CO-AMR

 

8-10-15.- El 8 de octubre de 1967 cayó prisionero en la quebrada del Yuro -región de Ñancahuazu, en el Departamento de Santa Cruz-, al sureste de Bolívia, el médico y guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara de la Serna (Ché). Así terminaron las operaciones guerrilleras que comandó durante siete meses, al frente del recién constituido Ejército de Liberación Nacional (ELN). Al día siguiente, encontrándose herido en una pierna, fue asesinado en una escuela la localidad de La Higuera, por órdenes del gobierno boliviano, que a su vez seguía instrucciones de la CIA.

 

INTERNACIONALISMO

El Che, nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario (Argentina), apenas graduado de médico en su país natal, emprendió una marcha a lo largo del continente con su amigo Alberto Granado. Tras una estadía en Venezuela, se dirige a la Guatemala de Jacobo Árbenz, que en 1954 enfrentaba la agresión imperial de EEUU en el marco de la Guerra Fría.

Tras el derrocamiento de Árbenz se traslada México, donde conoce al exiliado cubano Fidel Castro. De inmediato se enroló el proyecto de una expedición armada hacia Cuba contra el dictador Fulgencio Batista.

En enero de 1959, triunfan las guerrillas de Sierra Maestro y se inicia la Revolución Cubana, desempeñando el Che altas responsabilidades. En 1965, asumiendo responsabilidades internacionalistas, marcha al África a dar apoyo a la causa revolucionaria del Congo. De allí retornará al año siguiente a Cuba, para encaminarse a Bolivia, para abrir un nuevo frente de nivel continental, dentro de su visión de “Crear dos, tres, muchos Viet Nam”, que atrajese la atención del gran enemigo de los pueblos, como lo expuso en su Mensaje a la Tericontinental de aquellos días. Caerá, herido en una pierna, el 8 de octubre; y el 9 será ejecutado, en contravención de las leyes de Bolivia, por decisión del presidente de turno René Barrientos y presiones de la CIA.

EL HOMBRE NUEVO

La adscripción del socialismo, dentro del proyecto de regeneración moral de la sociedad, frente a la miseria espiritual a que condena el régimen capitalista y la sociedad de clases, con su ley de la ganancia, es una de las aportaciones del Che. Si bien en la perspectiva de Marx, padre del socialismo científico, se trazaba la ruta de una revolución integral de la civilización, el Che Guevara con su talento reflexivo, al compartir desde 1959 la primera experiencia socialista de América Latina, tuvo oportunidad de escribir en torno al monumental reto de formar al hombre nuevo, aquel que distinguirá a la sociedad socialista avanzada, en medio de la transición entre lo nuevo y lo viejo en la esfera ética y moral.

VIGENCIA DE SUS IDEAS

En El Socialismo y el hombre en Cuba el Che expresaría su visión militante del Hombre Nuevo “todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización”. De acuerdo a esta visión, al esfuerzo material de la jornada de trabajo y la organización grupal y colectiva, se debe sumar el empeño individual por reeducar la propia subjetividad, guiándola conscientemente hacia la permanente emulación y autocorrección con voluntad, permitiendo el afloramiento de las mejores cualidades en la empresa de construir socialismo. Aquel teórico que medía en la práctica diaria sus ideas, fue retratado en sus rasgos fundamentales por su gran camarada Fidel Castro:

“Che era una persona a quien todos le tomaban afecto inmediatamente por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo…por su originalidad, aún cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo caracterizaron (…) constituyó un verdadero ejemplo de virtudes revolucionarias! Pero además añadía…una cualidad del corazón, ¡porque era un hombre extraordinariamente humano…!”

LA DERECHA Y EL CHE

Desde la desaparición física del Che Guevara en Bolivia, y en acatamiento a las directrices de la CIA y sus técnicas de guerra cultural, grandes cadenas mediáticas del mundo trataron de imponer la imagen del médico-guerrillero, como la de un fanático de la violencia como fin en sí mismo. Infructuoso empeño que al paso de las décadas se estrella con el ejemplo de honestidad y la perfectibilidad del humanismo. Sorprende que en cada nueva generación la figura del Che Guevera, para quien las armas eran solo un instrumento y nunca un fin, se mantiene como referente para el inextinguible sueño de construir una sociedad justa.