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10-04-16.-Según trascendió en medios periodísticos locales, la vicepresidenta de Argentina, Gabriela Michetti, quien había estado semanas pasadas en Chile y en la cumbre de Celac en Ecuador, llegó al aeropuerto de Ezeiza cuando una de sus asistentes de ceremonial se percató del supuesto faltante de una valija y al enterarse armó un escándalo.

 

Siempre según el relato extraoficial, que cita los libros de actas de Ezeiza, el personal de la vicepresidenta finalmente halló la valija y cuando los agentes detectaron joyas y le preguntaron de donde habían salido, las justificaron en supuestos regalos recibidos en Chile y Ecuador.

 

Los asesores de la vicepresidenta habrían olvidado que el artículo 18 de la ley de ética pública prohíbe a los funcionarios recibir “recibir regalos, obsequios o donaciones, sean de cosas, servicios o bienes, con motivo o en ocasión del desempeño de sus funciones”.

 

“En el caso de que los obsequios sean de cortesía o de costumbre diplomática la autoridad de aplicación reglamentará su registración y en qué casos y cómo deberán ser incorporados al patrimonio del Estado, para ser destinados a fines de salud, acción social y educación o al patrimonio histórico- cultural si correspondiere”, señala esa norma.

 

En el Congreso Nacional, el kirchnerismo quiere que el tema no pase inadvertido y ya lo compara con el caso Antonini Wilson, aquel empresario venezolano que entró al país con una valija de 800 mil dólares. “Se indignaron de eso y está bien, pero no de las joyas de la vicepresidenta”, chicaneó Juan Cabandié en la sesión.

No terminó ahí: el diputado Juan Carlos Díaz Roig, también del FpV, presentó un pedido de informes que solicita a Gabriela Michetti aclarar de una vez por todas si trajo joyas de su gira continental.

 

Y si así fue, le piden saber cómo fueron transportadas, “mostrar la copia protocolizada del manifiesto de carga, recibo o documento equivalente de la entrega a la transportadora aérea y su posterior retiro por parte del funcionario autorizado a ese fin”, además de la “copia protocolizada de la declaración ante la Administración Nacional de Aduanas de los efectos antes citados”.

 

En las próximas semanas se sabrá si Michetti quiere aclarar el suceso o dejarlo como parte del imaginario popular. Salvo que aparezco algún dato que la complique, nada recomendable en estas épocas, con funcionarios visitando a diario los Tribunales.