Miguel Jaimes
Algunos teóricos como William Starbuck y Walter Buckley, por ejemplo, utilizando el lenguaje de la teoría general de los sistemas han analizado el concepto o la capacidad de un sistema para adquirir una estructura adaptativa cada vez más compleja. Esto mismo aplica y puede ser llevado al estudio del campo petrolero versus las bases petroleras impuestas por el guerrerismo desatado tras su control mundial. Esos conceptos se pueden utilizar fácilmente para los medios por los cuales una organización modifica continuamente su estructura y sus procesos internos de manera que aumenta sus posibilidades de supervivencia.
Estos análisis petroleros junto a otros confirman nuestra visión de redes energéticas las cuales en el reclamo de estos tiempos emprendidos por este nuevo siglo reclaman una visión interconectada e interrelacionadas. Y es así, un conjunto indefinido de redes petroleras se integra a otros espacios geográficos y de allí justificamos la geopolítica petrolera.
Esta geopolítica petrolera a su vez se interconecta con otro llevándose a cabo un proceso o procesos de integración cada vez más completos, es decir, la energía utilizada en los traspiés de la integración subregional. Todo frente a la inadaptabilidad hasta ahora vivida en un siglo y tanto de explotación petrolera venezolana desde las dos fechas históricas donde comenzaron nuestras importaciones la primera en 1882 con La Petrolia de Manuel Antonio Pulido quien trasportaba querosén hacia algunas islas del Caribe, Norte de Santander, Táchira y Mérida y la segunda en 1917 cuando zarpó el primer carguero de crudo desde los municipios de la Costa Oriental del Lago (COL) de Maracaibo en el estado Zulia.
A partir de aquel hecho los sistemas de creencias del mundo petrolero hicieron a un individuo o mejor dicho comenzaron a construirlo dentro de un sub-nicho cultural y no es una mera resignación, sino por el contrario fue el impulso de una potencia energética, al principio caótica por la diversidad de opiniones para luego transformarse en lo que se denominó el mundo petrolero venezolano y su papel frente a los grandes productores mundiales, por eso desde inicios de 1936 Venezuela junto a los Estados Unidos de Norteamérica y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ocuparon los primeros lugares mundiales como los mayores productores de petróleo.
Ese inicio fue un caos organizado. Porque lo que debió ser la naciente institución petrolera no nació. Es decir no fue creada, todo el negocio petrolero quedó en manos de los holandeses, ingleses y norteamericanos. Por eso cuando en 1917 se inauguró la Refinería de San Lorenzo después desmantelada en 1970 en el hoy municipio Baralt capital San Timoteo en Mene Grande, predios de la COL se produjeron hasta 1928 unos 264 millones de barriles de crudo con una ganancia de 300 millones de dólares norteamericanos y de eso apenas el 3% fue lo que obtuvo Venezuela, es decir apenas 8 millones de dólares. Estos datos entendidos casi cien años después son los que deben tender a organizarnos en este hoy mundo natural de la energía. ¿Y para qué? Pues para que el nuevo mundo de la demanda mundial no vuelva a sorprendernos con sus controles hegemónicos impuestos casi que de manera natural. La hoy impensable visión puramente mecanicista tiene que acabarse.
En el seno de los nuevos habilitadores petroleros venezolanos iniciados desde Petroamérica, Petrosur, las refinerías y sus gasoductos hasta llegar a Petrocaribe existen con una gerencia del petróleo, y la misma no ha atravesado por fracasos, va teniendo una muy buena administración en lo endógeno, excelentes negociaciones y menos pérdidas económicas y medio ambientales. La siguiente metáfora ilustra lo que deseamos expresar: no tendremos idea de la salud sin la enfermedad y a la inversa. Otro tanto puede ocurrir con el mal. No sabríamos absolutamente nada del bien sin la existencia del mal. Existiríamos de modo estático en una vida idéntica a la muerte: una fijeza eterna.
Por eso los nuevos mundos petroleros venezolanos antes que de ensayos son de riesgos y eso es así cuando nos paramos frente al mundo energético. Por eso existe una geografía gerencial amplia, de buenos negocios, pero compleja. Esta va debelada por capas como la arqueología cuando descubre viejas piezas y con una brocha va deshaciendo la tierra pegada la cual sale como un fácil polvo y la cual permite debelar lo que allí permaneció durante siglos y que solo en su momento debió ser descubierto. Esas son las nuevas redes petroleras venezolanas.