Javier Cortines
El Salmón Contracorriente

El petróleo y el gas suponen el 68% de las exportaciones de Moscú y el 50% de su presupuesto federal. El levantamiento del veto a la exportación de petróleo en EEUU, vigente desde 1973, se hizo el pasado mes de diciembre. Washington parece obsesionado por cortar los suministros de gas ruso a Europa y sustituir a Moscú en este lucrativo negocio que aporta, además, grandes ventajas geopolíticas.

Desde que el congreso estadounidense levantó el veto de exportar petróleo –vigente desde hacía 42 años– el precio del crudo está experimentando una caída sin precedentes, ¿Está Estados Unidos utilizando “el arma secreta del petróleo” para hundir la economía rusa y de paso castigar a Venezuela e Irán?

Según la publicación germana Energy Report, el petróleo y el gas suponen el 68 por ciento de las exportaciones de Moscú y el 50% de su presupuesto federal. El barril de Brent se vende ahora en torno los 32 dólares, lo que supone una caída del 70% respecto a hace un año y medio. Asimismo, el rublo se ha depreciado un 35% en relación a la divisa estadounidense desde el pasado mes de junio.

La integración de Crimea y Sebastobol a la Federación Rusa, en marzo de 2014, y el rápido despegue económico del segundo productor de petróleo del mundo, ha hecho que Estados Unidos (el primer productor) saque a su jauría de perros para castigar al Oso Siberiano, y ha optado por una guerra fría de consecuencias imprevisibles.

Ya en 2014, el especialista Andrew Higgis, señalaba en un artículo publicado en La Nación:

La caída del precio del crudo sacudió el orden político y económico mundial, un giro en la rueda de la fortuna que fortaleció los intereses de EEUU y llevó al borde de la crisis financiera a varios países exportadores de petróleo, en especial a los hostiles a Occidente, como Rusia, Irán y Venezuela. Esto afecta a las esperanzas que tenía Putin de que Rusia pudiera campear las sanciones impuestas por su intervención en Ucrania y a las aspiraciones de Venezuela de seguir con el gasto público del fallecido Hugo Chávez.

En línea con lo anterior, Edward N. Luttwak, asesor del Pentágono, declaró el pasado mes de diciembre: “La caída del petróleo está noqueando a los principales adversarios de EEUU”.

El hecho de que las compañías petroleras estadounidenses sean privadas y “operen por libre, desvinculadas del Gobierno”¿Ayuda a creer en su inocencia e independencia? Quizás la respuesta esté en Andrew Higgis quien afirma que “el petróleo barato, es el arma menos pensada por EEUU para doblegar a sus archienemigos”.

Según agentes de la KGB, cercanos a Putin, “desde hace mucho tiempo Washington planeó la caída de la Unión Soviética haciendo que Arabia Saudita incrementara la producción de petróleo, hundiendo así los precios y asfixiando los ingresos de Moscú”.

Enfermiza es la obsesión de Washington por cortar los suministros de gas ruso a Europa y sustituir a Moscú en este lucrativo negocio que aporta, además, grandes ventajas “geopolíticas”. Esto conlleva serios peligros y es normal que Rusia se sienta amenazada con los misiles de la OTAN en su frontera, lo que ya advirtió el fallecido escritor Günter Grass, quien se convirtió en “la conciencia incómoda de Europa”.

El levantamiento del veto a la exportación de petróleo, vigente desde 1973, se hizo el pasado mes de diciembre a iniciativa de los republicanos, muchos de los cuales adoran al magnate fascista Donald Trump, (que lidera la candidatura para ser nominado aspirante a la Casa Blanca) quien, en declaraciones recientes, ha vociferado que “quiere cerrar las fronteras a todo musulmán y doblegar a las potencias (consolidadas o emergentes) que quieran hacer sombra al EEUU”.

La prensa rusa informa con asiduidad de que Washington no sólo intenta humillar a Moscú, sino que también “está jugando con fuego”. Hay voces que avisan, incluso, de que un “error de cálculo continuado” podría llevar a una Tercera Guerra Mundial

Según los analistas, Arabia Saudita (tercer productor) Emiratos Árabes, Qatar, Kuwait, etc., (todos amigos del Tío Sam), pueden aguantar perfectamente uno o dos años con precios bajos de petróleo; lo mismo no ocurriría con Rusia, Irán, Venezuela –y otros enemigos de EEUU– que tendrían que recortar las partidas de gastos sociales y pedir al pueblo que se apriete el cinturón porque se acerca una dura época de penurias.

La reconquista del viejo continente

La compañía Bloomberg, especializada en información financiera, señala que el actual declive del petróleo es el más grave desde el colapso financiero de 2008 y amenaza con provocar el mismo impacto que las caídas de los precios hace tres décadas, lo que llevó a la crisis de la deuda en México y al colapso de la Unión Soviética.

Dentro de esta lucha “subterránea” contra Rusia, (EE UU tampoco tolera que Moscú tomé su lugar en la guerra que se libra en Siria) grandes compañías estadounidenses como Plains All American Pipe Line y Entreprise Product Partners han invertido últimamente miles de millones de dólares en la construcción de nuevos oleoductos, almacenes de depósitos y terminales portuarias.

El primer cargamento de petróleo salió de Texas la pasada Nochevieja con destino a Baviera. El segundo salió de Houston a principios de este año con destino a Marsella, de ahí se transportará por un oleoducto a una refinería de Suiza. Y esto es sólo el comienzo de la reconquista americana del ‘viejo continente’.

Por su parte, los medios de comunicación occidentales no dejan de mostrar fotos o videos de las víctimas civiles ocasionadas por los bombardeos rusos sobre las poblaciones sirias ocupadas por el Daesh. ¿Hay alguien que recuerde imágenes de los miles de muertos y heridos que causaron los ataques con bombas racimo o fragmentación – prohibidas en todos los tratados internacionales– que lanzaron los estadounidenses sobre Bagdad, en la guerra de Irak, de 2003?

¿No sería bueno que la ‘nueva Europa’ tendiese una mano amiga a la Federación Rusa por una simple cuestión de vecindad y salud mental?

Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para decirnos ¿Por qué la prensa de nuestro país sigue siendo tan de derechas, incluyendo la que juega a ser de izquierdas? La sabiduría popular repite sin cesar, en alusión a los segundos: ¿Acaso se creen que no nos hemos dado cuenta de que viven, como las sanguijuelas, a expensas de la izquierda, y viven, como las marmotas, con todas las comodidades de la derecha?