Un 5 de enero de 2016 te quedaste dormida para siempre. Escribo mientras te veo dormida para siempre en esta capilla esperando pompas fúnebres.

Madre, Carmen Rivas, alias Milagros. Sigue colgado hoy en tu habitación un retrato de Hugo Chávez. Y un reconocimiento a tu labor política desde el año 2001 en el MVR de Maracay firmado por la entonces diputada Aurora Morales.

Recordé que hace 11 años me fui de nuestro apartamento en la Ciudad Jardín y tú te quedaste allí contra mi voluntad; luego hace 5 años cuando me casé con más intensidad te pedí venirte a Caracas para cuidarte pero me dijiste que tenías deberes familiares que atender y mucho arraigo con tu casa.

En octubre de 2015 me dijiste que estabas muy enferma. Empezamos a hacerte muchos exámenes en Caracas. El 7 de diciembre te diagnosticaron cáncer tipo rabdiosarcoma en el útero. El 21 del mismo mes te operamos pero el tumor presentaba metástasis afectando muchos órganos. El informe del médico cirujano oncólogo dijo «inoperable». Entendí que habías venido a morir a mi lado. Todo pasó en 2 semanas. Por petición de médicos, nunca te dije totalmente lo que pasaba pero tú lo sospechabas. Al igual que con mi padre, víctima de la misma enfermedad, cuidándote me inspiré en esa película: la vida es bella.

Pero no te reclamo nada, me diste suficiente amor. Tampoco deseo detallar cómo moriste sino hablar de cómo viviste porque estoy convencido de que tu vida fue infinitamente más grande e importante que tu muerte.

Y tengo razones para demostrarlo.

Fuiste notario y registradora por 29 años y 6 meses. Te jubilaste en 2007 honesta y sin bienes de fortuna. Maracay te recuerda por tu actuación intachable. Tal vez la más larga de Venezuela.

En esos años fuiste constante benefactora, diste empleo al pobre y visitabas barrios para hacer obras de caridad.

Fuiste esposa de mi padre guerrillero, Jesús Manuel Silva Alfonzo del año 70 al 90. Su mejor amiga del 90 al 2009 en que falleció. Me ayudaste a combatir contra el cáncer de Papá hasta el día final.

Fuiste hija, muy amada por tu madre Kika. Vivieron juntas sus años finales. Ella te inculcó la fe cristiana. Fuiste también extraordinaria hermana de Merari, Nereida y Yoy. Gran tía de Dhayanarad, Arquímedes, Rolando, Jesús Alfredo, David y Mariangel. Buena Nieta de Canita.

Fuiste madre. Abnegada. Nos unía ser cristianos en lo social. Sobreprotectora y terca pero dedicada. No era fácil lidiar con un hijo comunista. Rompí una lámpara de la casa hace 20 años y nunca la sustituiste sólo para recordarme que el terco era yo.

El día que te secuestraron en casa (2014) y te amarraron por 3 horas preguntándote por mi unos sicarios con una foto mía las circunstancias me impidieron volver a casa. No me dejaste sacarte de allá. Sufrías al verme en la televisión como un Quijote metido en guerras políticas. Sin embargo como testamento grabado en tus ultimas horas de vida me pediste jamás abandonar mis ideas de justicia social y luchar siempre. Como luchó mi padre con fusiles en los 60 y 70. Como luchaste tú desde los escritorios y los barrios. Dijiste: «nunca te vayas a la derecha así venga un gobierno de derecha. No seas nunca un Teodoro Petkoff ni un Pompeyo Márquez».

Quiero coronar este homenaje in memoriam, contando que fuiste excelente abuela. Me pediste ser un padre amigo de mi hijo, no regañarlo tanto. Dejaste este mundo físico siendo la abuela de Maracay. Tu nieto de 3 años te puso ese título. Es mayor que el de notario de Maracay. Me dijiste que era la mayor felicidad de tu vida junto con el día que me pariste.

Gracias Madre, juro que te cumpliré en todo, fuiste un gran ser humano. Una luchadora social incansable. Tu capacidad de amar, de perdonar, de tener esperanza en la vida y de ser leal será recordada por muchas personas. Hasta siempre mamá.

Te ama, tu hijo Jesús Silva