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23 de agosto 2015.- La creación de un área geográfica, denominada «Zona de Exclusión Anti-Daesh» en Siria, muestra que los planes de agresión contra Damasco, han pasado de una etapa de apoyo al terrorismo a una clara intervención directa y pública en la guerra contra el país levantino.
Con esta decisión, consensuada entre Ankara y Washington, se persigue crear sectores que estarían dotados, dentro del territorio sirio, de una autonomía de facto, que sería protegida por fuerzas militares extranjeras – terrestres y aéreas – disgregadas en el territorio sirio y por ende, fuera del alcance del poder del gobierno central sirio. El comienzo de esta operación se ha iniciado con la conformación de un área que irónicamente ha sido denominada “Zona de seguridad Libre de Daesh” pero, que en verdad constituye un área de exclusión, cuya superficie de 10 mil kilómetros cuadrados, equivale al tamaño de El Líbano.
Una franja de terreno ubicada en la frontera turco-siria entre las localidades de Yarablus y Azaz, que cumple un doble objetivo para las pretensiones del gobierno de Erdogan, avalado y autorizado, lógicamente por el gobierno estadounidense: detener los avances de las fuerzas kurdas en su lucha contra Daesh y consideradas un peligroso ejemplo para la población kurda que en un 20 % conforma el total de la población de Turquía y al mismo tiempo, tener una base de operaciones, dentro del territorio sirio, que le permita seguir conspirando y ejecutando acciones, para derrocar al gobierno de Bashar al Assad.
Para el Vicecanciller iraní, Hussein Amir Abdullahian, los intentos de los países que trabajan por crear estas fajas de territorios donde impedirán el acceso del poder legítimo “es consolidar una zona de exclusión en territorio sirio que es, claramente, una violación de la soberanía de Siria y de su integridad territorial. La seguridad de Siria y los países vecinos sólo serán garantizados cuando los factores de poder exteriores, dejen de usar el terrorismo como una herramienta y cuando aparezca una seria voluntad, para luchar contra ese terrorismo Takfirí, donde la solución de la crisis siria es, principalmente, política” Efectivamente mientras unos se empeñan en salidas militares apelando al terror, Irán trabaja en soluciones donde la política y la negociación tienen un sentido principal.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA MUERTE
Esa salida política de la que habla el alto funcionario iraní, no es parte de los planes de aquellos que desean destruir Siria, fragmentarla y convertirla en un rompecabezas para ser armada al antojo de los objetivos hegemónicos de Washington y sus aliados. Convertir a Siria en un país disgregado, una confederación de zonas cada una con un poder distinto, que no responde al poder central. Una Libia, similar a la que vemos hoy tras la caída de Gadaffi. De esta manera, se va cumpliendo el plan de división de la nación Siria. Programa elaborado y concertado por asesores civiles y militares del Pentágono, con su expresión más notoria, en un documento dado a conocer, el día 30 de junio del 2015, por el experto en políticas de seguridad nacional y asesor del gobierno estadounidense Michael O´Hanlon. Co-Director, Center for 21st Century Security and Intelligence.
Este analista del Instituto Brookings, en un paper que no supera las dos carillas, expresa en toda su magnitud los planes desestabilizadores y el objetivo de fragmentar a Siria, apoyado en esto Turquía, el régimen de Israel y Arabia Saudí; con la clara señal que de esa forma también se frena la influencia de países como Irán y Rusia. El mencionado documento, que lleva por título “Desconstructing Syria: A new Strategy for America´s most hopeless war” – que puede definirse en castellano como: “Desconstruir Siria: Una nueva estrategia para la guerra más desesperanzada de Estados Unidos” señala que el único camino realista que se puede plantear Estados Unidos frente a Siria es un nuevo plan para este país del Levante Mediterráneo, donde se creen zonas autónomas donde el gobierno sirio no tenga posibilidad de influir.
Es decir, crear zonas confederadas, que comenzarían a recibir apoyo político, diplomático, asistencia económica y militar que haría inviable la posibilidad de recuperar su control, por parte del Estado Sirio. El propio documento reconoce que la creación de estas zonas autónomas sería la parte más difícil sobre todo el despliegue de las fuerzas que deberían ser la cabeza de playa pero “este trabajo no tiene porque ser apresurado podría llevarse a cabo – afirma O´Hanlon – en las zonas más seguras, tal vez en las zonas kurdas, por ejemplo y a continuación cerca de la frontera entre Siria y Jordania. Dicha medida mostraría la seriedad del trabajo de Estados Unidos sobre el plan general de campaña y permitiría coordinar los trabajos con grupos humanitarios y de desarrollo”.
