El gobierno socialista portugués con el apoyo del Partido Comunista, el Bloque de Izquierda y Los Verdes, han acordado impulsar una legislación progresista que sirvió para garantizar el fin de los recortes salariales, incremento de los salarios y las pensiones y la jornada semanal de 35 horas.

 

José Ramón Llanos

 

Sin la espectacularidad mediática del triunfo de Syriza en Grecia y sin la movilidad en el escenario continental de Tsipras y Varoufakis, en Portugal una alianza de Los Verdes, el Bloque de Izquierda y el Partido Socialista, ha logrado lo que se creía imposible: neutralizar los efectos lesivos del modelo neoliberal sobre los ingresos de los asalariados de menores ingresos y la clase media. Con el plus de que ha logrado el Gobierno luso manejar más acertadamente el acuciante fardo de la deuda soberana del país. Como todos saben la deuda de los países europeos fue el detonante que hizo estallar la crisis del año 2008, que aún gravita sobre todas las economías de los países del viejo continente.

Efectivamente, el gobierno socialista portugués con el apoyo del Partido Comunista Portugués, PCP, el Bloque de Izquierda y Los Verdes, han acordado impulsar una legislación progresista que sirvió para garantizar el fin de los recortes salariales, incremento de los salarios y las pensiones y la jornada semanal de 35 horas. El gran valor político de estos hechos benéficos para los trabajadores y la soberanía nacional, se fundamenta en el desafío a las orientaciones, mejor expresado, imposiciones de la llamada Troika.

Una vez más queda demostrado que la unidad de los partidos y movimientos progresistas, jalona la lucha de los pueblos y garantiza avances contra la excesiva explotación del empresariado y sus concesiones al imperialismo, especialmente a su brazo financiero. Precisamente, el acierto del Primer Ministro Antonio Costa, del Partido Socialista, consistió en forjar una coalición programática con los partidos de izquierda de Portugal. Los frutos de esa alianza están a la vista: la derrota de las políticas de austeridad, receta única de la Troika, para tratar de superar la crisis que abate la economía y a las familias europeas.

La lección es más significativa si se tiene en cuenta que el Jefe de Estado es Marcelo Rebelo de Sousa un veterano conservador. Sin embargo, el Primer Ministro Costa, tuvo que aceptar, para garantizar la gobernabilidad, compromisos con los Verdes de no privatizar el agua; los comunistas le exigieron estatizar el transporte en Oporto y Lisboa y recuperar los derechos conculcados a los pensionados.

De igual manera tuvieron que reponer las sumas escamoteadas a los salarios de los empleados públicos; eliminar los desahucios y renegociar la deuda externa con base en las orientaciones de un Grupo de Trabajo. Dos medidas son extraordinariamente importantes, casi imposibles de pensar en Colombia en el estado actual de la izquierda: reducción del IVA del 23 al 13% y congelar la privatización de la banca.

La Troika- constituida por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea- ven en la política progresista lusa un riesgo para sus imposiciones económicas, ya que de ser impulsadas en otros países de Europa, perdería fuerza su autoridad para imponer sus orientaciones y estrategias financieras y puede saltar en mil pedazos el modelo neoliberal, fuente de las exorbitantes ganancias de los capitalistas y del dominio sobre la clase obrera.

En el manejo acertado que le está dando la izquierda portuguesa a la lucha política, tiene Syriza una lección que deberían asimilar.