Marcos Ríos Guerra
La realidad agentina postdemocrática ha dejado tras la nesfasta dictadura militar 1976-1983 una sumatoria sucesiva de gobiernos conducidos por una verdadera casta burguesa al servicio de los poderes económicos internacionales y sus socios locales.
Todos y cada uno de los mandatarios y mandatarias que pasaron por el sillón de Rivadavia han dilapidado las riquezas del país y del pueblo con el abyecto, traidor y oprobioso pago de la deuda externa y eterna, y ninguno tuvo los cojones y ovarios suficientes (salvo el Adolfo y porque no había con que) de declarar la moratoria de la deuda, denunciar a los tribunales arbitrales del CIADI y dejar de pagarles al club de paris (le dimos 8000 millones), al FMI (le dimos 10.000 millones cash), o a los buitres (no se les pagó a todos porque ellos no quisieron).
Por si esto fuera poco, la deuda continúa siendo de más de 200.000 millones de dólares a pesar de todo lo que se pagó en concepto de capital e intereses en los últimos doce años de gobierno kirchnerista: el resultado es hoy un nivel de reservas muy bajo, un dolar múltiple, una inflación del 30% y a Scioli como el próximo presidente de la centroderecha que gobernará nuevamente el país como lo hicieron Menem, Duhalde y Kirchners.
Con este panorama de 25% real de pobreza, 53% de deserción escolar secundaria y un salario de 6500 pesos para la mitad de la población que vive en Argentina, los funcionarios ultra millonarios del kirchnerismo se aprestan a una retirada ordenada a aguantar el chuvasco del pejotismo que tiene a sus gurkas preparados para limpiar a La Cámpora de las poltronas del gobierno y recolonizar los organismos del Estado de nuevos burócratas, con ansias de asaltar nuevamente las arcas del Estado y amasar nuevas fortunas, pagando puntualmente a los acreedores para recibir suculentas comisiones.
Un nuevo período de desilusiones se vislumbra en el horizonte del capitalismo peronista del sigloXXI, que se vende a la sociedad como la única salvación al mar del neoliberalismo global del que también son parte y con el victimizan a las población adormecida e intoxicada de noticias engañosas que ocultan la realidad del país, en un mundo también plagado de injusticias y miserias con superricos en los gobiernos tercermundistas, como Cristina, Scioli o Macri.