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13 de Agosto 2015.-.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reafirmó este jueves que se mantendrán los planes y proyectos sociales emprendidos en esa nación suramericana a pesar de los ataques de la derecha, sectores a los que reiteró su llamado al diálogo.

Desde el Palacio de Planalto, en Brasilia, en donde se reunió con movimientos sociales, la mandataria brasileña indicó que si bien Brasil es una de las siete potencias económicas del mundo, debe ser una de las primeras en justicia social.
 

En una transmisión por Telesur, la mandataria indicó que «la proporción de nuestra economía significa que necesariamente hay que distribuir los ingresos, hay que garantizar programas sociales».

En este sentido, comentó que esto es «parte del proceso de transformación del país», y explicó que en una nación desarrollada «las personas quieren más, es parte de las reivindicaciones».

«En mi vida he cambiado mucho, porque aprendemos, somos humanos y cometemos errores, ignoré cosas, pero también cambié, pero algo que no acepto es que nunca cambié de lado», manifestó como respuesta a los constantes ataques de la oposición de ese país, que promueve una campaña de descrédito en su contra.

La presidenta Rousseff instó a la organizaciones sociales de Brasil a unir esfuerzos frente estos sectores anticonstitucionales, y agradeció su respaldo ante la campaña que promueven sectores opositores en su contra.

En los últimos meses, gobiernos latinoamericanos han sido objetivo de los denominados «golpes blandos» o «suaves» promovidos por la derecha nacional e internacional, que han pretendido derrocar a las administraciones gubernamentales de líderes revolucionarios y progresistas mediante acciones violentas en las calles, paros, y guerras psicológicas y económicas.

Los casos más emblemáticos se han dado contra los gobiernos de El Salvador, Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina y Venezuela, donde los gobernantes legítimamente electos priorizan la felicidad y el bienestar de los pueblos por encima del capital; además de una férrea defensa de su soberanía y autodeterminación.

En los mencionados países, sectores de la oposición han mantenido el mismo modus operandi, definido por diversas estrategias, entre ellas, el impulso de campañas de descrédito, desinformación, miedo; así como denuncias de presuntas acciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos.