Julio Escalona
La dolarización como continuación de la guerra por otros medios
Como sabemos todas estas medidas antinacionales se impulsan creando un clima político y psicológico favorable que consiste en debilitar al extremo los mecanismos y dinamismos de la conciencia nacional y crear la idea de que esa es la salvación o por lo menos, el mal menor ante los desatinos económicos del «chavismo». Una aureola científica y académica es importante, como principio de autoridad, para doblegar la voluntad de la población. Es una especie de terrorismo académico como auxiliar fundamental de los centros de poder imperial. No es ningún ataque a la academia, sino a los sectores que utilizan los conocimientos académicos como elemento de chantaje. Esto es muy conveniente para las fuerzas que se han propuesto derrocar al proceso bolivariano.
La dolarización es inconstitucional y es parte del proceso de recolonización del continente
Como lo saben bien los que proponen la dolarización de la economía venezolana, un aspecto medular del Art. 318 constitucional es: «La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el Bolívar. En caso de que se instituya una moneda común en el marco de la integración latinoamericana y caribeña, podrá adoptarse la moneda que sea objeto de un tratado que suscriba la República.» Es decir, un tratado que deberá ser discutido y aprobado por la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela como resultado de una moneda común que surja en el marco de la integración latinocaribeña.
Parece que para llegar a la propuesta de la dolarización, primero hay que modificar la relación de fuerzas existente hoy en nuestro continente y por supuesto, modificar la que existe en la sociedad venezolana. Aun cuando el imperio está trabajando muy activamente por lograr estos objetivos, el camino, como lo demostró la reciente Cumbre de las Américas en Panamá, no es fácil. Por eso, conquistar la mayoría en la Asamblea Nacional de nuestra patria venezolana y acelerar el derrocamiento del gobierno bolivariano es una condición para recolonizar la región latinocaribeña y debilitar la región desde donde se expanden focos de rebelión hacia el resto del mundo.
Proponer la dolarización de la economía venezolana implica reformar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, lo que obviamente requiere un proceso más o menos prolongado. Por lo tanto, dada la urgencia con la que lo están planteando, ello debe implicar un proceso extraconstitucional. Obviamente la dolarización forma parte del programa de los desestabilizadores y clarifica más su fuerte alineamiento con la política imperial y en particular con el gobierno de EEUU.
Un primer objetivo es continuar minando y profundizar la desconfianza en el bolívar y por tanto, favorecer la dolarización, de hecho, de la economía venezolana. A los especuladores, les conviene debilitar al bolívar e incrementar la fuga de divisas y la fuga de capitales. De hecho, en lo inmediato, forma parte del proceso de desestabilización.
Lo que dice el FMI y nuestras observaciones y conclusiones
Voy a citar al FMI por cuanto las afirmaciones que él hace, sus recomendaciones y conclusiones son, generalmente, la guía fundamental de los políticos, economistas, politólogos, etc. que se ubican en lo que convencionalmente se viene llamando la derecha, la centro derecha e incluso, eso que se denomina la centro izquierda.
Las ventajas son para la integración neoliberal
Tomaré como referencia un folleto publicado en la colección Temas de Economía 24, denominado Ventajas e inconvenientes de la plena dolarización, escrito por Amdrew Berg y Eduardo Borensztein, publicado por el Fondo Monetario Internacional, Washington, Diciembre 2000. Una afirmación de punto de partida es la siguiente:
El atractivo principal de la plena dolarización es que elimina el riesgo de devaluación fuerte o repentina del tipo de cambio del país. Esto puede llevar a que el país pague una prima de riesgo menor en sus empréstitos internacionales. Las economías dolarizadas quizá gocen de un nivel de confianza más elevado entre los inversores internacionales, tasas de interés más bajas para el crédito internacional, menores costos fiscales y niveles más elevados de inversión y de crecimiento.
