Franklin González
La contienda electoral para la presidencia de la República Argentina, en disputa por dos empresarios, tuvo un desenlace no esperado para las tendencias de cambio y progresismo que en América latina se han desarrollado desde finales del siglo XX y principio del XXI.
El empresario Mauricio Macri se consagró el domingo 22 de noviembre presidente de Argentina, al vencer en balotaje con un poco más del 50%, al candidato del gobierno de Cristina Fernández, Daniel Scioli, con lo cual se pone fin a doce años de kirchnerismo.
Ese resultado deja para el análisis presente y futuro los siguientes elementos.
1. Ganó el neoliberalismo. Ganó la promesa de liberar el mercado de cambios, impulsar la iniciativa privada como motor, reordenar el Estado, llegar a un acuerdo con los «fondo buitres» e impulsar el regionalismo abierto y las iniciativas de libre comercio.
2. Perdió con un 47% el empresario y reformista Scioli. También fue derrotado el discurso dubitativo y no claro y transparente que encarnó este candidato del progresismo argentino.
3. Las encuestas de opinión erraron nuevamente. Lo hicieron también en la primera vuelta. Las diferencias que anunciaron entre uno y otro candidato en ambos eventos electorales estuvieron muy lejos de la voluntad de los votantes.
4. Los grandes medios de comunicación, que no se someten al escrutinio electoral, jugaron papel decisivo a la hora de «orientar» o «direccionar» las preferencias de los votantes. Recordemos en este sentido el papel jugado por los periodistas Joseph Pulitzer y William Randoph Hearst, como competidores «aparentes» o «reales», en tocar la sensibilidad del pueblo de Estados Unidos para «invitarlo» a una gran cruzada — una guerra contra España en 1898—llevada a cabo en nombre de los valores más seguros del idealismo estadounidenses y donde lo imaginario rebasaba lo real. Por tanto, esto no es nuevo. Lo nuevo es que su poder de penetración ahora es mayor y la influencia es más nefasta.
5. Al igual que lo ocurrido en otros países, el pueblo argentino en su inmensa mayoría está polarizado en términos políticos entre dos modelos: el de la inclusión social y de la participación del Estado no sólo como promotor sino como agente de dirección económica de la sociedad y el otro, el de la exclusión, el que aboga y defiende la rectoría del mercado en la sociedad.
6. Estos resultados electorales del 22/N hacen que renazcan las consabidas voces o tesis positivistas o postpositivistas Recordemos que un idealista, Woodrow Wilson, diría en 1913: «le voy a enseñar a las repúblicas sudamericanas a elegir buenos hombres» y un realista, Henry Kissinger, diría en 1973: «No veo porqué tenemos que cruzarnos de brazos y presenciar que una nación se convierta en comunista sólo por la irresponsabilidad de su pueblo. Los puntos en discusión son demasiado importantes como para dejar que los electores [chilenos] decidan por ellos mismos». Hoy muchos ya están diciendo que esa decisión mayoritaria es una autoflagelación del pueblo argentino que votó contra sí mismo, se autolastimó o se autocastigó, porque lo hizo contra el candidato que aseguraba la continuidad de las políticas que los favorecía.
7. Por supuesto que quien se expresa en los términos anteriores olvida que algo no está bien en Argentina. Algún error ha cometido el gobierno actual. Algo no está funcionando en la gestión pública que produce rechazo a electores que fueron decisivos para que la balanza se inclinara por el candidato de la derecha y del neoliberalismo y que debe ser tenido muy en cuenta.
8. Tampoco debe olvidarse que los gobiernos progresistas de América Latina, al inscribirse en las «reglas de juego» establecidas por el establishment, están permanentemente sometidos a valoraciones y registros de los gobernados, y así como hay momentos de flujo, de apoyo y de respaldo, también puede haber, como ha ocurrido en varias oportunidades, momentos de reflujos, de retiro de apoyo y respaldo. En otras palabras, lo irreversible no existe en estos casos.
9. Lo que sí parece real y concreto es lo dicho por el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein, en un artículo titulado «La derecha contrataca» publicado en La Jornada, el sábado 18 de julo de 2009: «La presidencia de George W. Bush fue el momento de mayor arrasamiento electoral por parte de los partidos de centro-izquierda en América Latina en los últimos dos siglos. La presidencia de Barack Obama corre el riesgo de ser el momento de la venganza de la derecha en América Latina».
10. Al Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, le queda aún un poco más de un año en el gobierno y en ese tiempo habrá procesos electoral para ratificar o no lo dicho por Wallerstein, pero por el momento la próxima batalla está en el calendario, es el 6 de diciembre de este mismo año y es nuestro país. Mosca pues, vienen por la Revolución Bolivariana.
*Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios «Pedro Gual» del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.