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27-11-15.- Juan José Aranguren construyó su carrera profesional en Shell Argentina durante 37 años, los últimos 12 nada menos que como CEO de la compañía.
Hace varios días que corría la versión de que sería el elegido de Mauricio Macri para ocupar la cartera de Energía y Minería. Y así fue, tal como lo ratificó Marcos Peña durante la conferencia de prensa en la que anunció los nombres que encabezarán el gabinete nacional a partir del 10 de diciembre.
Ingeniero químico con un posgrado en Ingeniería en Sistemas (UBA), Aranguren escaló en Shell desde el puesto de tecnólogo junior, luego economista de Refinería y Marketing, más tarde Comercialización y Refinación. Luego, desde 2003, fue presidente de la firma, al mismo tiempo que Néstor Kirchner llegaba a la presidencia de la Nación.
Durante los primeros años del kirchnerismo fue un claro antagonista del gobierno nacional, aumentando las naftas hasta el 4,2 por ciento pese al pedido en contrario del jefe de Estado, en pleno plan de estabilización de la economía.
Fanático de Boca Juniors, Aranguren no tardó en empatizar con Mauricio Macri, que por ese entonces aspiraba a la jefatura de gobierno porteña, algo que consiguió en 2007.
Sin embargo, su pelea de fondo durante los gobiernos de Néstor y Cristina fue con el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien le impuso 117 sanciones (entre ellas alguna por desabastecimiento) por un monto de un millón de pesos cada una. Y en 2007 fue más alla, pidiendo de 6 meses a 4 años de prisión para Aranguren. Finalmente, todas las sanciones -y el pedido de prisión- quedaron en la nada porque el CEO fue sobreseído.
En 2014 la pelea del Poder Ejecutivo con Shell llegó a su climax con la corrida por el dólar, que tuvo en Aranguren uno de los nombres más en danza por ese entonces.
“Shell compró a un banco extranjero $ 3,5 millones a un precio de $ 8,40, cuando la cotización era de $ 7,20″, afirmó en aquel entonces el ministro Axel Kicillof, que enmarcó la operación en un plan para «armar una escalerita» financiera.
“El Banco Central estaba al tanto de las compras de dólares que iba a realizar Shell para atender sus importaciones y exportación de combustibles», se defendió el empresario y agregó: “Concretamos exportaciones por US$ 14,7 millones e importaciones por 11,3 millones, con un saldo a favor de US$ 3,4 millones, que liquidamos en el mercado a $ 6,885, por debajo del cierre diario. Al día siguiente precisamos adquirir US$ 1,6 millones, que conseguimos a $ 6,896, es decir, 25 centavos menos que el cierre del día”.
Hoy, Aranguren llega a lo más alto de una carrera de casi cuatro décadas: la energía del país estará en sus manos desde el 10 de diciembre, como una nueva parábola de la política de Estado en nuestro país.