Como puede observarse las ventajas que el FMI señala son ventajas vinculadas a la integración y articulación de la economía nacional con la economía mundial, es decir, a la globalización neoliberal, por lo tanto al atractivo que puede ofrecer a «los inversores internacionales». La otra «ventaja» se deriva de la pérdida de soberanía monetaria: «elimina el riesgo de devaluación fuerte o repentina del tipo de cambio del país». Obviamente quien puede devaluar, revaluar, estabilizar… es el gobierno de EEUU o los movimientos especulativos que se realicen tanto en el mercado de EEUU y/o en el mercado mundial ¡Tremenda ventaja!
«Ventaja» que se deriva, precisamente, de que no podemos emitir dólares pues esta es una potestad de las autoridades monetarias de EEUU, que lo hacen de acuerdo con sus políticas particulares y los objetivos de EEUU como potencia mundial a los que por supuesto quedaríamos sometidos.
Es contraria al desarrollo «desde dentro» como lo propuso el Presidente Chávez
Ahora, si el país se plantea un modelo de desarrollo «desde dentro», fundado en la soberanía y la independencia, entonces debemos decir que la dolarización y en general, cualquier propuesta o circunstancia en la que perdamos la soberanía monetaria y/o nos obligue a contratar créditos con la banca internacional, lo que generalmente requiere el aval del FMI y la aceptación de las condicionalidades que este organismo suele colocar, nos pone en el camino del desarrollo «desde fuera», es decir, un desarrollo condicionado por el capital internacional.
A esto puede conducirnos no sólo la dolarización, sino también la existencia de vulnerabilidades tales como problemas con las reservas internacionales, déficit fiscal, fuga de capitales, alta inflación, devaluación constante del bolívar, escasez de productos básicos,… propios del modelo de desarrollo basado en el capital bancario y comercial, que se enriquece con las importaciones, las devaluaciones, la fuga de capitales y es contrario al desarrollo de una economía productiva.
En Venezuela esta ha sido la consecuencia inevitable del Modelo Petrolero Transnacional, que se impone entre nosotros desde el momento en que Juan Vicente Gómez derrocó a Cipriano Castro (ver mi trabajo La Petrolia del Táchira y el Modelo Petrolero impuesto por el Capital cuando Juan Vicente Gómez derrocó a Cipriano Castro, publicado tanto por Aporrea como por la página de la Red PatriaUrgente). Generalmente el resultado inevitable ha sido el endeudamiento y por esa vía, entre otras, la pérdida de soberanía.
Si ante los problemas económicos actuales tomamos el camino del endeudamiento con la banca internacional, a lo mejor tendríamos que decir, recordando un refrán de los marinos venezolanos: «tanto nadar para morir en la orilla». Significaría que el modelo petrolero que heredamos de Juan Vicente Gómez, sigue «vivito y coleando». Estoy seguro de que ese no es el camino por el que va a optar el presidente Maduro.
Venezuela tiene otras opciones. Como ya dije, tengo la convicción de que el presidente Maduro sabrá tomar los caminos que preserven nuestra soberanía. Un fundamento de esos caminos es no permitir que el capital gane en la mesa de negociaciones, lo que el pueblo venezolano ha derrotado en 18 elecciones, cuando el golpe de estado de abril de 2002, el paro petrolero de diciembre 2002 y enero 2003 y diversos combates defendiendo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el derecho a realizar cambios profundos de la sociedad venezolana, transitando por la senda de la paz y la no violencia.
La corrupción como un aspecto clave de la dominación imperial. La dolarización nos haría más subordinados
La corrupción como lo he señalado reiteradamente no sólo es un problema ético. Es uno de los componentes estructurales y sistémicos no sólo de la economía sino de la sociedad venezolana. Un proceso que se ha incorporado a la cultura y base de los «modos de vida imperiales». El control de cambios fue una necesidad impuesta por el para petrolero de diciembre de 2002 y enero de 2003. Sin embargo, se ha convertido en un problema en la medida en que no ha cumplido con el objetivo de frenar la fuga de capitales. Por el contrario, la transferencia al extranjero de $ 60.000, no es ajena a los procesos fraudulentos que se desarrollaron a través de Cadivi, lo que el presidente Maduro llamó el «cadivismo».