Es decir, la mesa de la intervención servida con contratistas, militares, organizaciones no gubernamentales. No se tuvo que esperar mucho tiempo para hacer efectiva esta decisión y ya se crearon ambas zonas seguras. El camino está señalado, falta esperar los próximos pasos de la ocupación con una clara violación del derecho internacional, que a estas alturas representa letra muerta en Siria. Una Siria estilo Confederación sostiene O´Hanlon “que necesitaría probablemente apoyo de una fuerza internacional de mantenimiento de la paz – N.A que no sería la ONU por supuesto – para hacer que esas zonas sean defendibles y gobernables, a fin de ayudar a suministrar ayuda a las poblaciones del interior y adiestrar y equipar más reclutas de manera que se pueda estabilizar las zonas y luego expandir graduablemente”.
A confesión de parte, relevo de pruebas suelen sostener los abogados. Y en esta confesión queda claro que esas fuerzas de “mantenimiento de paz” serían aliadas de Turquía y por tanto fieles seguidores de las políticas de los halcones estadounidenses. El adiestrar y equipar más reclutas significa, lisa y llanamente, seguir expandiendo la formación de grupos terroristas, como se ha hecho con Daesh, el Frente al Nusra o el actual Ejército de la Conquista. Todos ellos movimientos mayoritariamente mercenarios que son financiados, equipados y avalados por la Triada del terror en Oriente Medio. Israel, Turquía y la Casa Al Saud.
En un interesante artículo de Mike Whitney de Counter Punch, este analista da a conocer que el plan fraguado y dado a conocer “estaría dirigido, no sólo contra Daesh – que representa la excusa – sino también, en forma principal contra Assad. Sin embargo, siendo realista, no busca explícitamente su derrocamiento, sino más bien negarle control del territorio que todavía podría aspirar a volver a gobernar. Las zonas autónomas se liberarían con la idea evidente de que Assad o un sucesor no volverán a tener el control. En todo caso, Assad no sería un objetivo militar según esta idea, sino las áreas que controla actualmente y si el actual gobernante tardará demasiado en aceptar un acuerdo para el exilio, se enfrentará, inevitablemente a peligros directo para su gobierno e incluso para su persona”.
Es evidente que este tipo de análisis ultraja la vida humana de toda una sociedad, que debe soportar intervenciones de objetivos afiebrados en sus afanes hegemónicos. Indudablemente el Sr. O´Hanlon, sentado en su escritorio desdeña la vida humana, las decenas de miles de muertes y heridos que han significado estas maniobras de guerra dibujadas al calor de la soberbia, la ambición y el desprecio por la humanidad. Una estrategia de dividir para reinar, similar a la que se está ejecutando con Irak a través de la consolidación de tres zonas diferenciadas a partir de la invasión estadounidense del año 2033: una zona bajo control kurdo en el norte del país que ha avanzado en materia de consolidación bajo la cleptocracia del clan Barzani. Un sector Suní, en el centro del país, donde ya operan las bandas armadas takfirí con fuerte influencia de elementos de la vieja guardia de Sadam Hussein y el Partido Baas y finalmente, un área centro-sur del país bajo hegemonía del actual gobierno iraquí, con dominio chií.
El infame plan diseñado en los escritorios estadounidenses, que en su recuento de deudas y haberes jamás consideran a los seres humanos de los países donde ejecutan sus intervenciones, ha significado, en el caso Sirio, la muerte de 250 mil personas – entre ellas 40 mil soldados – y el desplazamiento interno de 7 millones de sus habitantes y la huida a territorios vecinos de otros 4 millones de sirios sobreviviendo en campamentos en Turquía, El Líbano, Jordania e Irak. Todo ello en un marco de destrucción de parte importante de su infraestructura industrial, afectando la vida económica y social de un país que se enfrenta heroicamente a la agresión militar y la invasión de su territorio por organizaciones terroristas Takfirí, que sirven de punta de lanza a los intereses del cuarteto del terror representado por Washington, Ankara, Tel Aviv y Riad.
ENFRENTAR EL TERROR CON INICIATIVAS CONCRETAS
La acometida terrorista y sus valedores, sólo podrá detenerse en la medida que actores regionales como Irán planten cara con fuerza a las pretensiones de la triada Washington-Riad. Tel Aviv, de balcanizar Siria, como lo están haciendo en Irak. Utilizando para ello al gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan, para encubrir sus acciones criminales contra el pueblo sirio, bajo la excusa del combate a Daesh. Se requiere, igualmente, una posición más firme en el seno del Consejo de Seguridad y las naciones Unidas de gobiernos como el ruso y Chino, que deben exigir el cese de los apoyos financieros, militares y logísticos que se otorga a Daesh, en esta política de doble rasero de las potencias occidentales y sus socios en la región, que dicen combatir el terrorismo takfirí al mismo tiempo que incentivan la política del terror, la agresión y los ataques contra Siria y contra el gobierno Iraquí.
