A los botes salvavidas
Mario Bono
El 30 de octubre de 2015, la presidenta argentina convocaba a todos los argentinos a un gran proceso de reflexión y tras reiterar la necesidad de mantener la unidad enfatizó que «acá no estamos entre oficialistas y opositores, acá estamos para elegir un modelo de país».
Cristina en su relato descaifeinado, intentando vanamente despolarizar a la sociedad argentina para captar votos independientes, reconocía su propio fracaso tras azuzar durante años a una sociedad corrida a la derecha luego de 3 mandatos de capitalismo kirchnerista.
Pero lo más llamativo fue su apelación al modelo Titanic de comparación con la realidad: “Este es un barco que necesita que el motor siga andando porque si no, nos hundimos todos”, agregó Cristina Fernández de Kirchner al dirigirse desde uno de los balcones internos de la Casa Rosada a cientos de militantes reunidos en el patio de los patriotas.
Cristina considera en su relato aprendido a través de sus asesores económicos de dudoso conocimiento, que el barco que ella timoneaba y mantenía a flote debería seguir funcionando en el mar del capitalismo (único mar existente en el mundo) pero que si tomaba otra dirección podría detener sus motores y entonces hundirse con todos nosotros a bordo.
Sin dudas el barco de Cristina cambio de rumbo y de capitán por obra y gracia de la propia presidenta argentina, quien chocó el navió contra un iceberg y ahora abandona el barco con rumbo al sur para dejar a la tripulación al garete y a los pasajeros con pocos botes para llegar a tierra firme, luego de recorrer los ultimos meses de trayecto bailando en la sala de fiesta kirchnerista cual Titanic ante el colapso.
Sucede que la capitana Cristina perdió el rumbo, chocó el barco y abandonó el navío negociando su salida del gobierno antes que los dueños de las navieras estadounidenses le ordenarán entregar el mando al nuevo capitan Mauricio Macri, quien extraerá el agua acumulada en la nave, la reflotará y la conducira nuevamente por el mar neoliberal restaurando el salón de fiestas y poniendo rumbo al Norte con menos tripulación y pasajeros, pues los que irán cayendo al agua serán devorados por los hambrientos tiburones del capitalismo global.