En la medida en que la trasferencia de renta petrolera hacia el capital privado de hecho, se ha convertido en un deber del Estado, se ha ido montando la olla de la corrupción. Esta olla se legitimó y perpetuó con la Corporación Venezolana de Fomento (CVF), que se convirtió en una fuente de corrupción de despilfarro de la renta petrolera y la fuente fundamental de los capitales acumulados por los grupos económicos de Venezuela. Carlos Andrés Pérez remató esa obra cuando lanzó el plan de la «Gran Venezuela» fundado en el masivo endeudamiento y la transferencia de renta petrolera a la burguesía y luego Caldera cuando enfrentó la crisis bancaria de los años 90, haciendo masivas transferencias de renta petrolera a los banqueros que habían estafado al país. En general, los recursos entregados a la CVF, luego por Carlos Andrés Perez, después por Caldera y en general por todos los presidentes de la Cuarta República, no fueron para construir una economía productiva sino para alimentar a la burguesía comercial y finaciera que han hecho negocios en los mercados internacionales y marginalmente han invertido en el país.
El incremento del precio de la gasolina por sí solo, si no vamos revolucionando el modelo petrolero, no nos librará de los males actuales
Soy partidario del incremento del precio de la gasolina y ratifico que es parte de una política para ganar las elecciones. Según la más reciente encuesta de Hinterlaces correspondiente a fines del mes de mayo, el descontento continúa creciendo. El incremento al precio de la gasolina es parte de una política para derrotar a las casas de cambio de la frontera, al llamado Dólar Today, uno de los aspectos más graves de la guerra económica que se libra desde la frontera. Por supuesto, esa no puede ser una medida aislada. Mientras la corrupción esté vivita y coleando, la guerra económica y la guerra en general, difícilmente pueden ser derrotadas.
La corrupción pues ha sido un mecanismo de trasferencia de capital público al capital privado. Lamentablemente, pese a los esfuerzos realizados, la Quina Republica no ha logrado transformar esta relación, pues ella requiere una profunda revolución no sólo en las relaciones económicas sino fundamentalmente en nuestra cultura transformando los «modos de vida imperiales» y las relaciones entre el Estado y la burguesía transnacional, que no podemos calificar de venezolana.
Muchos de los fracasos de las políticas económicas emprendidas tienen que ver con la naturaleza de la relación entre el Estado y la burguesía transnacional y con el papel que la corrupción como mecanismo de transferencia de capital público al capital privado. Mientras no se toquen estos problemas de fondo, otros temas como el precio de la gasolina y la unificación del tipo de cambio, pese a la relevancia que tienen y las medidas que deban tomarse, no nos librarán por sí solas de los males que estamos viviendo. Probablemente estos se reproducirían.
No es deber del Estado transferir renta petrolera a la burguesía transnacional. Esa es una de las trampas que nos puede conducir a la dolarización
Este mito tiene que ser destruido. Que la burguesía invierta. El capital internacional está invirtiendo en Cuba y no existe en este país hermano un mecanismo similar a la renta petrolera como un regalo que se les esté dando como incentivo para la inversión. Hay una negociación entre iguales, entre el capital y un Estado soberano.
Esa es la relación que hay que establecer en Venezuela. Nada de créditos preferenciales, nada de dólares preferenciales, no, que corran los riesgos que tengan que correr como cualquier empresario capitalista y el Estado establecerá reglas de juego claras y transparentes de obligatorio cumplimiento para todas las partes.
Mientras se avanza hacia otro tipo de relación y sobre la base de reglas de juego claras y transparentes, propongo las siguientes normas para negociar con el capital privado:
1) Ni un dólar más para la burguesía que no esté claramente establecido bajo compromiso de fiel cumplimiento sobre: garantías sólidas de que va a ser gastado con fines productivos y nunca para fines especulativos; demostración de por qué necesita dólares del Estado y por qué no los cubre con sus propios dólares; por qué y para qué los solicita, en qué los va a gastar y cómo; una clara programación de la inversión productiva que va a realizar; una estimación del volumen de producción que va a generar y en cuanto tiempo y en qué cantidad y calidad esa producción entrará al mercado nacional o para las exportaciones que se hayan programado.
