Raúl Kollman
Página/12

 

Un estudio muestra que siete de cada diez encuestados dicen que la situación es negativa y que tuvieron que recortar gastos familiares. Un 60 por ciento ve que Macri gobierna para los ricos.

 

Seis de cada diez argentinos considera que Mauricio Macri gobierna para los ricos. Esa definición es sostenida hasta por una buena parte de quienes votaron al Presidente en la elección de noviembre pasado. Se trata de un concepto global del que Macri es muy difícil que salga y que, por ejemplo, tiñe el feroz aumento de tarifas. Hay una franja que dice que son medidas difíciles que el Presidente tuvo que tomar, pero la gran mayoría considera que es consecuencia de que gobierna para los sectores más privilegiados. En ese marco, los tiempos de Macri no son infinitos: siete de cada diez personas piensa que la situación económica del país es negativa y más grave aún, también siete de cada diez personas afirman que tuvieron que recortar gastos desde que gobierna Cambiemos. Hay un sector que tiene expectativas, que cree que habrá mejoras, pero no es un crédito sin plazos.

Las conclusiones surgen de una encuesta de la consultora Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1200 personas en todo el país, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico social. Las entrevistas con los encuestados fueron telefónicas.

Ricos

“Una de las principales críticas que se han escuchado en estos últimos meses es que se gobierna para los ricos –plantea Bacman–. Mucho se habló al respecto y más se discutió. ¿Será cierto o es pura carga ideológica? En tal sentido nos pareció oportuno preguntárselo a los argentinos. Las respuestas obtenidas son más que contundentes: para el 60,6 por ciento de los argentinos la actual gestión de Cambiemos gobierna para los ricos. El dato es tan categórico que cualquier otro comentario nada agrega”.

El sello de que Macri encabeza una administración a favor de los empresarios parece consolidado. Y hay una parte de los que opinan bien del Presidente que sostienen lo mismo, es decir que gobierna a favor de la franja de más recursos. A partir de esa óptica se evalúa el brutal aumento de tarifas, la caída del salario real, el crecimiento de los despidos y la suba de precios en la carne y el resto de los alimentos.

En casa

Más allá de lo que se piensa sobre el gobierno para los ricos, una definición muy fuerte es qué sucede en cada hogar. La encuesta de Bacman exhibe un dato contundente: el 76 por ciento de los consultados sostienen que desde que Macri está en la Casa Rosada, recortaron gastos. Es un dato que encaja perfectamente con lo que se está viendo en muchísimos terrenos: una baja sensible, del 20 o 25 por ciento, en las reservas de las vacaciones de invierno, la brutal caída en el consumo de la carne, la disminución al menos del diez por ciento en las ventas de supermercados. “Más de las tres cuartas partes de los entrevistados –señala Bacman– más allá de su anclaje ideológico, reconocen que en estos últimos tiempos han tenido que recortar sus gastos para llegar a fin de mes”.

“Una destacada percepción del aumento incesante de la inflación y el peso de los tarifazos se convierten en los principales factores de dicho recorte. Los datos obtenidos son elocuentes: dentro de los que reconocen que han debido recortar gastos, un 38,8 por ciento debió disminuir nada más ni nada menos que sus consumos de alimentos y bebidas, y un 27,7 por ciento se vio en la necesidad de ahorrar en luz, gas y combustible. Y a esto hay que agregarle que hasta un 18,4 por ciento reconoce ante los encuestadores que debió disminuir sus consumos en ocio y entretenimiento. En este contexto, tampoco debe extrañar que la percepción de que los sueldos no alcanzan para llegar a fin de mes trepó hasta el 82,8 por ciento. Otra demostración elocuente de que inflación y tarifas es una cuestión que está impactando fuertemente en los hogares”. En otros estudios se verificó que apenas el doce por ciento dijo que puede ahorrar, contra el triple, 36 por ciento, que afirmaba hace un año que podía ahorrar.

Sin embargo, hay una franja que dice que no hay más remedio, que las medidas que se adoptan son dolorosas, pero que las cosas van a mejorar. En ese terreno hay algo parecido a la división que se marcó en las elecciones. Cuando se le pregunta a la gente si las cosas van a mejorar en su casa, la mitad dice que sí y la mitad dice que no.

Imágenes

Hace cuatro meses, cuando ninguna consultora decía que la aprobación de Macri estaba bajando, el CEOP provocó una verdadera conmoción al señalar que el Presidente estaba perdiendo opiniones positivas. Hoy en día, casi todas las consultoras reconocen esa pérdida –incluso las que trabajan para la Casa Rosada– de al menos quince puntos. Para el CEOP, la aprobación de gestión de Macri estaba en el 58 por ciento en diciembre y ahora en el 43 por ciento. En la última medición las cosas se han mantenido bastante estables.

