Agencias
04-03-16.-Pedro Sánchez no alcanzó este viernes la mayoría suficiente para ser investido presidente del Gobierno y se abre así una etapa insólita en la política española. El pasado miércoles, el líder socialista no alcanzó los 176 votos suficientes para la mayoría absoluta y esta tarde obtuvo un resultado casi idéntico, con la única diferencia de que una diputada de Coalición Canaria ha pasado de la abstención al voto afirmativo. El secretario general del PSOE consiguió 131 votos —los de su partido, los de Ciudadanos y uno de CC— frente a 219, muy lejos de la mayoría simple requerida.
De nada le sirvió a Sánchez su último llamamiento a «votar el cambio», por la «regeneración» y para que Mariano Rajoy salga de La Moncloa. Ni el mejor tono de Pablo Iglesias, que mantuvo la propuesta de Podemos de un Gobierno de coalición «a la valenciana». Iglesias pasó está vez de la mención a la «cal viva» del miércoles al «acuerdo del beso». Tampoco le sirvió el llamamiento de Albert Rivera al acuerdo. Por supuesto, Rajoy mantuvo el no para que no se produzca la demolición de su gestión.
El secretario general del PSOE se convierte así en el primer político que se presenta a una investidura y no la obtiene en la historia constitucional de España. También era el primero que se presentaba a un debate de este tipo sin los apoyos suficientes y la primera vez en democracia que el Congreso presenta una fragmentación que hace muy difícil elegir un presidente, con mayorías alternativas, y que, en todas las hipótesis de acuerdo, salvo en la de la gran coalición, requiere pactos de más de dos partidos.
El líder socialista ha vuelto a tener el apoyo de los 90 diputados de su grupo y los 20 de Ciudadanos más el de Ana Oramas, de Coalición Canaria, frente al resto de la Cámara. El pacto que firmaron Sánchez y Rivera no ha logrado ningún apoyo más que el de los partidos a los que pertenecen los dos y el de Oramas.
La única diferencia respecto a la situación anterior al debate que se inició el martes es que el reloj constitucional se ha puesto en marcha y, de forma automática, en mayo se convocarán nuevas elecciones para el 26 de junio, si antes no se designa a un presidente del Gobierno. Nada impide que Sánchez pueda volver a ser propuesto por el Rey si logra apoyos suficientes, ni que Mariano Rajoy pueda someterse a la investidura, aunque declinara en una ocasión el encargo del monarca. Incluso, cualquier otro candidato que tenga apoyos puede ser propuesto.
Otra diferencia notable es que antes la mayoría más numerosa era la de los 123 diputados elegidos con las siglas del PP, mientras que ahora es la de los 130 que suman el PSOE y Ciudadanos, si es que consideran vigente el acuerdo que han sometido a la Cámara.
Pedro Sánchez hizo antes de la votación un último llamamiento a «salir del bloqueo y desgobierno institucional» en su última intervención de debate de investidura. El líder socialista ha invocado de nuevo el «Gobierno del cambio» con apoyo de todos los partidos, salvo el PP, para «regenerar las instituciones» y «hacer realidad el cambio». «Voten sí al cambio», ha dicho.
Sánchez introdujo en sus 10 minutos de intervención críticas duras a Mariano Rajoy por haber declinado el ofrecimiento del Rey para someterse a la investidura. Ha hablado de la «huida de Rajoy de sus responsabilidad institucionales, llevando a un periodo de incertidumbre y bloqueo».
«Acepté el encargo consciente de contribuir a que todo volverá a funcionar con normalidad democrática», añadió Sánchez, antes de hacer un breve resumen de su programa, contenido en el acuerdo con Ciudadanos. Según ha dicho, es el resultado del acuerdo de 130 diputados para encontrar los puntos de acuerdos, con coherencia con lo que defiende su partido.
Como última invocación al voto del cambio del resto de partidos, Sánchez aseguró: «Todos sabemos que la mayoría de ustedes están de acuerdo con estas medidas». Para eso llamó a defender el «interés general» y que debe cumplir tres condiciones: surgir del acuerdo, reunir partidos de diferentes ideologías y contar con la participación del PSOE.
El objetivo, según dijo, es evitar la repetición de elecciones y que Rajoy salga de La Moncloa. «Quiero limpiar a España de la corrupción, que es un veneno que debilita nuestra democracia» y «también de la utilización partidista de las instituciones», ha añadido Sánchez, al enumerar algunas de sus propuestas sobre este asunto. Y habló expresamente de derogación de las leyes del PP, para «sacudirse» de esas normas.