Es decir, el Estado debe aplicar las mismas reglas, incluso, más extremas que las que aplican los bancos privados para otorgar un crédito, pues no es deber del Estado conceder transferencias de renta petrolera al sector privado.
2) Los dólares que se entreguen tendrán el carácter de crédito con las necesarias garantías de que serán devueltos al Estado bajo cualquier circunstancia.
3) Se establecerá una ley especial para penalizar las violaciones de esos compromisos con obligación de la devolución al Estado de los dólares entregados con los intereses correspondientes.
4) Establecer como condición la necesidad de un estudio previo que demuestra la necesidad de que el préstamo deba ser entregado en dólares y no como una contrapartida en bolívares de los dólares, propiedad del solicitante, que este deba utilizar para una determinada transacción. Es decir, el Estado no está obligado a entregar dólares, sino una equivalente contrapartida en bolívares, salvo que se demuestre lo contrario, es decir, la necesidad de entregarlo en dólares.
5) Más que entrega de dólares a las que el Estado no está obligado, la negociación debe estar centrada en el establecimiento de las reglas de juego. La rebatiña de dólares debe terminarse.
Ya los empresarios han acumulado suficiente capital apropiándose de la renta petrolera. Ahora que arriesguen su capital. Con seguridad habrá empresarios interesados en invertir en Venezuela.
Continúan los voceros del FMI
Veamos lo que continúan señalando los mencionados voceros del FMI:
La característica principal de la dolarización es que es de tipo permanente, o casi.
Es decir, no se trata de que dolarizamos hoy y dentro de dos años nos retiremos y asumimos de nuevo el bolívar. Una vez que nos colocamos esos grillos, no podemos luego quitárnoslos como quien se quita un par de zapatos.
Los países que no dispongan de suficientes reservas sobre el exterior para comprar la moneda nacional y dolarizar, enfrentarían costos indirectos adicionales para poder efectuar la operación inicial de compra.
Para retirar la moneda nacional hay que comprarla a sus tenedores (el público, los depósitos de los bancos) y entregarle dólares. Obviamente el Banco Central de Venezuela no puede emitir dólares para comprar bolívares., por lo que esta operación depende del volumen de las reservas que se mantengan en dólares.
Así continúan los comentarios del texto citado:
Un argumento poderoso, aunque también a largo plazo, a favor de la dolarización legal es que facilita la integración económica con el resto del mundo y hace más difícil aislar al sistema financiero nacional. Puede que la dolarización establezca una base firme para la solidez del sector financiero y de esta manera fomente un crecimiento económico fuerte y sostenido. Se aduce que la dolarización se percibirá como un cambio institucional irreversible hacia condiciones de baja inflación, responsabilidad fiscal y transparencia. Es más, puede que la dolarización contribuya a una mayor integración económica de lo que sería posible con Estados Unidos… (Es decir, una mayor subordinación a la economía y a los intereses estratégicos de EEUU y la probable muerte de la soberanía nacional, NN)
El gobierno pierde cierta capacidad para reaccionar ante una retirada súbita de depósitos bancarios en el sistema. En caso de pérdida generalizada de confianza, las autoridades no podrían garantizar la totalidad del sistema de pagos ni respaldar completamente los depósitos bancarios.
En definitiva, la capacidad de imprimir dinero si hace falta es lo que permite que un banco central garantice sin fisuras que se satisfará plenamente todo derecho monetario (en moneda nacional) en cualquier circunstancia. Si la capacidad de imprimir dinero desaparece, surgen limitaciones en la función de prestamista de última instancia. Un país con una economía plenamente dolarizada que ya haya gastado sus reservas en divisas para rescatar la masa de moneda nacional podría muy bien carecer de recursos que le permitan reaccionar.