Las operaciones contra Daesh – que a la luz de los resultados han sido un fiasco – que tuvieron su comienzo en septiembre del año 2014, por parte de la denominada Coalición internacional liderada por Estados Unidos, han sido efectuadas sin autorización ni coordinación con el gobierno sirio y a contrapelo de cualquier anuencia de organismos internacionales. Decisión que confirma el objetivo final de la participación de Washington en estas operaciones a través de la doctrina del Leading From Behind: derrocar al gobierno de Damasco, cercar a Teherán – más aún ahora que se llegó a acuerdos con el G5+1 en materia de su programa nuclear y al mismo tiempo restar protagonismo regional a la Rusia de Putin, que posee la base naval de Tartus en territorio Sirio y que se ha negado, sistemáticamente, a avalar cualquier operación militar de la ONU con aval del Consejo de Seguridad.
A pesar de lo sostenido, la intervención en la guerra que libra Siria contra el terrorismo Takfirí y la injerencia de Turquía, Jordania, Israel y Arabia Saudita, principalmente, se encubre bajo el artificio de cierta legalidad internacional. Se apela así a la lucha contra el terrorismo de Daesh, tanto en Siria como en la parte centro y norte de Irak. Y ese propósito encubierto, al cual me refiero, se expresa en que aquellos que supuestamente atacan a los grupos takfiri en Irak, en Siria y ciudades como Aleppo, Raqqa, Deir ez Zor, Abu Kamal, Hassaka y otras ciudades, pueblos y regiones sirias, son los mismos países que alentaron el desarrollo de Daesh y otros grupos terroristas como el Frente al Nusra. Principalmente a partir del año 2011 cuando se definió alentar, financiar y apoyar financiera y militarmente a los movimientos takfirí con el objetivo de acabar con la Libia de Gadafi en el Magreb y Siria en Oriente Medio.
En septiembre del año 2014 en un discurso pronunciado por Barack Obama ante la Asamblea General de las Naciones Unidas señaló que “la única solución a largo plazo para la Guerra Civil en Siria es política, una transición política incluyente, que responda a las legítimas aspiraciones de todos los ciudadanos sirios, independientemente de su etnia o credo”. Palabras sin fondo real pues desde aquella alocución la agresión contra siria se ha incrementado, no sólo por la nula eficacia de los bombardeos de la Coalición internacional contra Daesh en territorio sirio, sino porque esos bombardeos han estado dirigidos contra refinerías, pozos petroleros e instalaciones que afectan la capacidad industrial de Siria y disminuyen, claramente, su capacidad económica.
Resulta también una muestra de esa doble moral, que a la par de sostener que hay que buscar soluciones políticas para Siria se hable de entrenar, junto Turquía a rebeldes Moderados” a los cuales se les suministra armas y financiamiento ilimitado. ¿Qué es un rebelde moderado en el escenario sirio? Tl vez se refieran a los miles de mercenarios europeos, yemeníes, saudíes, chechenos y otros que han entrado por la frontera Turca y Jordana para destruir un país y asesinar a su población. Porque en Siria no hay una guerra Civil, lo que existe es una guerra de agresión criminal. Resulta trágico que se juegue así con la vida de millones de sirios, sometidos a la voluntad hegemónica de Estados Unidos y sus socios en la zona.
Mientras algunos como Obama y dirigentes europeos suelen llenar su discurso de frases altisonantes llamando a la paz y el diálogo, su práctica criminal permite armar, financiar y proteger a los movimientos terroristas que atacan Siria e Irak. Contrario a ello, gobiernos como el de la República Islámica de Irán dan los pasos necesarios y vitales para apoyar la lucha del pueblo sirio. Es así que el Ministro de Asuntos Exteriores de Irán Mohamad Yavad Zarif, visitó Siria, país en el cual se reunió con altos funcionarios del gobierno sirio y el propio presidente Bashar al-Asad. Visita destinada a ser parte principal del objetivo de impulsar una solución política de la crisis de Siria a través de lo que ya se ha comenzado a denominar “la iniciativa iraní” Irán, que tras los acuerdos nucleares firmados con el G5+1 ha logrado una legitimidad regional e internacional indiscutible ha dinamizado su política exterior en función de avanzar en la estabilidad de un zona donde indudablemente sus intereses están en juego.
