Hay que ubicar la crisis económica venezolana dentro de la complejidad de la crisis múltiple del capitalismo, y las medidas que están tomando los centros hegemónicos de poder mundial: EEUU, Francia, Alemania, China, para tratar de detener el desplome del modelo de capital, sin importarle las consecuencias que pueden ocasionar las medidas regionales que cada país toma para salir del «sálvese quien pueda».

La actual crisis del modelo del capital se compone de varias variables, cada una con una implicación distinta que necesita una solución muy concreta, que termina afectando a otras regiones, en una especie de pasar la bomba hasta hacerla explotar en manos de otro. En países europeos como España y Reino Unido, el problema básico es la burbuja inmobiliaria. En china es la relación exportación consumo, en EEUU es el déficit de la deuda pública, en la zona Euro es el problema financiero.

El PIB total del mundo se calcula en 48.1 trillones, el dinero circulando en todo el planeta es 151.8 trillones, es decir tres veces más, se estima que la economía real funcione con 50 trillones de Dólares, el 66, 2 % lo constituyen títulos, bonos, papeles y dinero inorgánico, es por eso la inestabilidad es el principal fundamento de la economía del siglo XXI.

Los Estados Unidos el centro hegemónico más importante de la actualidad, ha entrado en pánico ante la crisis global del sistema, y ha tomado algunas medidas para tratar de mantenerse a flote. En primer lugar declaro una guerra global a la corrupción y a los paraísos fiscales con el propósito de tratar de atraer el dinero ilegal que está siendo depositado en pequeños países hacia su propia economía para que sea reinvertido en infraestructura y en el mercado inmobiliario. En este contexto tiene que entenderse el escándalo por las mordidas en la FIFA. En segundo lugar diseñó una estrategia petrolera sustentada sobre la creación de un mercado subterráneo de petróleo, cuyo objetivo es demoler los precios del barril petrolero, para disfrutar de una energía barata que le permita abastecer su consumo interno y ahorrar dinero, y en tercer lugar aumentó las tasas de interés, en un intento desesperad por frenar la inminencia de un desplome financiero.

Todas las iniciativas tomadas en los Estados Unidos, tienen un impacto en la economía real de nuestro país por el nivel de interconexión que existe entre ambas. El aumento de la tasa de interés, además de atacar directamente el precio del barril de petróleo, hace más difícil adquirir productos importados porque el dólar cuesta más. La caída de los precios petroleros rebajó en más de 70% los ingresos reales que recibe el país, y la supuesta lucha contra la corrupción agrega un componente de deterioro internacional de la imagen de Venezuela, al involucrar a PDVSA en una trama de lavado internacional.

En el marco general de esta crisis sistémica de todo el modelo, el gobierno Bolivariano se enfrenta a una emergencia económica, justo un día antes de que Francia también la decretara. Con un cuadro desfavorable que ubica una reserva monetaria en 14000 millones de dólares, pero solo 2000 liquidas, una inflación anualizada de 141% según las cifras del BCV, una contracción económica de 16% en los últimos dos años, y una especulación desatada que legaliza más del 70% de un componente especulativo, un ataque a la moneda, un nivel de escases que supera el 50% y llega a ser alarmante en algunos rubros, y una asamblea nacional controlada mayoritariamente por una oposición que solo piensa en tumbar al gobierno.

El decreto de Emergencia Económica es poco lo que puede hacer en el corto tiempo para detener el principal problema que es la escases, porque la economía venezolana no produce, y revertir esta situación lleva un ciclo mínimo de un año, aún solucionando los problemas de volúmenes de producción se necesitara de la colaboración de todos los sectores empresariales para resolver el problema logístico de distribución y empaquetado.

Hay claridad en algunos líderes que plantean el derrumbe definitivo de la economía petrolera, lo cual es un indicador de lo profunda que puede ser la crisis económica, y desde esa perspectiva el decreto de emergencia intenta ir a causas estructurales, sin embargo es urgente aplicar en lo concreto correctivos que puedan acabar con el horror que viven los ciudadanos ante el intento de algunos empresarios de legalizar un componente especulativo de más del 70% en todos los artículos.

Es importante que el gobierno intente equilibrar las tasas de cambio logrando que únicamente determinados artículos como las medicinas gocen de dólar preferencial, debe aplicarse un mecanismo de control y vigilancia de los precios de todos los productos, acabar con el robo descarado de los productos subsidiados por el gobierno, los cuales son vendidos para la reventa por funcionarios inescrupulosos. Es necesario ir a un programa de reestructuración de la deuda venezolana, con apoyo de países como China, y tratar de amarrar nuestro tipo de cambio a una cesta de monedas europeas, China, y Rusas, y estudiar la viabilidad de un acuerdo alimenticio con países como Irán, China, Francia, Rusia, y el mundo Árabe.

Ante la debacle del sistema mundo y el desplome definitivo del modelo de capital, es obvio que las consecuencias deben impactar nuestra economía, es también obvio que la nuestra no es la única economía con problemas, Francia, está en emergencia económica, España no tiene presidente, EEUU está endeudado y sus bancos quiebran.