Balance de los gobiernos iniciados en el 2003. Crecimiento económico y social pero con tendencia al amesetamiento. Causas principales. Oligopolización y extranjerización económica. Industria ensambladora. Necesidad objetiva de profundizar el modelo para continuar un crecimiento con inclusión social.
Estamos en un año electoral muy particular, ya que de todas maneras habrá un nuevo gobierno en el país, aun cuando ganara las elecciones el Frente para la Victoria. Es tiempo entonces de analizar cuáles han sido los logros del kirchnerismo y cuáles los desafíos para el próximo gobierno, vistos desde el ángulo del interés de los sectores populares.
En artículos anteriores he analizado logros y limitaciones de los gobiernos iniciados en el 2003 y al final de este trabajo indico los enlaces correspondientes por si el lector desea consultarlos.
Para este artículo he configurado un cuadro estadístico con indicadores económicos y sociales intentando cuantificar algunos de los logros de los gobiernos kirchneristas y también algunas de las consecuencias del choque de las políticas aplicadas con la estructura económica de un país capitalista oligopolizado y dependiente como el nuestro. Se puede acceder al mismo mediante el siguiente enlace:
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Crecimiento pero con amesetamiento:
En lo económico se observan índices de crecimiento importantes al cabo de casi 12 años de gobiernos K, tales como en actividad económica general +93,74%, industria +67,25% y construcción +149,35%.
Pero simultáneamente se ve una tendencia al amesetamiento de la economía, ya que los índices de crecimiento se han ido reduciendo en el tiempo. Así, tomando la evolución durante los gobiernos de Nestor Kirchner, el primero de Cristina y el segundo de Cristina (hasta los últimos datos disponibles en este caso), la evolución anual de la economía fue de +8,55%, +5,8% y +1,87%, de la industria +9,2%, +5,59% y -3,22% y de la construcción +16,64%, +4,26% y +1,28%, respectivamente.
A su vez esto se acompaña con una tendencia al crecimiento de la inflación anual, siendo para los tres gobiernos +9,16%, +20,79% y +22,30%, respectivamente. (1)
En lo social se observa también una mejora significativa de los índices durante los casi 12 años de gobierno K, con la reducción (relativa porcentual) de la relación de ingresos de hogares (decil más rico/decil más pobre) -52,82%, desocupación -65,20%, subocupación -57,06%, pobreza -70,19% e indigencia -81,59%.
Pero también aquí se ve la tendencia al amesetamiento de la mejora social durante los tres gobiernos K, siendo la variación de la relación de ingresos de hogares (decil más rico/decil más pobre) -33,53%, -20,68% y -12,40%, de la desocupación -52,82%, -15,48% y 0% y de la subocupación -53,67%, -9,76% y +2,70%, respectivamente. La excepción es el salario nivel general con un crecimiento mayor en el 2º gobierno de Cristina, respecto de su 1er gobierno, aunque mucho menor que en el período Nestor: +34,35%, +9,35% y +15,22% respectivamente para los tres gobiernos.
Las causas de los problemas:
La cuestión que se plantea es cuales son las causas de esta dicotomía de un crecimiento cada vez menor de los índices económicos y sociales con una inflación que fue creciendo y que se mantiene en niveles muy altos para una economía con tendencia al estancamiento, e incluso recesión en la industria, y consecuentemente con amesetamiento en la inclusión social.
Observando el cuadro de evolución de los índices económicos, podemos ver que la etapa de fuerte crecimiento estuvo acompañada con un también fuerte aumento de las exportaciones y que durante el segundo gobierno de Cristina, cuando se acentúan los problemas de crecimiento económico-social, hay también una caída de las exportaciones. Viento a favor externo durante los dos primeros gobiernos y viento en contra externo durante el tercero.
Sin duda que las exportaciones influyen significativamente en la actividad económica. Según datos del Banco Mundial y elaboración propia, en Argentina, las exportaciones como % promedio del PBI en el período 2010 – 2013 fueron del 16,4%. Pero esto no alcanza para explicar ni el notable auge económico de los primeros años ni la fuerte desaceleración y tendencia al estancamiento posterior.
Como lo he manifestado en artículos anteriores, creo que nuestro país tiene problemas estructurales que provocan consecuencias muy negativas para el funcionamiento económico y social. Particularmente nos referimos al grado de oligopolización y extranjerización de la economía y al tipo de industria predominantemente ensambladora, con insuficiente integración nacional.
En cuanto a la oligopolización y extranjerización, es un fenómeno que se ha venido acrecentando, como lo señala Pablo Manzanelli en un reportaje en Página 12 del 25/07/2014: “Concretamente, las 200 empresas más grandes pasaron de representar del 16 al 28 por ciento del valor de producción nacional entre 1993 y 2010, lo que arroja un aumento del 75 por ciento en el grado de concentración.” A su vez Manzanelli agrega que “…de las 56 empresas extranjeras que integraban la cúpula de las 200 más grandes a comienzos de la década del noventa, se llegó a 92 en 2001. Y lejos de revertirse este fenómeno, se acentuó en la posconvertibilidad, a punto tal que en 2010 cerca de 115 firmas de las 200 más grandes del país estaban controladas por inversores foráneos.”.
Podemos también mencionar que según la Encuesta Nacional a Grandes Empresas (ENGE) del INDEC, para el año 2013, de entre las 500 grandes empresas del país las 100 de mayor tamaño explican el 67,7% del valor agregado, en tanto que las 50 mayores lo hacen con el 52,0 % y 4 de ellas con el 14,0%. Según ese informe, el 77,6% del valor de la producción correspondió a empresas con participación extranjera.
Esta oligopòlización se da sobre todo en bienes y servicios que ingresan en la producción de los demás bienes y servicios. Hablamos de acero, aluminio, cemento, embases de vidrio, petroquímica, plásticos, papel, alimentos, comercialización en cadenas de supermercados, comercio exterior, propiedad de la tierra cultivable y otros. Esto hace que en la fijación de precios no rijan las leyes de la libre competencia sino la ley monopolista lo cual, ante una demanda solvente como la impulsada sobre todo por las políticas gubernamentales de inclusión social y obra pública, provoca que los grupos oligopólicos aumenten permanentemente sus precios por encima del aumento real de costos para obtener así ganancias extraordinarias.
Según resultados de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas del INDEC y elaboración propia, las utilidades en pesos corrientes de las 500 empresas más grandes del país entre 2003 y 2013 crecieron un 717,81%, mientras que la inflación entre el 12/2003 y el 12/2013 fue del 567,74% (calculada según lo explicado en el cuadro estadístico incluido en este artículo). La sistemática suba de precios de los sectores más concentrados, para impulsar el crecimiento de las utilidades, empujó la inflación y además las utilidades fueron claramente superiores a la misma.
Por otro lado, las empresas extranjeras tienden a girar a sus casas matrices las utilidades, en lugar de reinvertirlas en el país, lo que genera el doble problema de restarlas al crecimiento económico y generar escases de divisas.
En cuanto al tema de la industria de tipo ensamblador, sobre todo la automotriz y la electrónica, el problema es que en general importan los componentes, los ensamblan localmente y una parte sustancial de su producción se vende en el mercado interno, por lo cual es una actividad que consume muchas más divisas extranjeras que las que genera, provocando escases de divisas.
Según un trabajo publicado por el Dr. Héctor G. D’Agostino, utilizando datos del INDEC y del FIDE (2), desde el 2003 al 2011 la balanza comercial de la industria, en millones de dólares, pasó de un saldo positivo de +2.963,5 a uno negativo de -26.684.
Profundizar las políticas iniciadas en el 2003:
Los problemas estructurales descriptos producen serias consecuencias negativas como alta inflación y escases de divisas y le ponen frenos al crecimiento económico y a la inclusión social. Pero la solución es de carácter político ya que hay que enfrentar poderosos intereses oligopólicos, la mayoría transnacionales, por lo que para hacerlo se requiere de una fuerte relación de fuerzas favorable a los sectores populares y gobiernos progresistas que los representan.
Si se quisiera resolver el problema de fondo de la oligopolización y extranjerización de la economía, problema común a todos los países capitalistas por otro lado, habría que pasar ese sector a formas de propiedad social (estatal y cooperativa), con lo cual la sociedad resultante tendría aun formas capitalistas pero esencialmente ya no tendría carácter capitalista, sino que estaría en una etapa primaria de socialismo. Pero para esto se necesitaría de un grado de conciencia y organización de los sectores populares cualitativamente mucho más elevado que el actual.
Sin embargo, los gobiernos K han encarado algunas medidas audaces, en defensa del interés nacional y de los sectores populares, tales como la estatización de las AFJP y del 51% de YPF, además de la reestructuración de la deuda externa, la independencia respecto del FMI y el no al ALCA, demostrando que cuando hay voluntad política se pueden afectar intereses muy poderosos y conseguir fuerte apoyo popular para esas medidas.
