M.H.: En comunicación con Ricardo Antunes desde la ciudad de Campinas, San Pablo, Brasil. Ricardo, la semana pasada Dilma Rousseff adoptó una serie de recortes del orden de los 69.9 billones de reales en diversas áreas, de los cuales 63.3 billones se destinarán al pago de compromisos con los banqueros. ¿Qué nos podés comentar al respecto?
R.A.: La principal tragedia de la política económica brasilera es que la mayor parte de su presupuesto está destinado a pagar la deuda pública. El sector público ante esto está sufriendo profundos cortes para garantizar el superávit primario y la alta tasa de intereses de las ganancias de los bancos. En un programa anterior dije que cuando Dilma eligió como Ministro de Economía y Hacienda a Joaquim Levy, un hombre de los bancos, una de sus tareas principales era preservar las altas tasas de interés. Consecuentemente, hoy en Brasil hay cortes en la educación, el sistema universitario público y federal está paralizado, porque no hay dinero para pagar a los trabajadores de la limpieza, por ejemplo. Los rectores de las universidades están recibiendo un 30% menos de lo que deberían. Todo esto sucede porque las ganancias de los bancos son enormes. Para que se den una idea, en el primer trimestre el Itaú, el Banco de Brasil y Bradesco sumaron más de 5.000 millones de reales cada uno. Esta es la política económica del PT que ya llevaba adelante Lula durante el período de expansión económica. Ahora esta política está siendo implementada en un período de retracción económica tras una situación mucho más crítica para la vida de la población trabajadora brasileña.
M.H.: En este contexto las centrales sindicales convocan a un paro nacional. ¿Cuáles son las características de este paro? ¿Algunos de los puntos que me estás comentando son eje del llamado?
R.A.: Sí, el paro nacional tiene algunas causas fundamentales, la más general son las medidas económicas del gobierno de Dilma. Están cortando los seguros de desempleo, el abono salarial y otras pequeñas e importantes conquistas que el movimiento de los trabajadores brasileños conquistó en las últimas décadas.
Hay un segundo punto, que tiene que ver con un Proyecto de Ley que ya está en el Congreso y ahora en el Senado, la 4.330, que es una tragedia porque avala la tercerización completa de todas las actividades en Brasil. Significaría que todas las actividades se pudieran subcontratar, inclusive las actividades del sector público.
Yo diría que la huelga de mañana, abrazada por varias centrales sindicales, es una paralización que implica a todos los sindicatos con algún compromiso por mínimo que sea, con lo que los trabajadores y las trabajadoras necesitan, contra el conjunto de medidas de ajuste, contra la precarización del trabajo y contra los intereses y el lucro de los bancos y la alta burguesía brasileña.
M.H.: Observé que la convocatoria a la huelga por parte de la CUT desliza de alguna manera la defensa de la victoriosa agenda de la presidenta Dilma. Por esto te insistía en el carácter de la huelga, inclusive observé que algunas centrales, como el caso de CONLUTAS, si bien llama a participar de la huelga no suscribe el llamamiento de la CUT.
R.A.: Exactamente, hay muchas centrales sindicales que adhieren al paro, la CONLUTAS y la CUT, entre otras, pero el énfasis es particular en cada una de estas centrales. Para CONLUTAS la principal lucha es contra la flexibilización, la subcontratación y el Proyecto de Ley 4.330 que ya fue aprobado en la Cámara de Diputados, si lo hace el Senado pasa a esperar la del Ejecutivo y en ese caso significaría una regresión hacia la esclavización del trabajo en Brasil.
Hoy tenemos más de 13 millones de hombres y mujeres en situaciones de precariedad laboral absoluta, que no están sindicalizados. Entonces, CONLUTAS lucha contra la tercerización del trabajo y contra las políticas económicas del gobierno de Dilma desde un claro lugar de oposición. La CUT es diferente, porque apoya al gobierno pero vive un momento muy difícil porque si apoya el proyecto de ajuste fiscal, su parte obrera y asalariada va a perder mucho, entonces está participando activamente de la huelga, pero sin manifestarse en oposición al gobierno. Igualmente confronta posiciones del ministro Levy, intentando hacer que Dilma cambie su política económica. Por lo tanto, es una huelga con una postura de crítica interna.
M.H.: Para presionar al gobierno.
R.A.: Exactamente. Es muy heterogénea la convocatoria. Lo común en todos los movimientos sociales y sindicales que participan de la huelga, por ejemplo, es combatir las medidas del gobierno que aumentan las condiciones para la obtención del seguro de desempleo que fue aprobada esta semana.
Otra lucha es contra la medida provisoria que disminuye el abono salarial, que es un derecho que los trabajadores pueden retirar en situaciones particulares. Son medidas muy importantes en defensa de los y las trabajadorxs en situación de crisis. Todas las centrales están en contra de esas políticas, que son claramente a favor de los sectores financieras, solo que algunos lo hacen desde un apoyo crítico como la CUT y otros desde una oposición más abierta como CONLUTAS. Tienen grandes diferencias aunque un objetivo común más inmediato.