El movimiento religioso de Fetullah Gulen, que Turquía señala como artífice del golpe de Estado, tiene ramificaciones en América Latina. Expertos denuncian que la CIA utiliza la capacidad de movilización de los seguidores del clérigo en beneficio propio.

De forma inmediata, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan acusó directamente del fallido golpe de Estado del pasado 15 de julio al clérigo musulmán Fetullah Gulen, autoexiliado desde 1999 en EE.UU., y su movimiento religioso de estar detrás de la intentona.

El señalamiento fue acompañado por una «purga» monumental que, hasta el momento, suma 50.000 trabajadores destituidos de sus funciones públicas y más de 10.000 ciudadanos detenidos. La lista incluye policías, jueces, profesores, militares, fiscales y civiles, informan medios locales.

Además, el Gobierno turco solicitó a EE.UU. la inmediata extradición de Gulen, que reside en estos momentos en la población de Saylorsburg, en el estado de Pensilvania.

¿Enemigo de Erdogan?

Yves Herman / Reuters

Gulen, multimillonario al que se considera islamista moderado –al igual que Erdogan–, es líder de la Alianza por los Valores Compartidos y de la organización Hizmet.

A esta última, que se la compara frecuentemente con el Opus Dei, fue creada con apoyo de EE.UU. en 1980 para combatir la influencia de la izquierda. Controla un millar de escuelas y universidades en 180 países que van desde los abiertamente musulmanes a EE.UU. y América Latina.

También cuenta con medios de comunicación, bancos, constructoras y centros de salud. «Desde hace mucho tiempo Gülen ha venido jugando un papel central en la política exterior estadounidense, con miras a transformar a todos los vecinos de Rusia y China en sus enemigos, una manera de aislar y debilitar a dos potencias que pueden amenazar el status hegemónico de la superpotencia EE.UU.», asegura GlobalResearch.

Por su parte, el periodista argentino de origen armenio y autor de una biografía sobre el clérigo Pablo Kendikián asegura que «cuenta con total respaldo de la CIA. Su organización funciona como una sociedad secreta y desde su inicio se construyó como una estructura de Estado paralelo. Erdogan lo apoyó porque para ganar las elecciones necesitaba de los 6 millones de votos de los seguidores de Gulen. A cambio el predicador le pidió colocar a sus seguidores en la policía, en la justicia, en los servicios de inteligencia, en las universidades (…) Las campañas a través de la vasta red de medios que tenía Gulen colaboraron con el éxito. La primera ruptura sucedió en 2010 cuando Erdogan dio la espalda a Israel».

El movimiento

Selahattin Sevi/Zaman Daily via Cihan News AgencyReuters

Nace en Turquía en la década de los 70 del siglo pasado, como una iniciativa de inspiración religiosa que se propone «mejorar las condiciones educativas en las comunidades locales; desde entonces ha crecido hasta convertirse en un movimiento educativo, intercultural e interreligioso, de carácter transnacional», dice su sitio en Internet.

Otros textos refieren que los seguidores de Gulen defienden una sociedad civil,el libre mercado, el diálogo entre religiones y la importancia del trabajo para ser un buen musulmán, de ahí la comparación con el Opus Dei.

En EE.UU. el movimiento tiene una enorme influencia. Además de la gran cantidad de escuelas que maneja, posee un ‘think tank’, el Rethink Institute, informa el sitio Orden Mundial.

Presencia regional

Murad SezerReuters

A pesar de ser comparativamente menor su fuerza que en EE.UU., Hizmet ya tiene vínculos educativos en América Latina. Enumera Segundo Enfoque que ya existen centros educativos asociados a Gulen a lo largo del continente: en Argentina, el Centro de Diálogo Intercultural Alba; en México, el Centro de Intercambio Cultural y Educativo México-Turquía. También los colegios Hércules de Buenos Aires, Excelencia Raindrop en México, Belo Futuro Internacional en Brasil y el Instituto Educacional Los Azulejos de Caracas (Venezuela).

«Pero no operan solo a nivel educativo. Gracias a Fethullah Gulen, empresarios turcos hacen negocios millonarios en América Latina. Han construido viviendas en Venezuela o controlan el puerto de Guayaquil en Ecuador. Sus negocios en la región los hace el Gobierno turco a través de Gulen y apoyados por EE.UU.», explicó a RT el antropólogo kurdo Mehmet Dogan.

Además de los países mencionados anteriormente, agrega, han extendido sus ramificaciones a Chile, República Dominicana y Panamá, «donde tienen una fuerte presencia en el comercio de esa nación. Se estima que el patrimonio de ese movimiento supera los 50.000 millones de dólares, es decir, tienen más capacidad financiera que muchos Estados nacionales».

Penetración

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Teniendo una relación tan directa con el Ejecutivo de EE.UU. y sus órganos de inteligencia, estos utilizan la «capacidad extraordinaria de Gulen» para penetrar en naciones de sus interés. «Recuerda que el Gobierno estadounidense, en Latinoamérica, no trabaja solo en la esfera de las agresiones o las presiones. Muchas Organizaciones No Gubernamentales operan en el terreno directamente», apunta Dogan.

Al antropólogo kurdo le llama la atención que gobiernos de corte progresista de la región sigan permitiendo la presencia del movimiento de Gulen. «Irán, Rusia y Cuba lo denunciaron como un operador de la CIA y cerraron sus escuelas».

¿Gulen presidente?

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Para Dogan, la solicitud de extradición cursada por el Gobierno turco a EE.UU. es una «pantalla» que solo sirve para tratar de calmar los ánimos de los nacionalistas internos.

«Erdogan pide la extradición de Fethullah Gulen, pero en realidad no lo quiere en Turquía. Cómo puede explicarse que el mismo día que solicita la extradición habla en favor de la pena de muerte. El derecho internacional prohíbe extraditar a una persona si su vida peligra. Esa es la excusa necesaria para que eso no proceda».

El antropólogo está convencido de que Gulen no está interesado en ser presidente de su país ya que él «funciona mejor controlando al gobierno, como hace ahora mismo con Azerbaiyán, que controla totalmente gracias a sus seguidores. Promociona muy bien su imagen de líder teológico, por eso se lo ve, por ejemplo, retratado con papas o en la Confederación Internacional de Sinagogas. Su papel no es ser presidente, es controlar gobiernos».

Y mientras tanto…

Umit BektasReuters

El presidente turco tiene por delante la tarea de pacificar un país que, debido a la purga, ha visto crecer el número de oposiciores.

Entre Gulen y el actual mandatario de Turquía, Dogan asegura que prefiere a Erdogan por una sencilla razón: «Es un tipo autoritario pero directo, dice lo que piensa; Gulen no».

Nos obstante, el especialista estima que el presidente Erdogan «no es un tipo con una ideología estable». «Tiene miedo de perder el poder y para conservarlo es capaz de aliarse hoy con dios y mañana con el diablo. Si Erdogan no democratiza el país, Turquía podría sumirse en la violencia entre kurdos y turcos», asegura.

La nota fue realizada por Ernesto J. Navarro / Actualidad.RT