Paul Craig Roberts
Actualmente Washington está realizando operaciones contra presidentes latinoamericanos que están tratando de representar a sus pueblos y no a los intereses empresariales norteamericanos y a la política exterior de Washington. Estados Unidos está tratando de deponer y enjuiciar al presidente Nicolás Maduro de Venezuela, al presidente Evo Morales de Bolivia, al presidente Rafael Correa de Ecuador y a la presidenta Dilma Rousseff de Brasil. Washington tuvo éxito al lograr sacar del camino a Cristina Fernández de Kirchner, presidenta saliente de Argentina y ahora está tratando que sea enjuiciada. Para redondear su ataque contra el partido reformista de Brasil, Washington está tratando de orquestar delitos con los cuales manejar y enjuiciar al antecesor de Dilma Rousseff, Inazio Lula da Silva.
Cada uno de los que figuran en la lista de Washington de latinoamericanos que hay que aniquilar, es mucho mejor persona que cualquiera en Washington. La lista de Washington de blancos latinoamericanos tiene mucha más integridad, están afectados por mucho menos por corrupción, y están mucho más comprometidos con aquellos que votaron por ellos que cualquiera en Washington.
El peligro que estos reformistas enfrentan se debe más bien a su inocencia. Ingenuamente ellos creen en la buena voluntad entre las clases sociales. Creen que las oligarquías ricas que están muy vinculadas con Washington y que el mismo Washington aceptarán los resultados democráticos.
Ellos creen en todo esto a pesar del hecho que Washington, utilizando a las oligarquías criollas que Hugo Chávez no tocó, derrocó a Chávez. Hugo Chávez tuvo que ser rescatado de las garras de la elite criolla venezolana, la cual es agente de la CIA, por parte del pueblo venezolano y los militares quienes aseguraron la liberación de Chávez y su reinstauración antes que las elites criollas dirigidas por Washington pudieran matarlo. En consecuencia, las oligarquías están actualmente trabajando con la CIA para derrocar al sucesor de Chávez que además carece del carisma de Chávez.
Lenin no cometió este error. Lenin logró mantener su poder eliminando a los elementos no confiables.
Lo mismo hizo Pol Pot.
En occidente Pol Pot es considerado una figura enloquecida, que despobló ciudades enteras y convirtió a sus habitantes en pilas de huesos y calaveras. Se le ve como un orate pero en todo caso, fue un buen marxista. Pol Pot comprendió que si dejaba a las oligarquías y a las burocracias que las atendían, su revolución pasaría a la historia. Las oligarquías emplearían sus medios de comunicación y el dinero de Washington para derrocar la revolución popular.
La total y completa incapacidad de Washington para aceptar resultados democráticos en América Latina, significa que a menos que América Latina consiga un Lenin o un Pol Pot en su futuro, tendrá que olvidarse de existir de manera independiente del control de Washington y de la explotación de las corporaciones norteamericanas. La colonia latinoamericana de Estados Unidos seguirá bajo el control de Washington de Wall Street y de los intereses corporativos norteamericanos. Los gobiernos de América Latina representarán a Washington pero no a los pueblos latinoamericanos.
En la revista digital Strategic Culture Foundation, el periodista Nil Nikandrov, nos brinda una visión de cómo Washington opera contra aquellos que no aceptan su control.
http://www.strategic-culture-org/news/2016/04/04/the-us-media-war-against-leaders-latin-america-i.html
*paulcraigroberts.org
http://www.paulcraigroberts.org/2016/04/11/washington-continues-to-destroy-latin-american-reformers-paul-craig-roberts/
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*Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona