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15-10-15.- Documentos secretos filtrados este jueves revelan detalles de las operaciones estadounidenses con aviones no tripulados en Afganistán, Yemen y Somalia, y advierten de que pueden ser contraproducentes y provocar un gran número de víctimas civiles.
Los documentos secretos, filtrados por un funcionario de inteligencia sin identificar y publicados por ‘The Intercept’, «detallan el funcionamiento interno del programa de asesinatos del Ejército estadounidense en Afganistán, Yemen y Somalia» y ofrecen «una mirada sin precedentes a las guerras de drones de Obama«.
El funcionario, que quiso mantener su anonimato debido a la fuerte persecución a la que el Gobierno somete a los informantes, asegura que la gente tiene derecho a conocer el proceso de colocar a personas en listas y asesinarlas por órdenes de miembros del Gobierno de EE.UU.
«Es una manera muy elegante y eficiente de llevar a cabo la guerra, sin los enormes errores de invasión de tierra de Irak y Afganistán», dijo la fuente a ‘The Intercept‘.
«Pero a estas alturas, se han vuelto tan adictos a esta máquina, a esta forma de hacer negocios, que parece que cuanto más tiempo se les permita seguir operando de esta manera, más difícil será apartarlos de ella», agregó.
El paquete de documentos contiene dos series de diapositivas que detallan las operaciones con aviones no tripulados del Ejército estadounidense en Somalia y Yemen entre 2011 y 2013, llevadas a cabo por el grupo secreto Task Force 48-4.
La estadística de los asesinados
De acuerdo con una de las diapositivas, hasta junio de 2012, el presidente Obama había autorizado a las fuerzas de operaciones especiales el asesinato de 16 personas en Yemen y cuatro en Somalia.
Sin embargo, estas estadísticas parecen referirse solo a los objetivos aprobados en el marco de la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar de 2001, sin incluir las operaciones de la CIA, señala ‘The Intercept’, agregando que, según los datos de la Oficina de Periodismo de Investigación, tan solo en 2012 más de 200 personas murieron en las operaciones en Yemen y entre cuatro y ocho, en Somalia.
«Culpables de asociación»
Documentos adicionales sobre las operaciones con drones en Afganistán muestran que el Gobierno de Estados Unidos ha clasificado a personas no identificadas que murieron en los ataques con aviones no tripulados como «enemigos muertos en combate» aunque no eran los objetivos previstos, para de esta manera tapar la verdadera cifra de bajas civiles.
De hecho, entre otras conclusiones, los documentos indican que el número de las muertes no intencionadas en los ataques aéreos es a veces muy superior al de los objetivos previstos.
Se han vuelto tan adictos a esta máquina, a esta forma de hacer negocios, que parece que cuanto más tiempo se les permita seguir operando de esta manera, más difícil será apartarlos de ella
Así, los documentos que describen la operación Haymaker, una campaña especial en el noreste de Afganistán, muestran que los ataques aéreos de EE.UU. mataron a más de 200 personas entre enero de 2012 y febrero de 2013, pero solo 35 de ellas eran los objetivos previstos.
«Cualquiera que sea sorprendido en las inmediaciones es culpable de asociación», denuncia el informante.
Además, los datos filtrados muestran que los militares se han enfrentado a «déficits críticos» de tecnología y capacidad para encontrar a sospechosos de terrorismo en Yemen y Somalia, lo que demuestra que los recursos de inteligencia de Estados Unidos son limitados.
«No tienen derechos. No tienen dignidad»
La mayoría de las misiones se basan en la inteligencia de señales (SIGINT, en inglés), desde los metadatos telefónicos hasta las intercepciones de señales.
Según el informante, los errores de la información de inteligencia, a menudo proporcionada por fuentes locales, es la causa principal de las víctimas civiles.
Asimismo, revela que los equipos de operaciones especiales deshumanizan a las personas que son blancos de ataques aéreos para que sea más fácil evitar cuestiones morales.
«No tienen derechos. No tienen dignidad. No tienen humanidad», explica el informante agregado que «ni siquiera se refieren a ellos por su nombre real».
«Esta explosión escandalosa de vigilancia —de vigilar a las personas, trasegarlas y apilarlas en las listas, asignándoles números, asignándoles ‘tarjetas de béisbol’, asignándoles sentencias de muerte sin previo aviso, en un campo de batalla en todo el mundo— estaba mal, desde el primer momento», lamenta el informante.