No tengo objeciones a que el gobierno bolivariano se reúna con el de los Estados Unidos en busca del restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Eso será siempre una necesidad de todo gobierno, por más revolucionario que sea, mientras existamos en este mundo globalizado. Pero si es necesario valorar en su justo término la reciente y sorprendente reunión de Haití entre Diosdado Cabello y Thomas Shannon.

A lo largo de lo que va de 2015 el gobierno de Nicolás Maduro se ha afincado en su postura antiimperialista, denunciando los decretos injerencistas que el gobierno de Obama tomó contra Venezuela en diciembre 2014 y marzo del presente año. Esta estrategia política ha constituido su parte fuerte para repolarizar a su favor en un año electoral. La Cumbre de las Américas celebrada en Panamá el pasado mes de abril sirvió para unificar un considerable respaldo interno e internacional que denunció el decreto imperialista de Obama y defendió la soberanía y autodeterminación del pueblo venezolano que ha decidido llevar adelante un proceso revolucionario. Acompañamos al presidente Maduro en esta denuncia, y cerramos filas en ese momento en defensa de la soberanía nacional de la patria de Bolívar.

La arremetida imperialista alcanzó su clímax más reciente cuando en el mes de mayo los diarios norteamericanos Wall Street Journal y New York Times publicaron sendas informaciones donde acusan a Diosdado Cabello y otros integrantes del gobierno bolivariano de ser miembros de una red de narcotráfico y lavado de dinero que actúa a la sombra del poder en Venezuela. Estas mismas acusaciones ya antes las habían publicado diarios españoles, ABC y El País, y replicados por varios diarios caraqueños, los cuales fueron demandados por Cabello o por lo menos anunció su disposición de demandarlos dentro y fuera del país por difamación.

El mismo Cabello acusó a «un importante sector del imperialismo norteamericano» de estar detrás de todos estos ataques contra su persona y otros miembros del gobierno chavista (ver: http://50noticias.com/2015/05/diosdado-cabello-sobre-sus-acusaciones-teme-que-las-crean-sectores-chavistas-y-lo-entreguen/). La primera pregunta que me hago es ¿cómo ubica Cabello a Shannon?: ¿estará dentro de ese «importante sector del imperialismo» yanqui que conspira para derrocar al gobierno bolivariano?

Dificulto que Shannon sea un personaje que actúe por su cuenta. Dificulto también que el imperialismo gringo tenga una faceta buena y una mala. Algo así como el policía bueno y el policía malo de la vieja estrategia que la Disip-Digepol-Sifa-Dim nos aplicaban a los revolucionarios. Uno que torturaba y otro que aconsejaba, uno que aconsejaba y el otro que torturaba.

No creo que Diosdado haya ido a Haití a escucharle consejos a Shannon. Pero si tengo claro que fue una reunión buscada por el propio Cabello, y que su inicial viaje a Brasil tenía por objetivo solicitar que Lula y Dilma sirvieran de mediadores para cuadrar la reunión posteriormente realizada en la isla caribeña.

Todo esto no lo veo mal, como dije al comienzo de este artículo. Pero es interesante ver esta conducta «negociadora» y «aperturista» de parte de un personaje cuya personalidad que proyecta ante la sociedad venezolana es la de un radicalismo simplón y vertical, no muy ideológico por cierto, con un mazo de trucutú en la mano y amenazando permanentemente no sólo a la derecha fascista, sino a los sectores críticos que dentro del chavismo cuestionamos los no pocos errores que han generado la profunda crisis económica que atravesamos.

Luego de ver tantas estridencias antiimperialistas en estos primeros meses del 2015, resulta paradójico que todo termine en un abrazo afectuoso y sonriente con el mismísimo representante del imperio que encabeza Obama. Ya algo de esto se veía venir cuando Cabello no amenazó con demandar a los periódicos neoyorquinos, tal como sí lo había hecho con los diarios madrileños que habían publicado antes la misma noticia. Parece que el radicalismo verbal varía de acuerdo al contrincante que se tiene delante. Parece que los diarios españoles no son tan poderosos como para que merezcan una mediación lulista y un abrazo sonriente con Shannon.

Ya en el programa cuyo link mencionamos antes, Cabello había moderado considerablemente su discurso ante las acusaciones que ahora eran hechas directamente por representantes casi oficiales del imperio yanqui, y no por subalternos tercermundistas o de países considerados de segunda en la Unión Europea. La estridencia antiimperialista se esfumaba en un discurso muy moderado, en el cual concluye que recurrirá a los tribunales para solicitar las investigaciones pertinentes y demostrar la falsedad de las acusaciones en su contra. Muy digno de señalar la negativa de Cabello a actuar como lo hubieran hechos «los adecos y copeyanos», al mandar a caerle a cabillazos a los difamadores (supongo que en el abrazo a Shannon no le pasó por la mente esa imagen).

Para concluir estas reflexiones, yo particularmente sugiero a Diosdado Cabello y Nicolás Maduro que esa apertura negociadora que tienen hacia el principal enemigo de esta revolución, y que es el enemigo declarado de todos los pueblos del mundo que luchan por su soberanía política, económica y sociocultural, la tengan hacia los sectores revolucionarios que como Marea Socialista hemos venido proponiendo una serie de medidas rectificadoras de la gestión gubernamental, inspiradas en el Golpe de Timón que ordenara como legado el presidente Chávez el 20 de octubre de 2012.

Nadie entenderá jamás, y no existe justificación posible, que el gobierno valore como justa la reunión con Shannon, y al mismo tiempo se intente justificar las patadas constantes que se lanzan contra Marea Socialista y algunos otros sectores que somos revolucionarios fuera de toda duda. Ya antes se aplicó la misma receta con John Kerry en diciembre de 2013, recordemos el abrazo afable y la sonrisa de oreja a oreja que tenía Jaua al abrazar a Kerry (http://2.bp.blogspot.com/-_4EBGUmnsHo/Ub36B9vRsHI/AAAAAAAABvg/5b7iY_dQi1k/s1600/kerryJaua_980x600_afp.jpg). El resultado de esas gestiones no tardó en manifestarse en febrero de 2014 con la conspiración montada en torno a la guarimba, la cual buscaba de una manera explícita el derrocamiento de Maduro.

Esperemos que el resultado de estas nuevas gestiones de Cabello ante Shannon no termine en otra conspiración parecida a la guarimba de 2014. Habrá que ponerse alerta, pues el imperio no da puntada sin dedal, como dice el viejo refrán.

Por cierto, siempre me he preguntado: ¿Quién pagará los abogados y los costos procesales de las demandas contra los diarios que difamaron a Cabello? ¿Lo hará el propio Cabello con sus ingresos patrimoniales? ¿O lo hará el estado venezolano? Quisiera respuestas a este respecto.

Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 15 de junio de 2015