Oglis Ramos
Las acciones de Moscú en Siria, muestra el resurgimiento de una potencia que marca un nuevo giro en la geopolítica mundial. La relación Rusia-Siria, hoy sella la alianza mundial contra el expansionismo de los Estados Unidos en el Medio Oriente y sus ansias de dominación; las cuales han llegado a un punto de no retorno ya que los amos del pentágono estaban seguro que con el clima bélico en Europa del este, Moscú no tendría el valor de enfrentar al monstruo del Ejercito Islámico, lo que hace que el juego de guerra impuesto por las agencias de inteligencias en el Medio Oriente reciba un jaque mate del kremlin.
Los Estados Unidos y sus aliados pro imperialistas de Europa y el Medio Oriente hoy reciben la más certera puñalada por parte de Moscú ya que ellos empujaron al kremlin a tomar decisiones claras; no de apoyar al presidente sirio; sino, de enfrentar a lo que supuestamente los gobiernos occidentales no habían podido golpear el (EI). Otro elemento es el escenario en Ucrania y los vecinos de Rusia, así como el cerco con el escudo antimisiles y los ejercicios militares que implementados por el gendarme mundial la OTAN y los cuales han sido denunciados en diversas oportunidades como una amenaza para Moscú. Todo este experimento desatado por las agencias de inteligencias al servicio de las grandes corporaciones financieras transnacionales lo realiza con la única finalidad de desestabilizar la región y así arrastrar Rusia a un conflicto a gran escala.
La posición de Moscú de intervenir en un conflicto creado y financiado por los señores de la guerra, hace que los países pro imperialistas de Europa y del Medio Oriente que siguen las políticas devoradoras de la Casa Blanca, cambien el curso de acciones en la geopolítica mundial. Alemania como el gran aspirante a dominar a Europa y el gobierno francés junto al británico como los grandes hipócritas, en estos momentos tienen claro que han despertado a un gigante que les perdono Afganistán, Irak, Libia pero no se quedara inmóvil ante la gran infamia en la que han convertido a Siria; el cual es un socio geoestratégico para Moscú.
El gobierno de Putin pasó de defenderse de las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea y los Estados Unidos a las acciones militares, mostrando que está decidido a realizar la guerra y así enviar un mensaje claro a quienes pretendían avasallarlo; además de dejar en shock a los gobiernos pro imperialistas occidentales con la capacidad de inteligencia, con que se iniciaron las operaciones.
Los ataques mediáticos en primera línea contra las acciones de Moscú en la lucha contra el terror
La andanada mediática desatada por los medios de información al servicio del imperialismo estadounidense y sus satélites, no se hizo esperar al llamar a Moscú de querer proteger con sus acciones militares al gobierno de Bashar al-Asad, y a su vez victimizan al ejército islámico; dejando ver hipócritamente de qué lado han estado; la misma maquinaria que hoy ataca a Moscú, ayer difundieron las imágenes terroríficas de las acciones del EI con la finalidad de que la opinión pública mundial viera en las acciones de los Estados Unidos; como el único que sería capaz de «luchar» contra el mismo experimento creado y financiado por sus propias corporaciones de la guerra. Esta misma maquinaria mediática hoy siente temor de que el show macabro que crearon en siria este marcando la ruta hacia el final.
Ahora bien la doble moral que ha utilizado los Estados Unidos en Siria, queda expuesta y la careta hipócrita de gran exportador de paz se cae; lo que deja algunas interrogantes ¿jugara al mismo estilo que Moscú, los EEUU en Siria? O tal vez ¿los Estados Unidos permitirán que los planes de dominación total en el Medio Oriente sean truncados?
La diplomacia hipócrita de los Estados Unidos muestra el doble racero de su política exterior; ya que por un lado incentiva, financia y organiza a sus socios del ejército islámico, por otro lado alienta a las monarquías del golfo para que utilicen sus creaciones terroristas contra militares rusos, lo que nos hace ver que estamos ante una medición de fuerza sin precedentes, con posibilidad de que la organización terrorista más mortífera de los últimos tiempos, dotada con armamento de última tecnología, desencadene el peor temor de la humanidad; una tercera guerra mundial.