Alirio Contreras
“Los hombres que han hecho de su existencia un permanente acto de entrega por alcanzar el bien común, aún a expensas de ganarse el odio y el desprecio de muchos, no mueren jamás. Su espíritu de lucha queda sembrado en todo aquel que comprendió su misión de vida”
Teresa V. de Lugo
A propósito del momento político que vive nuestra nación y las diatribas que de él se derivan, es necesario reflexionar y asumir lo que representa un pensamiento colectivo leal y solidario sobre la base de los criterios que se expresa en la afirmación “Venezuela cambió para siempre”. Chávez sembró en cada uno de sus fieles y convencidos seguidores el germen de la justicia, la igualdad, la fraternidad y el espíritu de lucha para llevar adelante un proyecto humanista, socialista, fundamentado en las ideas libertarias de Simón Bolívar. Por tanto, no se debe mostrar ante los adversarios ni un ápice de debilidad. Todos y cada uno de los revolucionarios que desde sus trincheras, defiende este proceso, debe ser “un Chávez más”; fortalecidos de su tenacidad, su autenticidad y su sentimiento patriota.
Como líderes y protagonistas de este movimiento deben mantenerse muy unidos, con la Constitución por delante y armados de esas ideas de soberanía y equidad, seguir trabajando para lograr un país de progreso e igualdad para todos. Defender esta Patria de próceres: mujeres y hombres recios, firmes ante las adversidades e inspirados en el pensamiento político latinoamericano del padre Libertador e inmortal Simón Bolívar. El Proyecto que hoy se desarrolla debe defenderse con principios de fidelidad y dignidad, no ahogar las esperanzas o vender la consciencia, como lo han hecho tantos, que en el pasado hablaron de la necesidad de una Venezuela distinta y cedieron ante las tentaciones de un sistema consumista alienante y alucinante. Ahora los venezolanos de hoy, conscientes del papel que deben desempeñar en la lucha política que les compromete, no deben permitir que les dobleguen la voluntad, aquellos que perversamente utilizan medios que jamás justifican un fin. La convicción revolucionaria implica sacrificio, de allí que grandes hombres dedicaron su vida a nobles causas y gracias a ellos muchos países lograron su soberanía liberándose del yugo opresor de imperios que aún permanecen y amenazan de nuevo y se resisten a la idea del derecho a la libertad y soberanía auténtica de los pueblos. Por eso hoy en Venezuela: “La Patria Socialista, vive o muere” dependiendo de los hombres y mujeres valientes que no traicionan sus principios y menos aún sus ideales de independencia, igualdad, justicia y paz.
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