Juan Martorano
El pasado domingo 25 de octubre de 2015, se celebraron elecciones presidenciales y parlamentarias en Argentina. En dichas elecciones, los resultados fueron los siguientes: El Frente para la Victoria, del oficialista Daniel Scioli, obtuvo 9.002.242 votos para un 36,86% de la votación; la Alianza «Cambiemos», del empresario Mauricio Macri, obtuvo 8.382.610 para un 34,33% de la votación; Sergio Massa, disidente del kirchnerismo, Alianza Unidos por una nueva aletrnativa (UNA) 5.211. 705 (21,34%); Nicolás Del Caño de la Alianza Frente de Izquierda y los Trabajadores 798.031 (3,27%); Margarita Stolbizer de Alianza Progresistas 619. 051 (2,53%) y el ex presidente Adolfo Rodríguez Saa, de Alianza Compromiso Federal, 407. 202 (1,67%) y un 20% de abstención.
Es importante destacar que en Argentina se da el proceso a través de dos vueltas electorales, en caso de ser necesario. Para poder vencer en primer vuelta deben darse los siguientes supuestos: Que el candidato vencedor lo haga con el 45% de los votos escrutados; obtenga el 40% y la diferencia con respecto al segundo lugar sea de 10 puntos. Como ninguno de esos supuestos se dio, tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri dirimirán la Primera Magistratura de la Nación argentina el próximo 22 de noviembre.
Allí se va a observar una polarización bien importante y definitoria. Sobre todo cuando observamos una ofensiva inmisericorde del imperialismo en esta América Latinocaribeña. El imperio contraataca y se ha propuesto entre ceja y ceja reconquistar estos espacios y aniquilar los movimientos revolucionarios y progresistas de nuestro continente, y volvernos a convertir en su «patio trasero».
No olvidemos que en el contexto de estos comicios en Argentina, se dieron a la par elecciones presidenciales en Guatemala (donde ganó la derecha y con una altísima abstención), Haití (donde deberemos esperar 10 días para conocer los resultados oficiales), y elecciones municipales y estadales en Colombia, donde se han dado movimientos y resultados dignos para el análisis y estudio.
Igualmente, no olvidemos que Brasil vive un proceso desestabilizador muy fuerte, ante los intentos de la derecha brasileña por llevar a la actual Presidenta de esa nación, Dilma Rousseff a un juicio político para desalojarla del poder, y salpicar con «casos de corrupción» al ex presidente y líder político y obrero Luis Inacio «Lula» Da Silva, quien ya ha manifestado sus intenciones de presentar su nombre para los comicios generales a escenificarse en Brasil en el año 2018.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, el caso de Argentina, debemos señalar lo siguiente: Si bien todas las encuestas pese a que daban ganador a Scioli, ninguna lo declaraba ganador en la primera vuelta. La sorpresa de estos resultados es que nadie se imagino un resultado tan estrecho y tan cerrado en estos comicios. Muy parecido a lo ocurrido en nuestro país el 14 de abril de 2013, con los resultados de las elecciones presidenciales sobrevenidas donde resulto electo Nicolás Maduro, y que no ameritan mayores explicaciones.
En ese orden de ideas, también cabe destacar que en zonas emblemáticas donde el peronismo ganaba (y el peronismo viene siendo el equivalente al chavismo en Venezuela), fueron derrotados por el macrismo, por las fuerzas de la derecha. He ahí el por qué del resultado tan cerrado.
Este resultado es una muestra de lo que pueden hacer las campañas de guerra sucia y de medios de comunicación al servicio de los intereses empresariales, de los intereses del neoliberalismo, del capitalismo. Al no poder competir en estos comicios la carismática Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue otro elemento que también influyó en el resultado. Esto lo comprendía muy bien Hugo Chávez, y por eso es que insistía en dar la batalla de ideas en el terreno comunicacional.
Igualmente, nuestras fuerzas revolucionarias, de izquierda, progresistas o como quieran llamarla tienen un problema endémico. Y es que no estamos ejerciendo en el campo de la educación política la formación de liderazgos emergentes, de posibles sucesores a liderazgos emblemáticos como los de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Lula Da Silva y Dilma Rousseff, y los Kirchner. Y eso lo aprovecha muy bien la derecha para tratar de colarse por los palos.
En buena medida, el neoliberalismo asomó sus fauces y avanzó en Argentina, pretendiendo que esta sea un referente y una advertencia a los movimientos progresistas y revolucionarios de este lado de la Patria Grande. En mi apreciación muy particular daría mucha tristeza de que la Argentina que le dijo NO al ALCA, NO al FMI, NO a los fondos buitre, SÍ a la justicia social, a la soberanía y a la independencia económica, pierda la memoria y caiga nuevamente en las garras del neoliberalismo.
Ahí se aplicaría aquella máxima que lanzó Adolf Hitler: «Cuando se haya eliminado el peligro comunista, volverá el orden normal de las cosas». Algo de eso vimos el 12 de abril de 2002 en Venezuela. Dios nos agarre confesados.
Será también muy importante el rol que tendrá a partir de este instante el tercero en esta liza electoral. El candidato disidente del kirchnerismo, Sergio Massa, quien fue jefe de gabinete de la Presidenta Fernández de Kirchner. Estamos hablando del 21% del electorado argentino y de 5 millones de votos que tanta falta le hacen tanto a Scioli como a Macri. Pudiera pensarse, por su anterior vinculación a los Kirchner, que Massa llamaría a sus partidarios a apoyar a Scioli, pero también no es menos cierto que recientemente se vieron a través de las redes sociales, fotografías de Massa reunido nada más y nada menos que con Álvaro Uribe Vélez, por lo que aún tenemos incógnitas sobre el papel que jugará Massa en aras de definir esta contienda. Pero lo que no se puede negar es que tiene un peso específico e importante en la inclinación de la balanza para los bandos que disputarán la segunda vuelta, y habrá que esperar los próximos días para ver a quien apoyará Massa y como se desarrollarán los acontecimientos.
Sin embargo, tampoco el panorama luce tan sombrío, puesto que también el domingo pasado, el Frente para la Victoria de Scioli se quedó con 26 de las 43 bancadas que tendrá Argentina en el Parlamento del Mercosur a partir del 14 de diciembre, en tanto «Cambiemos» (Macri) obtendrá 11 y UNA (Massa) sumaría 4.
El parlamento argentino contaría con la siguiente composición: El FPV consigue mantenerse como fuerza mayoritaria en la Cámara baja, al sumar, junto a sus aliados, 114 de las 257 bancas; en tanto que el interbloque PRO y el radicalismo, con 43 bancas cada uno.
En tanto el intebloque PRO y el radicalismo, con 43 bancas cada uno, merced a la buena elección de Cambiemos, se disputan el segundo lugar en la Cámara.
El resto del equilibrio de fuerzas que surge de los resultados provisorios registrados hasta las 2 de la madrugada, muestra al Frente Renovador con 27 integrantes, al peronismo opositor con 13 bancas; a la Coalición Cívica con 7; a Progresistas con 6; a la Izquierda con 4 y a Proyecto Sur con 1.
El Frente para la Victoria tendría 97 legisladores propios -21 menos que en la actualidad- y 17 aliados -cinco menos que en la actualidad; por lo que, pese a restar 26 bancas continuará siendo el bloque mayoritario y, consecuentemente, quien elija al presidente de la Cámara.
Así las cosas en la Argentina, la de Juan Domingo y Eva Perón.
Y no quisiera imaginarme en este complejo escenario geopolítico internacional, que Argentina y Brasil caigan en garras del neoliberalismo salvaje. En este contexto actual, eso sería mortal y muy peligroso para los venezolanos y venezolanas.
Pienso que estos resultados deben constituirse en una campana de alerta para nosotros los venezolanos y venezolanas. Los resultados y el desenlace de la segunda vuelta Argentina a escenificarse el 22 de noviembre, a poco más de dos semanas para nuestros comicios parlamentarios, tendrán algún tipo de impacto en nuestro país. Si bien como lo señaló la socióloga y analista de medios, Maryclen Stelling, de que las fuerzas revolucionarias contamos con una extraordinaria y poderosísima maquinaria electoral, ésta por sí sola no nos garantizará el triunfo electoral que tenemos que obtener dentro de 39 días.
Argentina tiene la ventaja de que tienen mañana, tienen segunda vuelta. En el caso venezolano no. Y nuestro escenario es mucho más complejo que el argentino, puesto que además de las operaciones psicológicas, las campañas nacionales e internacionales, lo mediático, las redes, etc, debemos enfrentar una brutal Guerra Económica que tiene muy molestos a muchos de nuestros compatriotas y camaradas. Los números que manejo, indican una intención de voto de cerca del 60% a favor del PSUV y el Gran Polo Patriótico versus el 40 por ciento de la MUD, pero esto no quiere decir que hemos ganado.
Aún cuando pudiéramos criticar al Presidente Nicolás Maduro por la adopción de medidas que son necesarias de manera extemporánea como decimos los abogados, las mismas pudieran resultar insuficientes por el agravamiento de la situación, por lo que urge tomar medidas complementarias a las ya adoptadas. En nuestros puertos hay importantes cantidades de alimentos que aún no han sido distribuidos a nuestro pueblo. ¿Qué estamos esperando para hacerlo?
Sin embargo, y pese a todas las críticas, molestias, debemos seguir dándole el espaldarazo a Maduro. Sabemos también que está haciendo el mejor de sus esfuerzos. Tiene las mayores responsabilidades, pero no es el único responsable, tengamos eso muy claro.
Estoy convencido que ganaremos las elecciones parlamentarias, pero no es eso lo que en realidad me preocupa, lo que verdaderamente me preocupará es que luego del triunfo revolucionario entraremos en una etapa en la que nuestro pueblo nos exigirá como nunca antes todo lo que es justo y exigir (ya es hora y nuestra gente se siente preparado para ello) pero creo que algunos integrantes del Alto Mando Político y Militar de la Revolución no están preparados para la etapa que viene. Ellos, muy al contrario de Chávez, todavía creen que quienes les critican no son revolucionarios ni revolucionarias, lo que se constituye en una falta de inteligencia tan grande) y esa nueva etapa por venir pudiera traer una confrontación dentro de la Revolución y en pro de la consolidación del proyecto socialista. El problema, insisto en ello, es que nuestro pueblo está preparado para esa fase, pero nuestro Gobierno no lo está, así que el resultado de esta etapa post elecciones parlamentarias, realmente es impredecible.
Cierro este artículo, respondiendo a una etiqueta lanzada en Caroní, en el estado Bolívar, donde ejerzo mi derecho al sufragio que señala esto: #enCaroníSinJoséRamónLópezNoHayVotoPsuv . En realidad, no se trata del PSUV, sino de la Revolución y el Gran Polo Patriótico, y les respondo trayendo a Chávez: «Uno pudiera estar descontento o molesto con la Revolución porque no me han dado mi casa, porque no me ha llegado el Mercal, etc. ¡Pero, Carajo! ¡No por eso me voy a ir a apoyar a la burguesía, porque eso es traicionar a la Revolución! ¡Es traicionar este camino, el único que camino de redención para nuestro pueblo! ¡Debemos tener conciencia!
¡Golpe de Timón para salvar a nuestra Revolución!
¡El juego no se gana hasta que no se haga el out 27!
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!