Raquel Godos
EFE

 

Haciendo suya la «regla de oro» de «no hagas a los demás lo que no quisieras para ti mismo», el papa Francisco se dirigió ayer al Congreso de Estados Unidos de un modo «claro y conciso» para abordar asuntos claves en el país como la situación de los inmigrantes, la pena de muerte o la pobreza.

La histórica intervención del pontífice, la primera de un santo padre ante el Legislativo estadounidense, no tomó partido explícito por las políticas de unos u otros, demócratas o republicanos, pero sí fue firme en la posición de la Iglesia acerca de asuntos que en Estados Unidos resultan muy divisorios.

En este sentido, Brian Porter-Szücs, experto en catolicismo romano de la Universidad de Michigan, explicó a Efe que ejemplo de ello fue la alusión implícita del pontífice al aborto cuando habló de la protección a la vida, momento que aprovechó para virar su argumento de manera “sorprendente” y pedir la abolición de la pena de muerte, una práctica aún activa en EEUU.

“Mientras escuchaba el discurso del papa ante la sesión conjunta del Congreso me llamó la atención el contraste con otros discursos pronunciados por los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI en ocasiones similares”, dijo el experto.

Según Porter-Szücs, los papas anteriores adoptaron un “estilo retórico” que les permitió estar por encima de los debates políticos mundanos para que la Iglesia “pudiera conservar una postura distante, no partidista”, sin embargo es innegable que “Francisco tiene un enfoque diferente”.

“Habla directamente y, a menudo, específicamente sobre los asuntos que le conciernen. En realidad no difiere de sus predecesores sobre las cuestiones fundamentales, pero las trae a tierra de una manera que no hemos visto antes”, insistió.

Para Daniel Ramírez, profesor asistente de cultura estadounidense en la misma universidad, uno de los asuntos en los que el pontífice fue más claro fue la inmigración, presentándose a sí mismo como “hijo de inmigrantes” y recordando a los congresistas que todos ellos, sin excepción, también lo son.

“Cambió la discusión: ¿Qué hacer con los inmigrantes? Nos recordó que la mayoría de los pueblos de las Américas vinieron del extranjero y que en nuestro tratamiento hacia el extranjero desobedecemos la regla de oro (…) y que esa regla se aplica también a los humanos en todas las etapas del desarrollo”, afirmó.

“En otras palabras, los provida también deben ser proinmigrante”, señaló.

Pese a una fuerte demanda social y presiones tanto de la Casa Blanca como de grupos activistas, el Congreso estadounidense no ha sido capaz de ponerse de acuerdo para legislar sobre una reforma migratoria que ponga solución a las carencias, reconocidas por todos, que sufre el sistema.

El presidente de la Cámara Baja, el republicano John Boehner, fue el artífice de la visita papal al Congreso, pero como puntualizó en conversación con Efe la profesora Silvia Pedraza, también fue quien bloqueó “el esfuerzo de Reforma Integral de Inmigración” de carácter bipartidista que en 2013 logró el consentimiento del Senado.

“Tengo la esperanza de que el discurso del Papa abrirá esta puerta que se había cerrado con un cerrojo”, agregó Pedraza, un deseo que muchos de los congresistas defensores de la reforma migratoria también han compartido, ya que el debate al respecto está en horas bajas.

Francisco, que durante más de media hora planteó sus inquietudes a los legisladores en inglés, hizo alarde de sus dotes comunicativas pese a su falta de control del idioma y se refirió también a la necesidad de que los líderes políticos busquen el bien común.

“Un buen líder político es aquel que, con los intereses de todos en mente, aprovecha el momento en un espíritu de apertura y pragmatismo”, dijo el pontífice ante uno de los congresos más polarizados de la historia de Estados Unidos, a quien instó con vehemencia a cuidar del planeta, “la casa de todos”.

Un buen líder político -insistió- siempre opta por iniciar procesos en lugar de poseer espacios”.