Marcos Ríos Guerra
Luego de 12 años y 6 meses de 3 gobiernos kichneristas, el proyecto de Néstor se deslizó hacia la derecha de la mano de Cristina al hacer un acuerdo con Daniel Scioli para candidato a la presidencia de Argentina.
Scioli, un hijo de empresarios rico de poca capacidad política e intelectual, realizaba competencias “mundiales” de la lanchas de alta velocidad con el dinero de su padre hasta pasados sus cuarenta años y se incorpora a la política en la década del 90 por obra y gracia de Carlos Menem, quien lo llama a la filas del neoliberalismo luego de que Daniel sufriera un accidente en Argentina por el cual perdiera parte de su brazo derecho, infortunado evento que hasta el día de hoy explota políticamente para insuflar un toque de lástima en los votantes, pues su dificultad personal le ha servido para” forjarlo en las adversidades”.
Luego de ser secretario de deportes de Menem tras la deblacle del gobierno de la Alianza, es nombrado por Duhalde en su gabinete ministerial y gracias a su buena imagen entre los denominados clasemedia derechistas es convidado a formar parte de la fórmula como vicepresidente junto a Néstor Kirchner.
Kirchner nunca quiso a Scioli y solamente lo utilizó en su lógica de construcción de poder colocando a personas de otro signo ideológico dentro del gobierno para supuestamente frenar las apetencias de los poderes a quienes estos personajes representan, es decir, al poder económico y sus terminaciones políticas en los Estados Unidos. Scioli siempre fue un gran amigo del país del norte con buena llegada a todos los embajadores de los Estados Unidos en Argentina, como así también de buena relación con el multimedio Clarín y sectores de la derecha argentina, incluídos Macri y Massa (ambos candidatos presidenciales).
La lógica de construcción de Néstor lo llevó a enviarlo en 2007 como candidato a gobernador de Buenos Aires, la provincia más grande del país con el 38% de los votantes y unos 18 millones de personas que mantiene niveles de pobreza, deserción escolar secundaria, trabajo informal y criminalidad demasiado elevados para asegurar después de 8 años de mandato que es un gobernador algo bueno, sino todo lo contrario.
Con Scioli en la provincia y Macri en la Ciudad, la mesa quedó tendida para el poder económico hacer reversible el supuesto proceso de crecimiento con inclusión social redactado por el BID y la CEPAL para Néstor y Cristina Kirchner, dos mediocres políticos multimillonarios quienes amasaron sus fortunas a partir de ventajas obtenidas desde sus posiciones de poder, tanto en la provincia de Santa Cruz como en el Estado nacional.
Luego de tres períodos presidenciales y sin reelección solamente quedó posicionado el alter ego de Néstor y Cristina-Carlos Zanini- una especie de comisario político e ideólogo kirchnerista quien será vicepresidente de Daniel Scioli para intentar desde allí resistir los embates de la justicia y la sanción de leyes contrarias al espíritu ultrakirchnerista que quedará como ultraminoría en el congreso argentino.
Con Scioli, el neoliberalismo florecerá para deshacer los tibios cambios para mirar a sus socios nacionales y extranjeros que lo acompañaron todos estos años y lo plantaron dentro del peronismo como próximo presidente de los argentinos, un país rico con mucha burguesía y clase media colonizada por los medios de comunicación de la derecha internacional que retornará al neoliberalismo socialdemócrata casi puro de Daniel Scioli.