Para el canciller de Irán la voluntad del pueblo de Siria debe ser la base de cualquier iniciativa, sin ninguna intervención extranjera. En el encuentro con el presidente Assad entregó los términos de la que ya ha comenzado a llamarse “la iniciativa iraní para la paz en Siria. Ha sido el país persa el que ha desempeñado mayores esfuerzos para llevar a todas las partes sirias a la mesa del diálogo, como única vía para solventar políticamente a la crisis en Siria. La visita del canciller iraní a Damasco se enmarca en el plan de coordinación permanente entre ambos países, para la búsqueda de una salida política a la agresión contra Siria.
Irán tiene una propuesta de paz que ofrecer frente a la política de guerra impuesta por Estados Unidos y sus aliados. Tras reunirse con el mandatario sirio, el canciller Iraní señaló que las conversaciones con Al Asad fueron “provechosas advirtiendo que ya es hora de que otros actores y nuestros vecinos se hagan cargo de los hechos y trabajen para luchar contra el radicalismo, el terrorismo y el sectarismo” Un claro mensaje dirigido a todos aquellos que se han dedicado a sembrar de muerte la región, que es hablar de las Monarquías árabes del Golfo Pérsico, Turquía, Jordania e Israel, que han permitido el desarrollo de grupos takfirí y su política de terror. El presidente sirio agradeció el mensaje y apoyo del gobierno iraní señalando que “el destino y el futuro de sus pueblos no son inmunes a la expansión cancerígena del terrorismo”.
Según informó el canal libanés Al Mayadeen, el texto del plan de paz diseñado por Irán – del cual aún no se tiene el texto concreto – tendría cuatro puntos principales: Primero, un alto al fuego inmediato en Siria. Segundo, la formación de un gobierno de unidad nacional. En tercer lugar una enmienda de la Constitución para garantizar los derechos de las minorías y finalmente la organización de elecciones supervisadas por observadores internacionales. Plan que no varía mucho de aquel que ya el año 2012 Irán presentó ante la comunidad Internacional pero, hoy, en pleno 2015 y con un aval y prestigio ganado a punta de enfrentar los países más poderosos del mundo en lo que se llamó los acuerdos nucleares, Irán tiene otra posición y otro talante, que en modo alguno puede ser desdeñado. El Canciller Zarif continuó su periplo no sólo por El Líbano – donde entrevistó con el líder de Hezbolá – sino también por Paquistán, la India y Rusia, buscando los apoyos necesarios para llevar adelante su propuesta de plan de paz para la región. En Paquistán el alto funcionario persa señaló que era necesario impulsar la cooperación económica en la región como también una cooperación efectiva con Islamabad y todos los Estados vecinos en la lucha contra el terrorismo y el extremismo “flagelos que amenazan a toda la zona”.
No es posible terminar esta crónica sin dar cuenta de lo admirable que resulta la lucha y resistencia del pueblo sirio y para ello, como muestra tomo las palabras del periodista Miguel Fernández Martínez, corresponsal de Prensa Latina en Siria, quien tras largos meses en ese país, es ya un testigo privilegiado “Difícilmente otro país de la región hubiera resistido más de cuatro años de guerra impuesta por poderosas potencias internacionales. Persisten medidas de castigo impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, persiste la violación de sus fronteras, lo que permite el acceso de miles de mercenarios armados y pagados por occidente. Pero, sobre todo, se impone la impresionante capacidad de resistencia dl Ejército Sirio, que en cuatro años ha perdido a 40 mil hombres en los frentes de combate y sigue enfrentando a las bandas armadas”.
Efectivamente, los análisis sobre la agresión a Siria suelen desconocer la enorme y admirable capacidad de resistencia del pueblo sirio, más allá de sus gobernantes: cristianos, alauitas, chiitas, sunitas que se han unido para combatir al agresor. Y uso el concepto de agresión porque respecto a Siria, a diferencia de lo que plantean gran parte de los medios de comunicación no estamos ante una Guerra Civil, sino que ataques de terroristas, asesinos y mercenarios, que son avalados, entrenados, financiados y armados por Turquía, Israel y Arabia Saudita.
Una Siria capaz de enfrentar una guerra, no sólo de aquellos grupos terroristas Takfirí como Daesh, Frente al Nusra sino también de aquellos movimientos que el lenguaje sibilino de Ankara y Washington apoda como “rebeldes moderados” que encubre sus objetivos y el tratar de desembarazarse de la clara acusación, que lo que han hecho los últimos 4 años es apoyar a movimientos terroristas, que sirven a los intereses hegemónicos de las grandes potencias y sus títeres regionales decididos a fragmentar Siria y repartirse como aves de rapiña sus despojos.