Desde el punto de vista económico, el derecho a emitir la moneda del país otorga al gobierno unos ingresos de señoreaje, que aparecen como utilidades del banco central y que se transfieren al gobierno. Ese ingreso lo perderían los países que dolaricen y lo recibiría Estados Unidos a menos que consintiera en compartirlo.
El país que dolarice su economía cederá toda posibilidad de tener una política monetaria y cambiaria autónoma, comprendido el recurso al crédito del banco central para facilitar liquidez al sistema bancario en situaciones de dificultad.
Esta argumentación está referida a la dolarización plena, es decir, a la dolarización asumida oficialmente como Ley de la República. El problema es que la economía venezolana de hecho se ha ido dolarizando en la medida que el bolívar ha ido perdiendo su significado como medio de pago, unidad de cuenta y reserva de valor. La inflación, los procesos especulativos contra el bolívar y la economía venezolana y muy especialmente, los fracasos en construir una economía productiva que sustente el valor de nuestra moneda, han sido factores claves en la depreciación y devaluación de nuestra moneda.
El factor decisivo, a mi entender, ha sido la sobrevivencia de un modelo petrolero que durante la Cuarta República condujo a debilitar (incluso a destruir) la producción no petrolera, al endeudamiento, al déficit fiscal, a problemas en la balanza de pagos, a la corrupción y a la depreciación y devaluación de nuestra moneda (ver mi trabajo sobre La Petrolia del Táchira y el Modelo Petrolero Impuesto por el Capital cuando Juan Vicente Gómez derrocó a Cipriano Castro, publicado por Aporrea y la página de la Red PatriaUrgente).
Los problemas de nuestra moneda no son sólo la expresión de problemas coyunturales sino también de profundos desequilibrios estructurales. En consecuencia, las soluciones deben trabajar simultáneamente los dos aspectos. Esto no es extraño, pues ello implica una profunda revolución no sólo en la economía sino también en las relaciones de poder, en la cultura, los patrones de consumo y producción, entre otros aspectos. Uno de los problemas de las revoluciones es que siempre ha sido y es más fácil, dejarse llevar por el camino de la tradición y la costumbre, uno de los núcleos duros de la dominación. La restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en otros países, ha tenido en el triunfo de la tradición y la costumbre una fuerza contrarrevolucionaria decisiva. Hay tradiciones y costumbres que es conveniente conservar, como las tradiciones solidarias y de trabajo colectivo. Otras como las fundadas en el individualismo, deben ser revolucionadas.
El peso de las tradiciones y costumbres reaccionarias tiene que ver particularmente con el hecho de que no se mueven sólo desde nuestras prácticas y reflexiones conscientes, sino fundamentalmente desde el inconsciente. Hace ya un buen tiempo sostuve, precisamente, que eso que se llama la formación de cuadros y militantes, no tiene que ver sólo con el desarrollo de la conciencia revolucionara sino de manera vital, con la revolución del inconsciente.
Las afirmaciones del FMI son claras: adiós a la cooperación Sur-Sur y a la geopolítica del Presidente Chávez
La extensa cita que hemos hecho establece una conclusión contundente:
El país que dolarice su economía cederá toda posibilidad de tener una política monetaria y cambiaria autónoma, comprendido el recurso al crédito del banco central para facilitar liquidez al sistema bancario en situaciones de dificultad.
Ahora debo recordar la afirmación con la los autores de este informe inician la exposición:
La característica principal de la dolarización es que es de tipo permanente, o casi.
Como ya señalé, no es como cambiarse de ropa. Es una subordinación casi perpetua. Como se dice, sin disparar un tiro, sin necesidad de «guarimbear», ganar elecciones, etc. estaría reduciendo a Venezuela a la situación de un país recolonizado. Adiós a los procesos de integración continental pujando contra la globalización neoliberal, a una moneda regional como el Sucre, al comercio justo intercambiando con monedas nacionales prescindiendo del dólar, a los sistemas de trueque, en fin, adiós a los principios de la Cooperación Sur-Sur y en general, a la geopolítica de la liberación que desarrolló el Presidente Chávez.