Página12
17-06-16.- La actividad económica de Brasil se contrajo 4,5 por ciento en abril respecto del mismo mes del año pasado. En el primer trimestre, el mercado interno brasileño ya había marcado un retroceso del 5,4 por ciento. La economía del principal socio comercial de la Argentina atraviesa un fuerte proceso de recesión desde 2015, cuando computó una baja del PBI del 3,8 por ciento, la peor performance de los últimos 20 años. El gobierno de Michel Temer, el presidente interino tras la aprobación del impeachment (juicio político) contra Dilma Rousseff, pretende profundizar el plan de ajuste fiscal, con reglas para evitar que el gasto público supere el ritmo de incremento de la inflación, al tiempo que apunta a potenciar la estrategia de apertura comercial con acuerdos de libre comercio y estrechar relaciones con la OMC. El esquema de administración macroeconómica es similar al que propone en el país el equipo económico de Mauricio Macri.
Las estimaciones sobre la evolución del PBI brasileño para 2016 computan una reducción del 3,6 por ciento. La crisis económica comenzó el año pasado con el anuncio de un plan de ajuste ortodoxo, con recorte de erogaciones estatales, devaluación e incremento de la tasa de interés de referencia. Las autoridades afirmaban que “ajustarse el cinturón” permitiría en el corto plazo recuperar un crecimiento sustentable. Sin embargo, un año y medio después de esas políticas el mercado interno brasileño continúa en una crisis notable, con aumento del desempleo e incremento de la desigualdad. El presidente interino, lejos de buscar una salida con ruptura de propuestas del establishment, insiste en la necesidad de potenciar un programa de ajuste convencional.
La principal de las propuestas apunta a limitar el margen de acción del Estado a partir de la política fiscal. Esta semana propuso la implementación de un tope para los gastos del sector público para los próximos 20 años. La iniciativa, que lleva el nombre de Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC), será enviada al Congreso para su aprobación e implica que a partir de 2017 las erogaciones estatales no podrán aumentar por encima de la tasa de inflación registrada el año anterior. “No podemos seguir gastando indefinidamente mucho más de lo que la sociedad es capaz de pagar”, justificó el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles. El proyecto tiene incorporada una propuesta de reforma de la Seguridad Social, en la que se revisarán jubilaciones y pensiones, al tiempo que habrá también reformulación sobre los salarios que paga la administración central. Temer había anunciado un recorte de los gastos a finales de mayo, donde se decidió suspender la aplicación de nuevos subsidios para programas del Gobierno como los gastos sociales. Brasil en la última década consiguió que más de 40 millones de personas abandonen la situación de pobreza, para lo cual tuvieron un rol fundamental los beneficios sociales como el plan Bolsa Familia.
El avance de las políticas neoliberales en Brasil, una conducta repetida en la Argentina, se dio también en materia de las relaciones internacionales. El director de la OMC, Roberto Azevedo, visitó ayer a Temer y resaltó que la nueva administración permitirá que los brasileños ganen relevancia en el comercio exterior. Aseguró que la gestión de Temer tiene la mira puesta en facilitar los procesos de liberación de las fronteras y poner la prioridad sobre el intercambio comercial. El funcionario de la entidad dependiente de Naciones Unidas, no obstante, reconoció que la situación económica es preocupante. “No es un momento fácil para el país. Son momentos de turbulencia en todas las áreas y en la económica en particular”, describió.