La coalición encabezada por Arabia Saudita para detener el avance huthi se encuentra cada vez mejor posicionada dentro de territorio yemení. Junto a su principal aliado, los Emiratos Árabes Unidos, continúan constantemente los ataques aéreos a nivel tal que han desacatado pactos de cese el fuego. La lucha sigue con gran intensificación, tal como pretende el rey saudí, Salman bin Abdul-Aziz Al Saud, con el único objetivo de sacarles poder a los huthies.
Recordemos que en el reino Saudí prevalece la rama sunnita del islam, quienes tienen como enemigos a los partidarios de la otra rama mayoritaria, el chiísmo. Justamente, los huthies gobiernan bajo creencias del chiísmo, y el temor a su expansión en la zona del Golfo Pérsico es el motor que tienen desde Riad para propiciar los embates militares. Se excusan en que los huthies son aliados de Irán, país conducido por el clero chiíta desde la Revolución Islámica de 1979.
Luego de las revueltas de la primavera árabe en 2011, el entonces presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, fue obligado a exiliar y abandonar el poder. Tras el llamado a elecciones, el gobierno pasó a estar conducido por quien era su vicepresidente, Abd Rabbo Mansur Hadi. Este último comenzó a gobernar con la impronta aconsejada por los Estados Unidos y Arabia Saudita, lo que dejó como resultado limitaciones políticas a determinadas facciones. Con este contexto, irrumpieron en escena los huthies, agrupación guerrillera de la rama chií del islam, quienes gobernaron Yemen del Norte hasta 1962. Luego, con el comienzo de la guerra civil, perdieron poco a poco su poderío. Desde entonces, su lucha es por conseguir mayor presencia en la política del país.
En el marco de la actual guerra civil, los huthies han confeccionado una alianza con el ex presidente Saleh. En septiembre del pasado año, tomaron la capital yemení, Saná, y desde entonces gobiernan el país. De igual manera, el presidente reconocido internacionalmente sigue siendo Hadi, quien tuvo que transportarse a la ciudad de Áden, donde estableció su gobierno. Tengamos en cuenta que casi el 70% del territorio llegó a estar bajo dominio de grupos guerrilleros huthies.
Pero, ¿cómo se encuentra el panorama político actualmente? Si bien el escenario no ha mostrado cambios abruptos por el momento, algunas facciones van tomando mayor fuerza, a medida que contrarrestan a sus enemigos. Hablamos de la alianza Saudí-Occidente, que mediante sus ataques aéreos están debilitando lentamente a los huthies. Por otro lado, también se encuentra en combate la facción de Al Qaeda de la Península Arábiga (AQAP), considerada desde Washington como la parte más peligrosa de la red.
Los bombardeos desde Raid, hoy en día, están focalizados en la ciudad Taiz, considerada como la puerta de entrada para recuperar la capital del país, y que regrese Hadi a gobernar desde allí. Estos ataques han generado un caos en Taiz, donde el combate lleva más de dos meses de duración. Aprovechando el mismo, las tropas leales a Hadi, junto con otras facciones, le arrebataron el control de la ciudad a los huthies, con la idea de poder entrar finalmente a Saná.
No sólo el conflicto se ubica en los alrededores de Saná. La ciudad de Mukalla, capital de la provincia oriental de Hadramaut, fue tomada bajo dominio de Al Qaeda. La importancia geográfica de este territorio es fundamental ya que cuenta con uno de los puertos más importantes en Yemen. Esto es una muestra más de la decadencia de fuerza que vienen sufriendo los huthies.
Por último, otro hecho que marca la lenta decadencia huthi del momento, es necesario recalcar la pérdida de combatientes sufrida en los últimos meses. Luego de 10 meses de tomar la ciudad capital y gobernar, las cosas no mejoran en el país. La situación de guerra impera en el país, junto con la crisis económica, motivos por los cuales muchos aliados huthies están abandonando la agrupación. Se estima que Saleh no ayudó a los huthies a gobernar, sino que sólo los utiliza para eliminar a sus rivales políticos, los mismos que lo han derrocado luego de la primavera árabe.
El líder Huthi Abdul-Malek al-Houthi, en su último discurso planteó la opción de tomar “alternativas estratégicas”, lo cual deja abiertas las puertas a nuevas ofensivas en el conflicto.
La guerra civil en Yemen se incrementa con el paso de los días. Las muertes ya ascienden a más de 4.000, desde lanzada la ofensiva saudí, y si tenemos en cuenta la crisis humanitaria, declarada desde la UNESCO, el panorama continúa siendo crítico en el país más pobre de Medio Oriente.