Héctor Menéndez
Rebelión

 

El equipo de gobierno actual no es el de un partido político que se haya construido históricamente, representando a sectores sociales determinados en un debate de ideas y programas. Por eso no se entienden entre sí los ministros/gerentes y el propio presidente cuyos zigzag denotan también falta de preparación política y quizás también una falta de coordinación con sus mandantes de la embajada.

Lo que parecía hace diez días un giro del gobierno, llamando a extraordinarias al Congreso, anunciando la elevación del mínimo no imponible sobre ganancias y la oferta a la paritaria nacional docente de un aumento en dos cuotas del 40 % termina siendo un malentendido, una nueva mentira, un bluf.

Los avances más notables del gobierno del Virrey Macri son sus avances políticos sometiendo a la derecha radical, a la derecha peronista y a la burocracia sindical antes peronista a que lo apoyen, paralizando la organización de toda respuesta de lucha que logre conmover su autoritarismo y fascistización. Hugo Moyano hasta justificó el protocolo de seguridad que pretende legalizar los métodos represivos fascistas con los que ahora “la piba” amenaza a los trabajadores. Que comenzaron antes, sin protocolo, contra Creta Roja y los municipales despedidos de La Plata.

Nosotros creemos que la derrota electoral del kirchnerismo, el mejor gobierno burgués de Argentina, más allá de las limitaciones desarrollistas burguesas con capital externo y de sus distancias con la base obrera del peronismo, ha planteado un punto de inflexión en la propia crisis histórica del PJ que se iniciara con la caída de Menem y de la Alianza. La crisis que partió en tres a los dos partidos históricos de la burguesía, UCR y Partido Justicialismo.

Dijimos entonces que era histórica, que no remitiría, que la UCR y el PJ no volverían a unirse y a ser lo que fueron. Ahora, la caída del gobierno del kirchnerismo y la instalación de un gobierno colonial, del imperialismo, con el apoyo de sectores de la alta burocracia sindical ex peronista ha abierto también una crisis histórica en esta burocracia que ha cambiado su relación política histórica con la clase obrera y no solamente que no se unirá en una sola CGT para apoyar al gobierno virreinal sino que la lucha por defender a los trabajadores de este ataque de la gran burguesía quedará en manos de los delegados, de las internas y de los nuevos sindicatos que han crecido en los últimos años.

Si bien Smata no es un sindicato, no tiene un convenio nacional que una a todas las fábricas extranjeras de la industria automotriz en el país, el papel de Pignanelli como sirviente de Macri organizando la ruptura del bloque del FpV en diputados para que le aprueben los decretos ilegítimos de necesidad y urgencia con los que ha puesto al país decididamente al servicio del imperialismo y de Clarín, me hace acordar el papel del gallego Rodriguez de Smata en el 76 entregando, junto con la patronal, la comisión interna de Mercedez Benz a los grupos de tareas de la dictadura que los desaparecieron. La relación de esta conducta de Pignanelli con las patronales extranjeras de la industria, en nombre de quien gobierna Macri, es evidente. No admite prueba en contrario.

Las “visitas” en un mes de los presidentes de Italia, Francia y Estados Unidos a Macri, de los gobiernos de los países dueños de la industria automotriz que se llevan 10.000 millones de dólares anuales del déficit nacional del comercio exterior automotriz no son ingenuas ni progresistas. Representan la nueva ubicación de Argentina en el mundo del lado de sus viejos explotadores del imperialismo occidental.

La derrota electoral del kirchnerismo, como dijimos antes, ha sido la derrota de la utopía reformista de un nuevo capitalismo no parasitado por la enorme financierización de la economía, un capitalismo productivo sin paraísos fiscales, unas organizaciones internacionales sin el doble rasero de los países imperialistas que invaden países y provocan guerras que buscan extenderse generando una situación prebélica, unas Naciones Unidas democráticas, un FMI democratizado junto a los demás organismos multilaterales de crédito. Esa lucha del kirchnerismo y en especial de CFK se constituyó en una tendencia mundial del mundo colonial que acompañó su denuncia a los buitres con 136 votos en la asamblea de la ONU y esta derrota del kirchnerismo es también una derrota del mundo colonial. Qué duda cabe.

El peronismo como partido político cerró su ciclo histórico con la entrega nacional de los dos gobiernos de Menem y el de su continuador radical De la Rúa. Cuando la movilización popular de los ahorristas estafados eyectó a De la Rúa de la Casa Rosada y las manifestaciones y asambleas barriales consagraron el que se vayan todos mientras los cinco presidentes peronistas en una semana no lograron estabilizar el país burgués y organizaron esa especie de gobierno provisional de Duhalde que llamó a elecciones en abril/mayo del 2003, nosotros dijimos que la crisis de los dos partidos históricos de la burguesía argentina habían entrado en su crisis histórica, habían agotado el crédito político que después de la primera y la segunda posguerra. El PJ y la UCR se partieron en tres y no volverán a unirse. Sobre esto hay una verificación histórica en estos catorce años.

El peronismo del kirchnerismo fue un hecho nuevo en la historia del peronismo y del país. No lo vamos a analizar aquí, pero los doce años en el gobierno lo mostraron como un peronismo sui-generis, con cierta independencia del PJ, de la burocracia sindical y de la clase obrera. No obstante su independencia, el éxito económico y la lucha nacional del kirchnerismo le dieron cierta cohesión a las formas diversas del peronismo histórico. Pero fuera del gobierno, en la oposición, ante la necesidad de reorganizar internamente al partido emplazado por la justicia macrista, el kirchnerismo, a pesar de tener cuadros valiosos comenzando por CFK, no aparece como dirección de este peronismo diverso, necesitado hoy de enfrentar la penetración del gobierno de las corporaciones. Muchos de los sectores que florecieron con el crecimiento del kirchnerismo protagonizan una múltiple protesta. La declaración de los 7.000 científicos condenando la política antinacional de Macri y defendiendo los emprendimientos técnicos y científicos del kirchnerismo es un documento de gran valor nacional, político. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-292945-2016-02-21.html Debiéramos volantearlo en las fábricas y en los barrios y con ellos manifestar exigiendo a las direcciones sindicales un paro nacional.

La conclusión histórica fundamental de esta derrota nacional y social es que la expulsión del imperialismo y la liberación de los trabajadores es imposible bajo la dirección política de la burguesía. Esta crisis nacional en el marco de la crisis mundial del sistema capitalista replantea agudamente la organización política independiente de la clase obrera. El proletariado argentino que fue el protagonista social de las luchas históricas de las décadas del cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado, sus cuadros avanzados actuales ante estas circunstancias deben tomar la decisión de romper con esta dirección que ha conducido ya tres veces a la derrota.