La estatización de las AFJP permitió ahorrar las fuertes ganancias que quedaban en manos de los sectores financieros privados y recuperar la gestión de los fondos disponibles para impulsar la inclusión social y el desarrollo económico. La estatización del 51 % de YPF permitió detener la sangría del giro de utilidades al exterior en parte de la tan importante actividad hidrocarburífera y reinvertir ganancias en el sector, con el consiguiente crecimiento en la producción y en las reservas de hidrocarburos de YPF.
Aun en el marco de la estructura económica actual hay otras cosas que se podrían hacer, como por ejemplo:
-Enfrentar el problema inflacionario convocando a un acuerdo económico-social entre el Estado, la patronal y los trabajadores, movilizando a las organizaciones gremiales, de defensa del consumidor y sociopolíticas, para que participen en el control de los acuerdos, para ponerle coto al aumento de precios especulativo de los sectores más concentrados.
-Rescindir las concesiones a las empresas privadas en el resto de la actividad hidrocarburífera y pasárselas a YPF, dado que los privados no están invirtiendo lo necesario y la producción y reservas en el sector privado sigue disminuyendo.
-El Estado podría intervenir en el comercio exterior de productos agropecuarios y agroindustriales, tal vez asociado con las empresas cooperativas que actúan en esa actividad y mejorar así el ingreso de divisas e impuestos en ese sector, ya que las empresas transnacionales que lo controlan hacen todo tipo de maniobras de triangulación y subfacturación en las exportaciones para obtener así ganancias extraordinarias en perjuicio del país.
-Se debería y podría cambiar las leyes de capitales, de entidades financieras, de impuestos, de minería, entre otras, para darles mayor carácter nacional y progresista.
-En cuanto a la industria, habría que ahondar la intervención del Estado para impulsar la sustitución de importaciones, sobre todo en sectores como el automotriz y el electrónico, entre otras cosas creando clusters de PYMES para ese fin, con el apoyo financiero y tecnológico estatal.
-Asimismo habría que persistir en el esfuerzo de integración latinoamericana, especialmente en el MERCOSUR, tratando de coordinar medidas a escala regional para enfrentar problemas tales como la oligopolización y extranjerización de la economía, común a todos los países de la región y trabajar conjuntamente, particularmente con Brasil, para el desarrollo industrial con alto valor agregado e integración regional.
La cuestión de fondo es que si se quiere retomar un crecimiento económico medianamente significativo, con una idustrialización más integrada y un acrecentado impulso a la inclusión social, no queda otro camino que el de profundizar las políticas progresistas iniciadas en el 2003, convocando y a la vez basándose en la organización y movilización popular, para lo cual el movimiento sociopolítico que embrionariamente constituye “Unidos y Organizados” además de otros sectores del Frente para la Victoria y del sindicalismo que apoyan al gobierno iniciado en el 2003, dan ya una base importante.
En tal sentido, es oportuno recordar las palabras de Cristina en la plaza del 25 de Mayo último: “Es que no se trata de irse o de quedarse, quiero que lo entiendan, este es un proyecto colectivo, no puede depender de una sola persona, depende de ustedes para que sea ejecutado, profundizado y llevado adelante”
Efectivamente, el solo mantenimiento de lo logrado hasta ahora conduciría al estancamiento, luego al retroceso y finalmente a la derrota.
Notas:
(1) Los valores de inflación correspondientes a los dos gobiernos de Cristina pueden parecer bajos, comparando con los publicados por consultoras privadas, pero después del desbarajuste creado por los gobiernos K desde el 2007 con el INDEC, he tratado de resolver el problema tomado los índices del INDEC hasta Diciembre del 2006, luego los de la provincia de Santa Fe (por su importancia económica y demográfica entre las que medían inflación y por tener gobierno opositor al nacional) hasta Diciembre del 2013 (en que dejó de publicar ese índice), luego los del CIFRA (CTA Yasky) para el 2014 y finalmente el nuevo IPCnu del INDEC desde el 1/01/15.
(2) Héctor G. D’Agostino, balanza comercial de la industria: http://www.cpcesfe2.net/_
Carlos Mendoza, ingeniero, especializado en temas de economía política, escritor, miembro de la Comisión de Economía y del Consejo Editorial de Tesis 11.