmo superior al aumento de la deuda con un peso creciente sobre el gasto público corriente y, consecuentemente, sobre el déficit fiscal (que se cubre con más deuda); el perfil de vencimientos de la deuda empeora porque el gobierno coloca una alta proporción de Letras del Tesoro que son obligaciones a corto plazo; paralelamente al endeudamiento con terceros se mantiene gran parte de la deuda intra estado con el Banco Central y la ANSES.

La trampa de la deuda perpetua sigue en marcha.