Jeferson Miola
Brasil 24/7

 

Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

 

El golpe es la solución elegida por el mercado para derrocar a una presidenta inocente y designar en su lugar a un gobierno usurpador, integrado por los elementos más conservadores, corruptos y misóginos de la política brasileña.

El golpe es el remedio empleado por la burguesía para resolver, a su favor, el conflicto redistributivo instalado en Brasil tras la crisis capitalista mundial que comenzó en 2008 en los EE.UU. y en Europa. Con el golpe, la oligarquía reafirma su condición reaccionaria y conspiradora, que resurge violentamente cada vez que siente amenazados sus privilegios.

El conflicto redistributivo cuestiona el modelo en que «todos ganan» de los gobiernos de Lula y Dilma; modelo basado en la conciliación de clases [con traidores y conspiradores], en el que los ricos se hicieron más ricos y los pobres menos pobres.

La burguesía recupera, con el golpe, el control directo del Estado para ejecutar las políticas que favorecen, principalmente, a su facción financiera.

Aumentará la tasa de retorno y la rentabilidad del capital e intensificará la transferencia de la renta pública nacional para el sistema financiero internacional con las partidas que dejarán de destinarse al SUS[1], a la educación, a la Bolsa Familia y las inversiones necesarias para el desarrollo soberano del país.

El plan de gobierno usurpador es salvaje: entrega del pre-sal y de Petrobras; abandono de la política de interés nacional y de defensa de la industria  y la ingeniería; congelación del presupuesto de salud, educación, ciencia y tecnología; flexibilizacón de los derechos laborales [horas de trabajo, vacaciones y 13º paga]; reforma regresiva de las pensiones; sabotaje a MERCOSUR y supeditación de la política exterior a la de las potencias imperiales; y recuperación del programa de privatización de la propiedad pública perjudicial para el interés nacional.

En menos de tres meses, se adoptaron medidas de impacto estratégico negativo para el país, como la venta a precio de saldo del área de pre-sal del Carcará a la petrolera holandesa Statoil: con un valor de US $ 6,5 mil millones de dólares, se regaló por apenas 2,5 mil millones de dólares.

El gobierno usurpador también se comprometió con el mercado a profundizar más en otras medidas antipopulares y antinacionales después de las elecciones municipales de octubre.

Con una agenda tan conservadora, el golpe sólo puede ser viable en un contexto autoritario, de excepción institucional y de supresión de las libertades políticas y civiles -precio que la oligarquía golpista demuestra estar dispuesta a pagar, como quedó demostrado con la inclusión de las luchas sociales en la Ley anti terrorista y la prohibición de las manifestaciones «¡Fuera Temer!» en los estadios durante los Juegos Olímpicos.

La resistencia al golpe y a la restauración neoliberal conservadora se combate con una fuerte violencia policial y con la represión política. La ofensiva de Gilmar Mendes para disolver el PT y la cacería patológica que protagonizan algunos sectores de la fiscalía, la policía federal y la justicia contra Lula, son dos elementos de la misma lógica fascista que se pretende trivializar.

Sergio Moro defiende abiertamente el uso de pruebas ilícitas e ilegales en procesos judiciales porque está seguro de que no será castigado ni por el Consejo Nacional de Justicia ni por el Colegio de Abogados ni por las instancias superiores del poder judicial.

Llama poderosamente la atención, por otra parte, el blindaje que el aparato jurídico-mediático-policial mantiene sobre Temer, Serra, Juca, Aécio, Sarney, Padilha y otros golpistas, sobre quienes recaen numerosas sospechas de corrupción. Un hecho que constituye una realidad excepcional, la protección de la delincuencia.

Son muchas y preocupantes las evidencias que apuntan a que el estado de derecho se encuentra seriamente amenazada y que puede ser sustituido por un régimen autoritario.

Son numerosas las señales del endurecimiento y de la brutalidad represiva. La escalada del autoritarismo se convirtió en una posibilidad lógica en este período histórico abierto con el golpe.

Jeferson Miolaes miembro del Instituto de Debates, Estudos e Alternativas de Porto Alegre (IDEA) y coordinador ejecutivo del 5º Foro Social Mundial.

Notas del traductor

[1] El Sistema Único de Saúde es el sistema público sanitario de Brasil.

Fuente: http://www.brasil247.com/pt/colunistas/jefersonmiola/249025/O-golpe-e-a-escalada-autorit%C3%A1ria.htm

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