El mayor problema de Macri es que partió del 58 por ciento positivo y 38 por ciento negativo, o sea un plus favorable de 20 puntos. Hoy está en 43 positivo y 51 negativo, lo que significa que de tener un saldo a favor de 20 puntos pasó a tener un saldo negativo de ocho puntos. Lo que le juega a favor al Presidente es que hay un sector que tiene una opinión negativa de la gestión pero piensa que las cosas van a mejorar. Es decir que la base de la imagen de Macri son las expectativas a futuro.

En este terreno juegan dos ideas. Por un lado la furibunda campaña contra el gobierno de CFK y el repiqueteo de que los problemas actuales son producto de los casos de corrupción que se ponen todos los días en las tapas de los principales diarios. En segundo lugar, que Macri se ve obligado a tomar medidas duras porque de esa forma mejoran las cosas. Esos dos conceptos son sostenidos especialmente por quienes votaron a Macri en noviembre, o sea la mitad de los encuestados. La otra mitad, que votó a Daniel Scioli en el balotaje, siempre estuvo en contra de la administración Macri y no tiene expectativas sobre el segundo semestre ni sobre 2017. Al menos hasta ahora.

Temas

Es público que el mayor cambio en las preocupaciones de los argentinos fue la aparición en el horizonte de la cuestión de los despidos y el trabajo. Una de cada cuatro personas lo señala como su principal preocupación. Era un tema inexistente durante los gobiernos de los Kirchner: no había temor a perder el trabajo, a la reducción en el empleo o a los despidos. Es cierto que hubo años, como 2009, que la crisis puso todo en jaque, incluyendo el empleo. Sin embargo, ni en ese momento hubo pérdidas sostenidas.

Como en meses anteriores, lo que se ubica en primer lugar de las preocupaciones son la inflación y la economía. “Al día de hoy –señala Bacman–, la inquietud por la inflación, la marcha de la economía y el fuerte aumento de las tarifas continúan siendo las principales preocupaciones espontáneas de los argentinos. Además, hay que agregarle la inseguridad, la corrupción y la desocupación. En este último trabajo de campo, siempre desde la misma estructura antes señalada, se observan ciertas variaciones: inflación y economía se mantienen al tope en el eje del 55 por ciento, inseguridad permanece en el segundo lugar cerca del 41 por ciento, corrupción trepa al tercer lugar y desocupación bajó unos puntos y pasó al cuarto puesto. No quedan dudas de que el caso López sacudió fuertemente: para expresarlo con mayor precisión en este último mes la preocupación por la corrupción escaló más de seis puntos porcentuales”.

De estos datos, resulta curioso que la inseguridad se mantenga en porcentajes tan altos. La realidad es que la cuestión recibe ahora menos atención en los medios, pero igual ranquea altísimo en las preocupaciones. Y esto tiene que ver con que efectivamente se siente que la cantidad de robos y secuestros-express aumentó en los últimos tiempos, más allá de lo que se pretende dibujar en las estadísticas oficiales. Y eso no se percibe en los medios, pero sí en las charlas cotidianas con familiares y amigos.

Antinomias

Desde hace años, el CEOP reitera una pregunta en sus encuestas si se considera oficialista u opositor. “En la actualidad –analiza el titular del CEOP–, la sociedad se divide en tres segmentos. Por un lado los que se autodefinen como oficialistas (35 por ciento), de los cuáles un quince por ciento es núcleo duro macrista y el restante veinte es radical o independiente. En la vereda de enfrente un 49 por ciento se considera opositor; en este segmento un veinte por ciento lo constituye el denominado núcleo duro kirchnerista y un 29 por ciento es peronista no kirchnerista (la mayoría) o de izquierda. Entre ambos conjuntos navegan los pragmáticos independientes. Representan alrededor de un 16 por ciento de la población, no poseen anclaje ideológico y oscilan; aunque ponen especial énfasis en la economía, la inflación, el tarifazo, la corrupción y la merma del trabajo. Y esta fuerte división, donde los independientes van tomando partido para uno u otro lado, es lo que se puede ver a lo largo de toda esta encuesta. El mal humor social de esta época internalizó una significativa percepción de que existe en nuestro país una crisis que combina inflación, aumento de las tarifas y por sobre todas las cosas una marcada percepción que lo que se gana no alcanza para llegar a fin de mes”, concluye Bacman.