Oscar Barrantes Rodríguez
Feliz cumpleaños Comandante Eterno
En el día de aniversario de Hugo Rafael Chávez Frías es imperativo enaltecer el espíritu de insurgencia del Comandante Eterno de la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Hijo de Sabaneta en la calidez de las tradiciones emancipadoras en los llanos de Barinas.
Un momento de reflexión para exaltar la motivación y las aspiraciones del 4 de febrero de 1992. Aquella osadía, una gesta necesaria, un heroísmo urgente, una acción de valientes en ocasión oportuna de un pueblo urgido de una salida digna y gloriosa a sus calamidades y deseos.
En el fragor de la hoguera se funden la indignación y el arrojo de las clases desheredadas y los vilipendiados por la crueldad y la expoliación una la oligarquía avarienta, corrupta y servil a los intereses foráneos.
En el crisol de la algarada se complementan y entrelazan batallas, guerrillas, la militancia clandestina, huelgas, agitaciones y revueltas estudiantiles, indígenas, obreras y campesinas; en la ciudad y en la montaña, de años recientes y décadas más lejanas.
Aquello fue un celaje en el cielo de la esperanza de un pueblo sediento de respuestas inmediatas a sus exigencias vitales. La conquista de la libertad, la independencia, construir la unidad para alcanzar los derechos indiscutibles, y emprender el itinerario de la creación del proyecto social para ascender a la mayor felicidad posible.
Chávez se erigió en ese individuo en la historia de Venezuela, en los días que se requería y como la clamaban los tiempos.
El «Arañero» «pata en el suelo» de un pueblo llanero fue creciendo como un colosal redentor. Creció en ilusión, en pensamiento, en ideales, en ilustración, en disciplina, en pericia táctica, en rudimentos teóricos, en inteligencia estratégica, en profundidad histórica, en pedagogía ideológica, en conciencia política de clase, en sensibilidad social, en instrumentación teórica, en convicción programática, en praxis revolucionaria, en perspicacia crítica, en carisma, en aproximación a su pueblo, en comprensión de la realidad, en el arte de la organización, en espíritu de insurgencia, en moral y dignidad.
Asaltó el cielo de la utopía erigiéndose en el coloso con las agallas y la sabiduría, el amor por la patria y el amor por el pueblo, con su sangre de pueblo y sencillez de pueblo, como pueblo que es con su alma de labriego; para liderar la insurrección; con el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 que «por ahora«, aquel 4 de febrero (4F) no pudo ser; pero, que después se hizo realidad, iniciándose con el Movimiento de la V República (MVR) el proceso liberador bolivariano en 1998, y la instauración de la República Bolivariana de Venezuela.
Así con hidalguía y sensatez razonaba las circunstancias, establecía las perspectivas, argumentaba con responsabilidad, sapiencia y agudeza de apreciación, fiel a sus principios revolucionarios, a sus compañeros de armas y a la fuerza social insurgente.
«Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados (…) es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor (…) Así que oigan mi palabra (…) porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano»
El «4F» es un acontecimiento cimero donde se agolparon emociones, anhelos y sacrificios de rebeliones anteriores. Los mártires y héroes del «Caracazo» acompañaron los nuevos sueños de liberación.
Hugo _ Comandante Eterno_ nos dio luz para abrir los ojos con grandeza y no maximizar al imperialismo, nos ha dado más fuerza para levantarnos y ver al enemigo oligarca e imperialista de pie, nunca de rodillas. Nos proporciona alfabetización política para superar el embeleso del elogio al opresor, en tiempos lóbregos de pueblos cabizbajos e inclinados, y encumbrar el decoro para deplorarlo y derrotarlo con la cara limpia y la frente al sol.
Nos reconfortamos y robustecemos para combatir al necolonialismo y sus lacayos internos. Acrecentar el movimiento de movimientos y transitar el sendero de la emancipación eliminando cadenas con el ideario y el ejemplo de Hugo Chávez, enraizados en la cultura política de Miranda, Bolívar, Robinson, Marx y el CHE.
Confesar amor a Hugo Rafael Chávez Frías es demostrar amor por la Revolución Bolivariana. Homenajear la colosal realización política de Hugo Chávez no es dable con la sola declaración, de nada vale declararse chavista y seguidor de sus ideas y su proyecto social en un plano de indolencia, conformismo, inmovilización y burocratismo.
Honrar la obra de Chávez es defender hasta las últimas consecuencias el proceso revolucionario bolivariano.
Terminemos con las declaraciones vanas, dejemos el discurso revolucionario baladí, acabemos con enunciaciones rimbombantes de socialismo y pasemos a la movilización de las fuerzas chavistas, a la acción de las fuerzas productivas, a la denuncia de la corrupción en las esferas gubernamentales, a desmantelar las redes de acaparadores y contrabandistas de bienes básicos y de la alimentación cotidiana, a fustigar a banqueros corrompidos, a confiscar empresarios traficantes, a desarticular a los aprovechadores, arribistas, contrarrevolucionarios y mercenarios y, a liquidar reductos terroristas.
Proclamar la militancia chavista es la cabal ejecución del programa revolucionario, antiimperialista y socialista de Chávez.
La Revolución Bolivariana de Venezuela está en la mira de la órbita imperialista washingtoniana y los dóciles súbditos que obedecen a sus mandatos por coimas y prebendas.
La hostilidad reaccionaria interna y externa se desencadena con odio, violencia, guerra económica, el hostigamiento mediático, el belicismo no convencional, el asedio impune de la mentira, la conspiración generalizada y, asoman las amenazas de provocaciones terroristas, agresiones con ejércitos privados y de una invasión a gran escala de las tropas del Pentágono.
En la «Patria Grande» los movimientos populares, las organizaciones revolucionarias, las columnas de combatientes de «Nuestra América»; que llevamos a Chávez en el corazón y sustentamos su pensamiento y faena histórica, estamos vigilantes y movilizados frente a la agresión imperialista, que se apresta a desatar los demonios de la guerra de exterminio contra el pueblo venezolano.
Defender y extender el programa de transformaciones sociales de Hugo Rafael Chávez Frías, el humanismo de sus sueños, avanzar por el camino de la revolución chavista, preservar y profundizar las conquistas del pueblo bolivariano de Venezuela, los logros de integración y unidad de las naciones latinoamericanas y caribeñas; es inaplazable.
Seguir alentando la ilusión de la utopía liberadora, inspirándonos en alcanzar lo imposible para empinarnos con la energía regeneradora de las clases humildes, para hacerla realidad, es la tarea categórica e ingente del momento.
Continuaremos expresando desde lo más hondo de nuestros pechos: luchamos por la libertad definitiva de nuestros pueblos en las mismas trincheras de Hugo Chávez. Con esa lealtad, bravura y rebeldía colosal que nos enseñó izamos la bandera de ¡no pasarán! Porque combatimos para vencer: El imperialismo, la contrarrevolución y las oligarquías fantoches: ¡no pasaran!
Círculo Bolivariano Yamileth López (CBYLO)
Centro Popular Costarricense de Estudios Sociales (CPCES)
San José-Costa Rica
huetar2005@gmail.com